Bleima Márquez
Los habitantes de San Vicente de La Revancha, una población agrícola del municipio Junín, enfrentan una grave situación tras el colapso total de su única carretera de acceso debido a las intensas lluvias. La inclemencia de las condiciones climáticas, aunado a la precaria condición en la que se encontraba sumida esa importante vía, ocasionaron que 800 familias permanezcan aisladas en el pueblo desde hace más de 15 días. La situación es desesperante.
El padre Pablo Edigson Pérez Molina, párroco de la localidad, conversó con el equipo de prensa de Diario La Nación sobre la crítica situación que atraviesan los lugareños. La pérdida de cosechas, las dificultades para la atención médica y el aislamiento son el pan de cada día.
El sacerdote Pérez explicó que la caída de la carretera ha provocado la pérdida de productos frescos como moras, lulos y duraznos, que no pudieron ser trasladados a tiempo. «Mucha fruta fresca se perdió porque no había cómo transportarla», lamentó el sacerdote y destacó el padecimiento que vive la gente de esta población tachirense.
De acuerdo con el párroco, la maquinaria de la Gobernación inició trabajos la semana pasada, pero sufrió averías y el progreso de los trabajos se detuvieron.
Un paso peatonal improvisado por los propios lugareños, abierto junto con el párroco, la Alcaldía de Junín y los bomberos del municipio, también se derrumbó, agravando aún más la situación que viven los revancheros.
Odisea para conectar con el exterior
La dificultad para acceder a San Vicente de La Revancha es «bastante, bastante difícil», según el padre Pablo Edigson Pérez. Las autoridades han planteado la necesidad de dinamitar para abrir una nueva vía, una solución a largo plazo que no resuelve la urgencia actual. Mientras tanto, los habitantes deben sortear una odisea para entrar y salir del pueblo.
A esta situación se suma un nuevo obstáculo: La maquinaria de la Gobernación, al avanzar hacia el punto más neurálgico del derrumbe, tuvo que «comerle a la montaña» tres kilómetros y medio antes del barranco principal para poder pasar. Este tramo, inestable y «cuarteado», impide que los vehículos lleguen hasta el punto de la carretera colapsada.

El resultado de este escenario es un «transbordo de tres kilómetros y medio» para personas, hortalizas y frutas. «Se podrá usted imaginar la dificultad. Es agotador caminar con un peso encima, atravesar el barranco, que es como subir una montaña que no hay camino, y luego encontrar un transbordo de tres kilómetros y medio», describe el padre Pérez, evidenciando el esfuerzo titánico que realizan las ochocientas familias de San Vicente.
Desbordamiento y riesgos para la salud
Cuenta el sacerdote que la incomunicación no es el único desafío que forzosamente deben enfrentar los revancheros. Dentro de la propia población, un deslave afectó seis viviendas, dejando dos completamente destruidas. Sus ocupantes tuvieron que ser reubicados en la iglesia y la casa parroquial.
Subraya que las calles de San Vicente siguen llenas de escombros, y la imposibilidad de que llegue maquinaria para limpiar ha provocado un brote de enfermedades. «Hay personas con muchos virus, virus diferentes», afirma el padre Pérez y destacó el caso de la profesora Yajaira, una maestra de esa población, quien enfermó por dengue e infección pulmonar al mismo tiempo, recalcando que ambas patologías no pueden ser tratadas simultáneamente porque podría traer consecuencias fatales, por lo que primero deben atacar el dengue. Los relatos del sacerdote son un claro ejemplo de la vulnerabilidad de esta comunidad.
También destaca que un equipo médico llegó a la población para brindar atención primaria a los vecinos; sin embargo, para este momento se mantiene solo un médico del Hospital Padre Justo Arias de Rubio, quien atiende a los enfermos. Insiste el guía espiritual de la comunidad que la falta de acceso a servicios y recursos agrava la situación.
Claman por la carretera
La principal demanda de las 800 familias de San Vicente de La Revancha a las autoridades es clara y considera de urgencia: «Que nos hagan la carretera». Para los pobladores, esta vía es más que una simple ruta. Es la conexión con la vida normal, con el sustento y con la atención de sus necesidades básicas, explica el padre Pablo.
Recalca que la comunidad insiste en que pueden «sobrevivir a cualquier situación», incluso al desabastecimiento, pero la carretera es indispensable. Reitera el padre que el sufrimiento y el agotamiento de tener que sortear cada día la barrera natural se han vuelto casi insoportables. La población de San Vicente de La Revancha espera una respuesta efectiva y pronta que les devuelva la comunicación y la esperanza.