Víctor Matos
En las décadas de 1960 y 1970 surgió en el mundo editorial un fenómeno cultural jamás visto ante la aceptación de la creatividad de un grupo de novelistas muy jóvenes por cierto, que dieron un vuelco a esta expresión de la imaginación y cuya fama recorrió como un fogonazo por todo el mundo, siendo sus obras ampliamente distribuidas, conocidas y aplaudidas por los lectores de Europa y del resto del universo.
En medio de una etapa de agitación, en donde las ideologías se imponían internacionalmente y sobre todo en la sociedad latinoamericana que despertaba inusitadamente en un medio donde se marcaban los gobiernos autoritarios y militaristas, en una lucha sin sangre pero sin cuartel que infundiera la llamada Guerra Fría, salieron las figuras que arrancaron de ese marasmo a un público lector que desconocía la capacidad intelectual de nuestros nuevos creadores.
De ahí que empezaron a circular novelas como La Ciudad y los Perros del peruano Mario Vargas Llosa, en 1960, luego Rayuela en 1962 del argentino Julio Cortázar, Hijo de Hombre de Augusto Roa Bastos, La muerte de Artemio Cruz del mexicano Carlos Fuentes, autores de la categoría de Guillermo Cabreras de Cuba, el grandioso Gabriel García Márquez con Cien años de soledad, seguido de La coronación del chileno José Donoso, que sembraron una semilla que muy pronto germinó y se convirtió en una revolución de la literatura universal.
Todos ellos estuvieron influenciados por sus antepasados arquetipos como: José Martí, de Cuba; Rubén Darío, de Nicaragua; José Asunción Silva (Colombia) y Jorge Luis Borges, de Argentina, entre otros más que imprimieron una fecunda huella cultural que hasta la fecha se mantiene.
Fueron piezas surgidas entre la ficción y lo real, a lo que Gabriel García Márquez denominó como “realismo mágico” que mantiene su presencia en los cinco continentes.
Era el tiempo, después de la mitad del siglo XX en que se destacan los movimientos modernistas, contestatarios y de vanguardia asumidos por estos jóvenes creativos que desafiaron las corrientes atrapadas en el romanticismo del pasado para romper con los convencionalismos a través de los neologismos, las blasfemias y hasta el lenguaje inapropiado que dio un vuelco a los amantes de la lectura que encumbraron sus trabajos que aún permanecen en la aceptación de todos los públicos.
Dos de ellos: Gabriel García Márquez en 1984 y Mario Vargas Llosa en 2010, recibieron el Premio Nobel de Literatura; y el resto, siguen vendiendo copias de sus textos, manteniendo al ya famoso Boom latinoamericano que se encuentra en las bibliotecas públicas y privadas de todo el orbe.
Mario Vargas Llosa, sobreviviente de la bella época
El escritor peruano Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura y recientemente miembro de número de la Academia Francesa, cumplirá el próximo 28 de marzo, 87 años de edad, convirtiéndose en el último de los sobrevivientes del llamado “boom latinoamericano”.
Este laureado novelista, nació en la ciudad de Arequipa, al sur de Lima capital del Perú, y desde la década de los 60, tras publicar su celebrado libro “La ciudad y los perros”, se ha convertido en uno de los más grandes escritores del mundo de habla hispana.
Empezó desde muy joven como redactor en los diarios La Crónica y La Industria, para después incursionar en el teatro, con su pieza inicial “La huida del Inca” mientras seguía sus estudios de Filosofía y Letras y más adelante de Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Luego, disfruta de una beca oficial para realizar en 1958 estudios en la Universidad Complutense de Madrid acentuando sus estudios de Filosofía y Letras para después trabajar en su país natal para las agencias AFP de Francia, país al que luego viaja y hacer crónicas para la radio y la televisión, así como tuvo una incursión en 1965 por La Casa de las Américas en La Habana, Cuba.
Durante su prolífica actividad, ha obtenido el Premio Miguel de Cervantes de España en 1994, y es miembro de la Real Academia de la Lengua de esa nación.
Ha cosechado innumerables éxitos literarios que se iniciaron con La ciudad y los perros, seguido de Conversaciones en la Catedral, La fiesta del chivo, entre decenas de novelas más que lo ubica entre los grandes del llamado Boom latinoamericano.
(Víctor Matos)