Néstor Melani-Orozco
Tenía una novia en la avenida Casanova de Sabana Grande el pintor sancristobalense y de la Villa del Rosario, llamado Jorge Chacón, con el viejo aroma de las aguas de colonia; quién delimitaba formas agudas de colores tenues donde el rojo se convertía en verdes esmeraldas y el siena en otros amarillos.
Viajero desde el Táchira con lienzos pintados de amores y símbolos de una casa grande de óleos y matices en La Victoria de Aragua. Para hacerse creciente pintor en la Caracas de la Galería San Francisco, frente al Capitolio nacional.
Aún lo recuerdo porque Pancho Baptista en la Calle Real de Sabana Grande nos invitaba a deleitar algún ron cubano en el «Veccio Molino» y antes en el gran café Freddy Pereyra describía el canto oratorio del teatro, y donde apostaba a formar en los valores del Cine Amateur junto a Néstor Caballero. Allí iba el pintor que había sido amigo de Eduardo Villamizar en Pamplona, el escultor del hierro y más se convirtió en seguidor de los colores de la cruz vasca de Juan Ferrer Roig entre la escuela de Elbano Méndez Osuna y la otra idealista fauvista del Táchira. Cuando de lecciones en San Cristóbal, Manuel Osorio Velasco criticó el lienzo del «Acta de Independencia» y de nombrar a un tal Román Montoya como el copista del lienzo de la vieja Asamblea política.
Mientras Jorge Chacón, que habíamos conocido en Caracas en los talleres de los marqueteros de El Llanito, siempre hablando solo y regañando los desórdenes de José Ignacio Zambrano, mientras Contreritas se embebía de Marchante con los cuadros para ir a la clínica «Caurimare» a venderles a los médicos paisajes consagrados de la andinidad. Y allí, Jesús Sevillano recibía los óleos de rítmicos ambientes entre la esperanza de seres soñando con un manifiesto más lírico de bucólicos ensueños.
Homero Parra había venido del Táchira con su mundo de Yoga, quería ser pintor y se unía a la pensión de El Paraíso donde estaban los destinos. Donde un día muy de tiempos ingresaría a la pertenencia peruana de las restauraciones.
Mientras Eduardo Rey , fresco y único caminaba con Theo Mora para hacer con J. A. Morita una hermandad en el candor vivo y leal de Guillermo Márquez. Porque más de la solemnidad, Leonel Durán, el eterno alumno de Gabriel Bracho se proponía a escalar los geométricos espacios de la cúpula vitral del Ministerio de la Defensa.
Y nuestro Jorge Chacón parecía de la escuela de André Derain, parafraseando a Gorge Seura y quizás viéndose en los puntos de Van Gogh, junto a los testimonios del ilustrado Dr. Maíz León León defensor del arte desde Giovanni Di Mundo hasta el español Fidel Santamaría que se convertía en seguidor de Luis López Méndez. Más allá de los preciosos «Avilas» de Pedro Ángel González y del delirio de Pascual Navarro con su capa francesa desde el acorde en la majestad del tiempo. Y de escuchar las métricas de Manuel Quintana Castillo y la filosofía del arte en Hugo Baptista en su taller de Maripérez recién llegado de Francia.
Muchos fueron los pintores que conocimos y vimos a través de Jorge Chacón pintando con las presencias de un estadio de colores compuestos desde el daltónico hasta el seguidor de los secretos de Honorato Daumier. De los creadores en el barrio de Petare o los del Alto Hatillo.
Los años cruzaron los salones y Aragua brindó méritos al pintor del Fauvismo andino desde la galería museo de Mario Abreu donde Jesús Torrealba describía los méritos de Chacón comparándolo con los postimpresionistas de Vizcaya y de la real resistencia francesa del Fauves. De recibirlo la Galería de Arte Nacional y de los coleccionistas extranjeros. De Venezuela, Colombia y España. … Mucho de 50 años. Los tantos pintores se hicieron docentes, otros renunciaron, mas algunos se quedaron en los manifestantes de las logias, con caminos interesantes, premios y realidades hermosas. Algunos de mesoneros y hasta gendarmes. Otros, verdaderos poetas con alma y corazón.
Mientras viviente, Jorge Chacón continuó gestando una interesante connotación de pintar a la poesía de un sueño; al obrero de las memorias y al artista aun describiendo los cambios de armonías fantásticas y a veces esotéricas.
Se fue pensando en su fábrica de mosaicos de Villa del Rosario de quien quizo convertir en los dibujos eternos de su pensamiento… Por esto y por los artistas verdaderos del sueño, es deber que nuestros regentes culturales, un día de todos nosotros nos muestren el interesante sonido del alma de tantos artistas y desde Jorge Chacón, y desde cada palabra y cada anhelo, saber sentir el ejemplo de un maestro.
*Artista Nacional. *Maestro Honorario. *Doctor en Arte. *Cronista de La Grita.