Sucesos

No menos de 20 personas se han quitado la vida en los últimos 90 días en Táchira

4 de noviembre de 2023

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La disfunción familiar y la inestabilidad financiera que viven jóvenes y adultos en la región, podrían ser los detonantes de la lamentable cifra de suicidios que se han registrado durante los últimos tres meses

Jhoana Suárez

No menos de 20 personas se han quitado la vida en Táchira durante el último trimestre; y al menos, el 40 por ciento de estas muertes, son de jóvenes entre 15 y 23 años de edad, lo que refiere un alto número de población joven que está atentando contra su vida.

La cifra que ha ido en constante aumento durante los últimos meses, ha dejado entrever que hay una evidente afectación de la salud mental de los tachirenses, que requiere atención inmediata. Solo durante el mes de octubre se contaron al menos 9 intentos de suicidios y 6 suicidios, tres de ellos de jóvenes entre 18 y 23 años de edad.

En el mes de septiembre, el Observatorio Venezolano de Violencia contó 10 muertes por lesiones autoinfligidas de personas entre los 18 y 60 años de edad. Y en agosto se pudieron contar al menos 4 personas que decidieron acabar con su vida, entre ellas una adolescente de 15 años.

Para la psiquiatra Carmen Ontiveros, el suicido es un problema de salud pública que a menudo es descuidado y está rodeado de estigmas, y la realidad es que cada caso de suicidio es una tragedia, y de las más dolorosas para quienes sobreviven al suicida. “Puede considerarse uno de los duelos más dolorosos que puede experimentar una familia”.

El suicidio suele ser consecuencia de un sufrimiento psíquico importante, causado por diversas razones relacionadas con la situación económica, relaciones interpersonales, enfermedades dolorosas, el abandono, el acoso psicológico y escolar.

A nivel mundial, el suicidio es la segunda causa de muerte entre los jóvenes. Estadísticamente, la población entre los 15 y 24 años es la más propensa al suicidio. Pese a ello, la población adulta también suma casos y se debe precisamente a la carga emocional actual, la soledad y la situación económica.

Para Ontiveros, el aspecto más importante a considerar en los casos que se han registrado en el Táchira, es precisamente la cantidad de adolescentes y jóvenes que están atentando contra su vida, lo que refiere una gran disfunción en las familias y una mínima atención al individuo en edades tan demandantes.

Los detonantes

La psiquiatra Carmen Ontiveros instó a las familias a no desestimar las señales en las personas

tra, hay una desestructuración familiar. Los adolescentes deben enfrentar divorcios, la formación de nuevas familias, cambios de hogares y esto los desestabiliza y aumenta las dudas que tienen acerca de sí mismos, y el suicidio se muestra para ellos como una aparente solución a sus problemas.

“La familia es muy importante y su desestructuración ha provocado toda esta situación, porque si una persona se siente apoyada, puede tener problemas de acoso, hipersexualidad y adicciones, pero si consigue a pesar de ello canales abiertos en su familia y se siente amado y que puede contar con ellos, sin importar la situación, eso es superior a cualquier pastilla o terapia”, añadió.

Se tendrá que analizar muy bien al adolescente de hoy día que está mal nutrido por la situación económica, además está expuesto a adicciones químicas y tecnológicas que producen daños orgánicos, que finalmente desata alguna acción explosiva y termina haciéndose daño.

Pero no solo el entorno podría estar influyendo en la decisión de una persona de quitarse la vida, también existen enfermedades mentales como el trastorno depresivo severo, que produce alteraciones bioquímicas y ameritan el uso de psicofármacos y psicoterapia. Pero asimismo se pueden mencionar otros trastornos como el bipolar o el trastorno límite de personalidad o “borderline”, que provoca en el paciente muchos intentos suicidas, hasta que finalmente lo consigue.

Para Ontiveros sería poco asertivo mencionar una causa del repunte de intentos de suicidio y suicidios en Táchira. Pero basada en su consulta y en lo que ha podido conversar con otros psiquiatras en la región, puede mencionar la desestructuración familiar y la inestabilidad financiera como algunas de las principales. “Las personas tienen necesidades, tienen gastos que en ocasiones superan sus ingresos y esto genera depresión y ansiedad”.

El adulto mayor puede ser el más afectado por las circunstancias económicas, pues al verse “arrollado” por la idea de no poder satisfacer sus necesidades mínimas, toma la decisión para no ser una carga o un estorbo para su familia o la sociedad.

Atentos a las señales

En cualquier caso, hay que estar atentos ante algunas señales como, por ejemplo, si hay cambios en los estados ánimo, cambio de rutinas, si comienzan a vender objetos valiosos, y lo más importante, hay que tomarse en serio cuando comienzan a decir: “Ustedes estarían mejor sin mí” o “yo soy un estorbo”. “No hay que minimizar este tipo de acciones, cuando las personas hablan de suicidio, tenemos que tomarlas en serio”.

Ante cualquier señal, es necesario convertirse en un apoyo para esa persona, escuchar lo que la persona quiere decir y luego acudir al profesional quien sabrá cómo encargarse, pero no se debe de ninguna manera subestimar lo que la persona dice o hace.

“Aunque hay quienes pudieran pensar que hablar de suicidio puede incrementar los casos, no es así; por el contrario, se recomienda que en la familia o en el grupo de amigos se hable de la forma correcta de este tema para abrir canales de comunicación asertivos. Hablar de suicidio delante de un suicida no es un riesgo, sino por el contrario puede ayudarlo a hablar de lo que le sucede”, aseguró.

Para la experta, los padres deben hablar con sus hijos, deben crear un espacio para que el adolescente pueda confiar, sin sentirse juzgado o culpado. “Darle un celular a un hijo no va a llenarlo, no hace falta ser psiquiatra para saberlo, se necesita sacrificar el tiempo de ser profesional para dedicarle tiempo al muchacho (…) Muchas veces el adolescente expresa lo que siente a través del enojo y todos piensan que es grosería del muchacho, pero resulta que está deprimido”.

Insistió en estar atentos a las horas de sueño del joven, porque si no está durmiendo bien, puede estar incubándose una depresión en el mismo hogar y nadie se da cuenta. Para Ontiveros, los padres deben detenerse, antes de que sea demasiado tarde.

Instó a la familia a despertar, a dedicar un tiempo a sus hijos, a revisar su equilibrio emocional; y si necesita ayuda, deben buscarla, sin titubear.