La fe ha sido el principal motor de 38 ciclistas venezolanos que partieron días atrás desde Camaná y Caracas, a bordo de sus bicicletas y atravesando más de 11 estados, para llegar a La Grita, en el municipio tachirense Jáuregui, y así posar su mirada ante el Cristo del Rostro Sereno.
Los peregrinos a dos ruedas llevan más 17 años manifestando su devoción con un recorrido que, en esta edición, sumó 1.330 kilómetros, soportando altas temperaturas y lluvias. Aseguran que con cada tropiezo y dificultad vividas durante el trayecto, se encomendaban al Santo Cristo y el escenario mejoraba.



Del amplio grupo de ciclistas, hay integrantes de varios estados del país, incluyendo a tachirenses y a personas de la frontera, específicamente del eje San Antonio del Táchira – Ureña.
«Muchos no son ciclistas profesionales, pero sí tienen un previo entrenamiento para hacer el recorrido. En el caso de mi hijo, desde la pandemia y motivado por la salud, decidió practicar este deporte y tiene cinco años haciendo este recorrido», dijo la madre de uno de los participantes que lo acompañó en la peripecia, junto a los demás integrantes de la famila.
También están los que han pasado por fuertes enfermedades y han puesto toda su fe en el Santo Cristo para su curación. En esta oportunidad, se unió al recorrido una pareja proveniente de México.
A todos, sin duda, los movió la gran devoción que sienten por el Cristo del Rostro Sereno, una emoción que se acrecienta cuando la bicicleta logra estacionarse frente a la Basílica del Espíritu Santo, luego de 11 fatigosas etapas.
Jonathan Maldonado