Freddy Omar Durán
Fomentar la investigación y difundir la misma a través de boletines, preservar todo aquello que desde el pasado nos hable de nuestro presente, y ser organismo consultor a la hora de toma de decisiones administrativo-políticas relevantes para la comunidad y que implique valor de patrimonio e identidad, son algunas de las funciones de la Academia de Historia del Táchira, que desde esta semana cuenta con el Dr. José Antonio Pulido Zambrano como nuevo presidente, para el periodo 2025-2027.
Además del traspaso del mando, la sesión solemne, que contó con un nutrido público reunido en la sede tanto de la mencionada institución como la Sociedad Bolivariana, ubicada a un lado de la Catedral, se dio reconocimiento a miembros que pasan a condición de eméritos, y juramentación a los de nuevo ingreso.
El Dr. José Antonio Pulido-Zambrano, por dos años estará al frente de un equipo del que también harán parte: MSc. Luis Hernández Contreras (vicepresidente), MSc. Omar Contreras Molina (tesorero) y Dr. Ildefonso Méndez Salcedo (bibliotecario-archivero).
Por sus grandes aportes a la institución académica y en general al acervo intelectual tachirenses fueron reconocidos: Dr. J. J. Villamizar Molina, Dr. Roberto Avendaño, Profesor Nerio Leal, Maestro Gustavo Adolfo Gari Altuve, Dr. Ramón González Escorihuela, monseñor Luis Gilberto Santander Ramírez y la Dra. Reina Durán.
Como canal de comunicación del saber, fue pertinente la erudita participación de intelectuales que recordaron el rol que cumple la Academia de Historia del Táchira, así como de su evolución, que se extiende a los tiempos en que no se le conocía con su actual denominación sino como Centro de Historia del Táchira, y que por decreto del gobernador José Francisco Ron Sandoval en 1991, tomaría su actual naturaleza institucional.
Los discursos de orden estuvieron a cargo de los individuos de número: Dra. Inés Cecilia Ferrero Kellerhoff (presidenta saliente), Dr. Idelfonso Méndez Salcedo, Walter Márquez Rondón, Dr. José Antonio Pulido Zambrano -quien brindó su discurso de posesión- y el Cronista de San Cristóbal, Luis Hernández Contreras, quien disertó magistralmente sobre los 150 años del Terremoto de Cúcuta.
La doctora Inés Ferrero Kellerhoff destacó como labores de su gestión el reforzamiento de la biblioteca de la Academia de Historia del Táchira, a través de nuevas donaciones, el crecimiento de los órganos de divulgación de boletines y demás notas de interés general, mediante el uso de las plataformas digitales, la iniciativa del grupo denominado “Amigos de la Historias” en apoyo a las actividades de la institución, y la alianza con los cronistas de los municipios del Táchira, entre otros avances.
Nos recordó el Dr. Idelfonso Méndez Salcedo, los principales acontecimientos entre el periodo de 1947 y la actualidad, cuyos hitos importantes subrayó el nacimiento mismo del Centro de Historia del Táchira (1942), la primera edición de su boletín (1943), la reestructuración de la institución (1968) y la elevación a la categoría de academia (1991), y sus respectivas reformas de estatutos (2001, 2012, 2023).
–En los estatutos quedaron como objetivos de la institución: Realizar investigaciones sobre la historia de Venezuela y el estado Táchira; velar por el patrimonio documental e histórico; procurar el mantenimiento del patrimonio artístico y documental; velar por la celebración de las efemérides nacionales y regionales; dar reconocimiento a las figuras prominentes del estado Táchira; estimular la investigación igualmente en los campos de la antropología y arqueología; asesorar a los poderes legislativos y ejecutivo en la elaboración de anteproyectos de ley que involucren asuntos históricos; y fortalecer vínculos con instituciones animadas con el mismo propósito histórico— expuso.
La historia, un faro de luz
A tan altas responsabilidades, como uno de los guardianes de la memoria histórica del Táchira, el Dr. José Antonio Pulido Zambrano lo conduce de modo natural y orgánico una aquilatada trayectoria como cronista de San José de Bolívar, editor de la revista digital Táchira Histórica, autor de libros de ensayos y narrativa, merecedores de premios nacionales, divulgador de la historia a través de congresos y publicaciones en redes sociales, y ser uno de los creadores de la metodología educativa NARbed.
En su discurso de posesión como presidente de la Academia de Historia del Táchira, salieron a relucir emociones y gratitudes que rompieron protocolos, para recalcar que la investigación histórica, más que un compromiso intelectual, comprometen vida y espíritu de quien siempre se vio acuciado por lanzar su visión hacia el origen de lo que somos como tachirense.
“En estos tiempos difíciles que ha vivido Venezuela, la academia ha sido mi medicina. La historia es faro de luz, especialmente para quienes confrontan la memoria y el olvido”.
Especial reconocimiento tuvo para con su abuelo, de quien supo de su familia tenía un interés profundo por el pasado; y mostró una profunda gratitud hacia el investigador Horacio Moreno, a quien conocería primero a través de lecturas y luego personalmente, convirtiéndose en el más entrañable mentor de Pulido, quien luego de su muerte se constituiría en albacea del investigador ya fallecido:
“Asumo esta presidencia con mucho respeto; lo hago en nombre de un maestro que dejó una huella imborrable en mi vida: Horacio Moreno. Tenía solo siete años cuando leía ‘Monografía de San José de Bolívar’ de Horacio Moreno, y ese libro marcaría mi vida para siempre. Me impulsó a cuestionarme sobre mis raíces, sobre mis ancestros. Con el tiempo Horacio Moreno se convirtió en más que un maestro, el abuelo que la vida me concedió. En sus últimos días Horacio Moreno se volvió una figura de reflexión sobre el paso del tiempo; me enseñó que envejecer no es solo un proceso físico, sino una construcción de memoria. Como él decía: La historia es una vieja prematura. Y por eso aprendí a no temerle al tiempo, ni a los manuscritos antiguos que huelen a pasado”.
Puso su periodo presidencial bajo la protección de san José, y recordó que en los tiempos difíciles se necesitan símbolos que nos orienten hacia la prudencia, la humildad y la constancia:
“La academia tiene que ser un espacio para generar paz, así haya distintos puntos de vista”.