Monitoreo realizado por la Codhez la segunda quincena de julio evidenció un aumento promedio de +16% de los precios de los alimentos en la capital zuliana
La Comisión para los Derechos Humanos del estado Zulia (Codhez) realizó el monitoreo de precios de alimentos en Maracaibo durante la segunda quincena de julio, en medio de un acelerado aumento de los precios de los productos alimenticios y la inobservancia de la lista de precios establecida por el Gobierno nacional, lo cual repercute de forma negativa para lograr una alimentación nutritiva, variada y de calidad.
En este monitoreo, realizado del 27 al 30 de julio en establecimientos de Maracaibo, se evidenció que las medidas restrictivas para la movilización, además de la escasez de gasolina y el incremento de casos de covid-19 en Maracaibo, configuran barreras cada vez más difíciles de sortear para adquirir los alimentos básicos necesarios para la nutrición y salud de las familias.
Los resultados generales revelan un aumento promedio de +16% de los precios de los alimentos monitoreados por Codhez, si se compara con la primera quincena de julio, y a su vez, una diferencia de +57% en relación con los precios acordados por el gobierno nacional.
La carne de res de primera tuvo un aumento de +5%, con un precio promedio actual de Bs. 1.021.555,83 por kilo. La carne de segunda aumentó en +11%, con un precio actual de Bs. 913.105,45, y una diferencia porcentual en relación con su precio regulado de 46%. En el caso de la costilla de res, pasó de Bs. 428.800,00 a Bs. 512.328,89, incrementándose +19%.
El rubro del pollo en sus distintas presentaciones también experimentó alza de precios. Así, el pollo entero aumentó +20%, ubicándose en promedio en USD 1,87, lo cual representa 118,55% del salario mínimo. También el kilogramo de alitas de pollo aumentó de precio en un +32%, es decir, USD 2,04, representativo de 129,75% del salario mínimo.
Los granos también incrementaron sus precios. El kilo de caraotas en el mercado se encuentra en Bs. 594.346,15, 91% por encima de su precio regulado. El de arvejas se encuentra en Bs. 522.500,00, 109% por encima de la regulación. El de lentejas en Bs. 460.912,50, 84% por encima de la regulación.
El precio del queso semiduro se ubicó en Bs. 807.778,44, que, en promedio, corresponde a USD 3,18 por kilo, representando el doble de ingreso mensual por salario mínimo que percibe un trabajador venezolano sin contar el bono de alimentación. Por su parte, el costo promedio de la harina precocida de maíz aumentó +11%, marcando un precio de Bs. 235.903,48 y una diferencia de 36% en comparación con su precio regulado.
Además, el arroz blanco aumentó en un +23%, con un precio promedio de Bs. 223.976,19, resultando 9% más costoso que su precio regulado.
En este estudio se monitoreó uno de los alimentos más tradicionales en la mesa de las familias marabinas el plátano. La unidad de plátano se encuentra en Bs. 70.381,00, lo cual representa un incremento de +506,24% en comparación con el monitoreo del mes de febrero de este año.
El precio promedio del kilo de plátano es de Bs. 263.678,32, representando un salto de +547,16% con respecto a su precio en febrero. Por otra parte, la presentación del paquete de 5 unidades de plátanos se ubicó en Bs. 225.000,00, es decir, 56% del salario mínimo, mientras que la presentación de 10 unidades de plátanos se ubicó en Bs. 557.500,00.
El precio promedio de 10 plátanos en Maracaibo equivale a 139% del sueldo mínimo vigente en Venezuela, excediendo los ingresos mensuales que percibe un trabajador sin contar el bono de alimentación.
En este inicio del segundo semestre del año, los alimentos disponibles exceden el poder adquisitivo de los hogares marabinos con un ingreso mensual de Bs. 400.000,00, que equivale a USD 1,57 (según una tasa promedio de Bs. 254.223,81/USD) por concepto de salario mínimo, lo cual imposibilita la compra de alimentos que permitan satisfacer, tanto en cantidad como en calidad, las necesidades nutricionales de las familias.
Esto se evidencia, además, con el cálculo de la canasta Codhez, que comprende el conjunto de 21 precios de alimentos básicos monitoreados, y que, para esta segunda quincena de julio, arrojó una suma de Bs. 10.885.683,29, equivalentes a USD 42,82, según una tasa promedio de 254.223,81 bolívares por dólar. Esto representa 2.721,42% del salario mínimo.
Codhez advierte que la inseguridad alimentaria en Maracaibo es notoria. Los problemas de acceso, disponibilidad, alto costo y bajo poder adquisitivo demuestran la casi nula aplicación de políticas públicas serias que permitan garantizar a corto plazo la salud nutricional de las personas. Por el contrario, la desmejora se agudiza ante un escenario de pandemia cuyo porvenir se vislumbra extendido en el tiempo.
Por estas razones, Codhez insiste en llamar la atención de las autoridades competentes, en todos sus niveles, para que acuerden y dicten medidas que salvaguarden la salud y calidad de vida, cuya aplicación tenga efecto inmediato en el acceso y disponibilidad de los alimentos, el abastecimiento suficiente y el incentivo de la producción interna de alimentos, todo lo cual labraría el camino para el rescate de la seguridad alimentaria de la región.
La desmejora en la alimentación de los marabinos se agudiza durante la pandemia
En este inicio del segundo semestre del año, los alimentos disponibles exceden el poder adquisitivo de los hogares marabinos con un ingreso mensual de Bs. 400.000,00, que equivale a USD 1,57 (según una tasa promedio de Bs. 254.223,81/USD) por concepto de salario mínimo, lo cual imposibilita la compra de alimentos que permitan satisfacer, tanto en cantidad como en calidad, las necesidades nutricionales de las familias.
Esto se evidencia, además, con el cálculo de la canasta Codhez, que comprende el conjunto de 21 precios de alimentos básicos monitoreados, y que, para esta segunda quincena de julio, arrojó una suma de Bs. 10.885.683,29, equivalentes a USD 42,82, según una tasa promedio de 254.223,81 bolívares por dólar. Esto representa 2.721,42% del salario mínimo.
Codhez advierte que la inseguridad alimentaria en Maracaibo es notoria. Los problemas de acceso, disponibilidad, alto costo y bajo poder adquisitivo demuestran la casi nula aplicación de políticas públicas serias que permitan garantizar a corto plazo la salud nutricional de las personas. Por el contrario, la desmejora se agudiza ante un escenario de pandemia cuyo porvenir se vislumbra extendido en el tiempo.