Frontera

Lía Poggio: «Los retornados contribuyen al desarrollo del Táchira»

8 de julio de 2024

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Alertó que las redes de trata de personas siguen moviendo sus tentáculos y ven como víctimas principales a los migrantes vulnerables

Jonathan Maldonado

Lía Poggio, jefa de misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), hizo recientemente su tercera visita del año al estado Táchira con dos objetivos específicos: palpar los resultados del proyecto que le dio un espaldarazo a 125 migrantes venezolanos que decidieron retornar a su país, y para participar en una jornada de sensibilización contra la trata de personas, un delito que sigue latente en la región andina y afecta a las personas en movilidad.

A la Casa de Alojamiento Temporal, inaugurada en marzo de 2021 en San Antonio del Táchira, arribó puntual. Ingresó ataviada en la tradicional camisa azul de la organización y con un pantalón negro que le hacía contraste. Su hablar pausado da la impresión de que piensa muy bien cada palabra que profiere. Es italiana, pero habla bastante fluido el español y mantiene una sonrisa que le confiere empatía con quien está conversando.

«Para mí siempre es un placer visitar el estado Táchira, es un orgullo venir para ver el trabajo que está realizando el equipo», soltó a modo de entrada en entrevista concedida en exclusiva para diario La Nación. «Estoy agradecida por la apertura de las autoridades, de quienes hemos conseguido una muy buena relación de trabajo», prosiguió al extender su saludo a los diversos actores y organizaciones internacionales y locales que se han sumado.

—Por sus constantes viajes a Táchira, ¿se puede deducir que es un estado prioritario para la OIM?

—Táchira es una de las áreas prioritarias de trabajo para la OIM por encontrarse la oficina en una de las fronteras más dinámicas de Latinoamérica. Estamos presentes desde hace varios años en Venezuela y este estado siempre ha sido una de las áreas geográficas más dinámicas. Por eso estamos trabajando en varios temas relacionados con la movilidad humana y la protección de las personas más vulnerables.

—Su visita está relacionada a dos actividades. Hablemos un poco de ellas

—El primero ha sido la presentación de los resultados de un proyecto que hemos llevado a cabo en los últimos 10 meses en colaboración con varios sectores, y en particular con una organización tachirense que se llama Finampyme. Se trata de un proyecto de reintegración económica, social, cultural para migrantes venezolanos que salieron del país y decidieron volver. Es un proyecto piloto y hemos elegido al Táchira para ejecutarlo por su contexto geográfico, cultural y vinculado a la movilidad humana. Entonces, nos han acompañado las autoridades de la Gobernación y de la Alcaldía de San Cristóbal, así como otras instituciones relacionadas con lo económico y agrícola.

—¿Y el segundo motivo de la visita?

—Sí, la segunda actividad fue la realización de una jornada de prevención y sensibilización contra la trata de personas. Se realizó en la plaza Los Mangos (San Cristóbal) y hubo una convocatoria bastante amplia y hemos visto que Táchira respondió muy bien, tanto por el lado de las instituciones como de varias organizaciones, incluyendo la academia, con las tres principales universidades del estado (ULA, UNET y UCAT). Creemos en el rol importante de la academia para contribuir en la investigación y en el análisis de datos para entender mejor la tendencia y la dinámica de la trata de personas.

—Volviendo al tema de los retornados, ¿cómo hicieron para determinar que había grupos regresando al país?

—Como OIM, entre las acciones de la organización, hay monitoreos en las fronteras y también con un trabajo de asistencia que estamos realizando a lo largo de la ruta migratoria. Estamos efectuando el trabajo en varios puntos fronterizos con Colombia, y no solo en el estado Táchira, también en Apure y en el Zulia. Esa misma labor la ejecutamos en la frontera con Brasil, en Santa Elena de Uairén, en el municipio de la Gran Sabana, sin olvidar las fronteras marítimas, donde también tenemos presencia.

—¿Desde cuándo se ha presentado ese repunte de retornados?

