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Regional
Recolecta por “El Carpintero de la Montaña” sábado y domingo en la 14 de Barrio Obrero
1 de febrero de 2018
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La Casa Hogar “El Carpintero de la Montaña” se muda este fin de semana, por dos días, a San Cristóbal, específicamente a la calle 14 con carreras 20 y 21 de Barrio Obrero, frente a la inmobiliaria Re/Max, para pedir ayuda de comida, ropa, artículos de limpieza y aseo personal, medicinas, hasta medias impares, porque sirven para abrigar, y todo lo que puedan donar, para que las 120 personas desamparadas, ancianos y niños que ahí hacen vida, tengan una mejor atención.
Se trata de una fundación del sector Los Pajuiles, en San José de Bolívar, municipio Francisco de Miranda, en donde conviven ancianos, niños desamparados y personas con discapacidad, cuidados por gente con gran corazón y entrega total, pero que requieren de donativos para lograr el propósito del padre Franco Lanza, su director: que los discapacitados y abandonados, quienes viven en la calle, consigan algo bello y vivan bien.
Así lo dijo el presbítero, quien fundó ese albergue hace 14 años, cuando fue ordenado por el obispo del Táchira, monseñor Mario del Valle Moronta Rodríguez, a quien respeta y saluda con mucho cariño, y le dieron los terrenos donde se encuentra la Casa Hogar.
Apuntó que en ese tiempo han crecido con el apoyo de la gente de buen corazón, tanto los laicos como comprometidos como los católicos en general y quienes no lo son, al punto que inició la obra con diez ancianos y ahora tiene 110 y 10 niños abandonados que estudian.
— Ahorita es una bendición, en esta casa damos abrigo y cuidado a ancianos y se ha logrado que niños abandonados se estén formando para que sean útiles al país, estudian bachillerato o primaria -dijo-.
Acompañado de Teresa Borrero, Leidy Gálviz y Camila García, colaboradoras del ente, informó que en ese centro tienen adultos mayores de toda Venezuela, del Táchira y Colombia, entre ellos 10 enfermos del Psiquiátrico de Peribeca que fueron abandonados y necesitan ayuda.
— Gracias a Dios, hay mucha generosidad del pueblo, laicos, católicos y no católicos apoyan la obra. Vengo a San Cristóbal porque es una ciudad generosa, misericordiosa, para que apoyen a la Casa Hogar con comida, detergentes, medicinas o lo que puedan, aunque sabemos que la crisis es para todos -añadió Lanza-, quien observó que la ropa que esté en buenas condiciones, e incluso medias sin par, por cuanto eso sirve para abrigar a los ancianos.
De allí que la gente de buen corazón del Táchira está invitada a la calle 14 de Barrio Obrero, frente a Re-Max, que es el centro de acopio de los donativos. “Estaremos allí, sábado y domingo, con algunos abuelos y niños, celebrando y esperando a tanta gente generosa que nos apoye, tendremos música, un inflable para los niños que nos visiten, y todo el día estaremos recogiendo comida para los abuelos y los niños con discapacidad”.
El padre Lanza, quien está aquejado de salud, expresó que es feliz como sacerdote misericordioso para los pobres. “Así quiero morir, sirviendo a los más necesitados. Le doy gracias a Dios porque me hizo sacerdote, me ha hecho un hombre servidor del Táchira, soy caraqueño, pero me enamoré del Táchira y aquí quiero morir. He pedido que, si llegase a fallecer, mis huesos sean enterrados en la capilla de la Casa Hogar, para que otros sigan la labor”.
Precisó que todos los días, para quienes allí están alojados, gastan: siete kilos de arroz, seis kilos de harina Pan, siete de pasta, un kilo de café, dos kilos de azúcar, tres panelas para la aguamiel que ameritan los ancianos, “porque San José es frío”, y una barra de queso, además de cinco kilos de carne.
Las colaboradoras informaron que casi no consumen proteína y aunque comen con más frecuencia carne de res, tienen un mes sin ver el pollo.
De allí que a la crisis que envuelve al país no escapa esta institución, que necesita de la solidaridad y buena voluntad de la población, una mano amiga que les regale artículos de cualquier tipo y en la cantidad que puedan, ya sea alimentos no perecederos, artículos de higiene personal, limpieza, medicamentos para hipertensos y anticonvulsivos, entre otros; así como ropa, calzado, cobijas, almohadas en buen estado, o cualquier otra cosa que consideren útil.
Marina Sandoval Villamizar
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