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20 de mayo de 2024
Julieta Cantos
Interconectividad II
Concatenando con el último artículo sobre la interconectividad, me voy a permitir comentar la experiencia vivida durante el viaje por carretera que realicé desde San Cristóbal a Caracas, en días pasados.
En primer lugar, reafirmo –una vez más- la opinión que expresé sobre el hecho cierto de que el trazado vial a nivel nacional es racional y adecuado, así como que las características geológicas de cada sector influyen directamente en la calidad y conservación del mismo. Esto hace que concretamente el Táchira sea complicado por la composición arcillosa de sus suelos, y por ende su mantenimiento necesariamente debe ser cotidiano, haciendo énfasis en la limpieza de sus cunetas, a fin de conservar el estado de las vías. Hay zonas en que se interrumpen los drenajes, ya sea por calzadas vaciadas sobre ellas –entiéndase entradas y salidas, que no dejan libre el curso del agua para darle continuidad al flujo-, o por amontonamiento de materiales, tierra y/o piedras. Aunque no se crea, esta interrupción es la que hace que el agua corra libremente y penetre al pavimento por debajo, y junto con el no apisonamiento correcto, es decir por una inadecuada compactación, produzca irregularidades en el pavimento, así la dosificación sea la correcta.
La vía desde San Cristóbal a Punta de Piedra, que es la carretera que transité correspondiente a nuestro estado, tenía fallas de borde y huecos menores, algunos de ellos presentes en la ida hacia Caracas pero ausentes en mi retorno, debido a la asistencia permanente de cuadrillas. Esto es plausible, pero mientras se ignore el mantenimiento constante de las cunetas o drenajes, estaremos convocando “caries de manera permanente” como cuando no se aplica la higiene bucal diaria. Esa es nuestra realidad. Difícil tarea por lo que implica en cuanto a la inversión en costos y tiempo. Lo cierto es que se me ha hecho más fácil y seguro manejar por esta vía, desde que se ha implementado en nuestro estado la recuperación de la misma, incluida la asistencia en los peajes.
Otros casos que me llamaron la atención, fueron los siguientes: 1. A la autopista José Antonio Páez se le recuperaron los separadores de concreto que actúan como islas centrales, así como la eliminación de las ondulaciones permanentes y desniveles que tenía a lo largo del trayecto desde Barinas a Acarigua. 2. En general, el estado de las vías luego de la autopista producía confianza para ser transitados por la ausencia de huecos. 3. La tapa del frasco fue la autopista previa a la llegada a Caracas: Sin huecos, drenajes perfectamente mantenidos, correctamente iluminada tanto en piso como en los laterales, delimitando el borde de precipicios en las zonas correspondientes. 4. Todos los peajes activos, mantenidos y con alternativas de pago eficientes y efectivas.
Desde la salida de San Cristóbal hasta mi llegada a Caracas, pude surtir gasolina cada vez que lo necesité, sin hacer colas, sin molestias, el personal en cada gasolinera atento y dispuesto. Estas pequeñas cosas generan alegría, porque facilitan el compromiso de ser productivo en lo que se hace.
Mi conclusión es que en momentos como los actuales de difícil economía en donde es vital el necesario incremento de la producción y mercadeo de esa producción, la interconectividad territorial es fundamental. Tenemos que apostar a invertir en aquellos sistemas que permitan facilitar la salida de los productos, el desplazamiento de la mano de obra, la accesibilidad a los puertos. Hay que priorizar la inversión en la movilización como apoyo a las actividades de todos los sectores: primario, secundario y terciario. El sistema ferroviario nacional es una necesidad que debe estar presente de manera prioritaria en cualquier plan de desarrollo nacional, así como el mantenimiento permanente de la infraestructura existente y de aquellos servicios que facilitan el funcionamiento de estas redes de interconexión. Lo cierto es que lo que percibí, en este viaje, apunta a una recuperación seria y sostenida de lo existente. Apostemos a delimitar claramente la jerarquización de inversiones para garantizar futuro.
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