—El trabajo que estamos haciendo nos ha permitido identificar un incremento en los flujos de retornados; y, desde el 2021 y hasta principios de 2024, hubo un aumento de estos grupos. La frontera del Táchira tiene una particularidad, ya que ha sido muy dinámica históricamente. Entonces, acá el tema de movilidad es crucial, es fundamental y tiene un impacto muy fuerte en el contexto, tanto en lo cultural, porque hay una situación de intercambio muy interesante, como en lo económico.

Lía Poggio, jefa de misión de la OIM junto a  Cristian Pastrán, coordinador de la Casa de Alojamiento Temporal por parte de la Diócesis de San Cristóbal. (Foto: J. Maldonado)

El tema de la movilidad es quizás en el que más se enfoca la OIM, sobre todo en un país como Venezuela, donde por muchos años fue receptor de miles de migrantes, entre ellos los europeos, un punto que recuerda Poggio con bastante gratitud, pues es originaria de Italia, país que migró mucho hacia «la Tierra de gracia», título otorgado a Venezuela por Cristóbal Colón, como punto para echar raíces. Ahora, el escenario es distinto. El gran número de salida se registra desde Venezuela hacia otros países.

–Quizá el año que mayor retornados ha contabilizado fue el 2023 -rememora sin la intención de dar cifras exactas; son datos que guarda con recelo-. Nos interesaba mucho entender cuáles eran las razones del retorno y cuáles eran las intenciones. Se puede decir que las razones son múltiples, en algunos casos relacionadas con la complejidad que tuvieron para integrarse de forma sostenible en el país de acogida, o consiguieron empleo pero en lo informal y lo perdieron con la llegada de la pandemia, que es un escenario que afecta en gran medida a estos grupos de personas- recalcó quien tenía pautado su regreso a Caracas en la tarde del miércoles 3 de julio, en un vuelo que despegaba del aeropuerto de Santo Domingo.

Lía Poggio prosiguió con las razones. Destacó que los retornados también buscan reencontrarse con los suyos en medio de experiencias que, en ciertos casos, no respondieron a sus expectativas en general, a sus sueños y metas. “Hay otras personas que decidieron regresar porque aún tenían una casa que los esperaba, así como sus familiares y conocidos. También hay historias por enfermedad, por una patología específica que no pudieron tratar en el país adonde migraron”, remarcó desde un recuento con base en muchos testimonios.

—¿Qué otros resultados consiguieron tras estos encuentros con los retornados?

—En las encuestas a personas retornadas y con respecto a las intenciones, dicen que están regresando porque la experiencia de migración no arrojó el resultado esperado, razón por la que entran nuevamente a su país de origen para ver si hallan trabajos más estables. Hubo casos de retornados que no encontraron una oportunidad de empleo y tomaron la decisión de migrar otra vez. Las miradas migratorias han cambiado, tienen un enfoque mucho más profundo de lo que era hace 20 años. Como OIM pensamos que la migración puede tener un impacto muy positivo en el desarrollo social de los países. Es necesario trabajar en programas que faciliten el flujo migratorio, la integración o reintegración, dependiendo de caso.

—¿Se logró la reintegración de las 125 familias que recibieron el apoyo?

-Sí, el proyecto piloto con los retornados demostró que acá en el Táchira hay potencial para que las personas tengan oportunidades de reinserción, desde el punto de vista social, cultural y económico. Los migrantes retornados contribuyen porque llegan con muchas expectativas y experiencias. Este estado tiene unas características muy marcadas por la frontera, y es una región donde hay cierto dinamismo económico. El proyecto piloto, sin duda, es una iniciativa que facilita la integración.

—¿Cómo fue ese paso a paso para elegir a los retornados?

El proyecto tenía como objetivo conocer las opciones que tienen los retornados para avanzar. Las primeras fases se basaron en un apoyo psicosocial, hay un acompañamiento de las primeras frases y después se han realizado varias actividades para que los retornados tengan acceso a los servicios básicos y asistencia social. Se escogieron dos municipios: San Cristóbal y Junín. La idea era entender mejor las estrategias de reintegración que se podían ofrecer. Luego pasaban por una etapa de capacitación en el tipo de oficio, el cual se definía con ayuda del retornado, tomando en cuenta cuál era su experiencia laboral previa, cuál era su formación y después se le ofrecía su capacitación en colaboración con Finampyme.

—En medio de tantas historias, ¿pudo compartir con ellos, conocer de cerca sus expectativas?

—Sí, tuvimos la oportunidad de visitar la comunidad de Machirí, donde están 50 de los 125 emprendimientos. Y es que después de la capacitación se le brinda el apoyo para que las personas puedan montar su negocio. Hay datos muy interesantes porque se trata de proyectos individuales; sin embargo, en Machirí los retornados armaron de forma espontánea una red para estar en contacto y poder apoyarse de forma mutua y crear un entorno interesante en el ecosistema que va hacia una economía circular. Hay un ejemplo de un grupo familiar que produce embutidos y se puso en contacto con otros emprendimientos de cría de pollos y de cerdos para que les cedan la materia prima. Todo esto demuestra que los retornados regresan con mucha voluntad para reconstruir sus vidas y tienen gran interés en el colectivo, creo que eso es muy bueno.

—Entonces, se puede hablar de 125 familias activas, que están contribuyendo en la economía de la región

Sí, están activas. Ha sido muy importante las alianzas con Finampyme por su gran experiencia en el estado y por el apoyo y fomento de interesantes emprendimientos. Al terminar el ciclo, se les ha brindado no solo la capacitación, sino también los equipos que requieren para poner en práctica lo aprendido. Los retornados están contribuyendo al desarrollo de sus comunidades de origen.

—¿Va a haber una segunda fase?

—El primer ciclo ya terminó. Sin embargo, son proyectos que se miran a la sostenibilidad, razón por la que vamos a dar un seguimiento a esos emprendimientos en los próximos meses, con la idea de que los emprendedores tengan la guía que necesitan. La idea es poder aplicar este proyecto en otros estados del país donde hayan retornados. Ellos se sienten muy orgullosos de sus proyectos y tienen interés en contribuir en lo colectivo. Están muy motivados en seguir y crecer. Hay emprendimientos de costura, de mecánica, de reparación de celulares, de producción de embutidos y de cría de animales.

—Para muchos retornados, esta será su primera aventura como dueños de un emprendimiento ¿Está garantizado un seguimiento por otros meses más?

La idea es que con el seguimiento se pueda garantizar la sostenibilidad del proyecto y que no dependan solamente del monitoreo de la OIM o del socio con el que hemos trabajado, que es Finampyme. Hay que dejar claro que la preparación del proyecto fue larga y no se pudo brindar apoyo a todos los retornados, pero la esperanza es que este plan piloto pueda inspirar a otros más. En las comunidades también hicimos charlas para que los vecinos ayuden en la reintegración del retornado.

El segundo factor que trasladó a la jefa de misiones de la OIM en Venezuela al Táchira, por un lapso de más de 48 horas, fue la trata de personas y su afán por no desmayar en las jornadas de sensibilización en contra de este delito: “Es una violación a los derechos de los seres humanos y, es un delito complejo, cambiante y nadie se escapa de ser una potencial víctima”, subrayó.

Poggio hizo una aclaración importante a nivel de la región, ya que el número de víctimas de trata de personas en la mayoría de casos son mujeres, captadas con fines de explotación sexual. No desestimó además los otros objetivos de los tratantes, como la explotación laboral que está vinculada a hombres también:

“En los últimos años, en la región (Latinoamérica) ha habido un aumento de la trata de personas y Venezuela no escapa de este escenario”, enfatizó desde la óptica de una organización que vigila constantemente estos lamentables episodios.

-¿Por qué la importancia de las jornadas de información y sensibilización contra las redes de trata de personas?

—Son importantes las jornadas de información y sensibilización, porque las dinámicas de los tratantes cambian mucho y se adaptan a los contextos, por lo que es importante una investigación continua y análisis de las dinámicas para entenderlas mejor e informar a la población. La trata está invisibilizada y en otros casos hasta naturalizada. Hay víctimas que no ven el riesgo, y el número de víctimas de trata de personas ha aumentado y el proceso de captación se hace dentro del país o en la frontera. Táchira, por ser un estado de frontera, tiene mayor exposición al riesgo de trata de personas.

-En este tipo de casos, ¿cuál es el respaldo que da la OIM?

—La OIM, en primer lugar, brinda asistencia técnica contra la trata de personas a los gobiernos y trabajamos con muchas instituciones, incluyendo a los organismos de denuncia: Ministerio Público (MP), Tribunal Supremo de Justicia (TS), Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime) y el Consejo de Protección de Niños, Niñas y adolescentes. En Venezuela hemos brindado mucho apoyo y dado capacitaciones. También en otros países ofrecemos apoyo para la creación de leyes contra la trata de personas. En el caso de la Casa Alojamiento Temporal, también se le brinda la preparación para que puedan detectar casos de trata.

—Pareciera que el trabajo se queda pequeño ante la magnitud del problema

-Nosotros no paramos. También trabajamos mucho el tema de la sensibilización y de la información, como el que se hizo en la plaza Los Mangos, en la ciudad de San Cristóbal, donde tuvimos la jornada. También brindamos asistencia a las víctimas, pero siempre en estrecha colaboración con las instituciones competentes. Estamos contribuyendo en el diseño de atención a las víctimas o de la derivación de víctimas de trata.

—En Venezuela, ¿quiénes son las principales víctimas?

-Son mujeres, y depende mucho de la región. Si nos vamos a Sucre, hay más casos de mujeres víctimas de explotación sexual, sobre todo en la frontera con Trinidad y Tobago. Lo que hemos observado es que el migrante vulnerable está más expuesto a la trata de personas, sobre todo las mujeres y adolescentes. El victimario hasta puede ser un familiar o conocido. Después de la pandemia, que coincidió con un poco en el cambio de la dinámica, ahora usan las redes sociales para captar a las personas con ofertas engañosas de trabajos, y es uno de los mecanismos más frecuentes en Venezuela y en la región.

En la actividad en la plaza Los Mangos estuvo presente el vicerrector decano de la ULA, Omar Pérez Díaz.

-¿Qué pudo palpar en la jornada de sensibilización de la plaza Los Mangos?

-Hay un interés en conocer más ese fenómeno y en fortalecer los mecanismos para erradicar la trata de personas y debe ser un esfuerzo común y compartido para darle asistencia a las víctimas, pero sobre todo para limitar a los tratantes. En la zona de frontera, es muy importante pasar información sobre la trata para mitigar el riesgo. Algo muy interesante es que hubo participación de estudiantes universitarios, y uno de ellos se levantó y nos preguntó qué podían hacer ellos para contribuir contra la trata de personas. Me parece interesante ver jóvenes interesados en ayudar a frenar este tipo de delitos.

Frases clave

«La migración aumenta el riesgo de víctimas de trata de personas. Cuando hay problemas de recursos y falta de oportunidades se ve un aumento de este riesgo».

«En Táchira está muy presente el riesgo de red de trata de personas».

«Tenemos una ruta de asistencia a los migrantes o personas en movilidad».

«Brindamos servicios como alojamiento, chequeos médicos, comida y ducha a personas en movilidad en las Casas de Alojamiento Temporal».

«También tenemos puntos de asistencia móvil para la atención de los migrantes».

«Los desafíos para el futuro es crear las condiciones para atacar las causas subyacentes de la migración, que se limite el flujo de salida. Y lo otro es crear las condiciones para reintegrar a los retornados».

«Táchira es un estado prioritario por ser una región fronteriza y una de las zonas más dinámicas».

«La migración no tiene una connotación negativa. Hubo en los últimos años una tendencia de pensar la migración como un fenómeno negativo, pero la migración son oportunidades y contribuye al desarrollo de muchos países».

«Los venezolanos han contribuido en el desarrollo de muchos países, y los que retornan lo hacen con muchas experiencias».

«La migración hay que verla como una gran oportunidad para los países de acogida».

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