Opinión
Venezuela en la encrucijada: ¿Por qué sin reformas estructurales la ruta al desarrollo sigue siendo un espejismo?
9 de agosto de 2025
Carlos Casanova Leal
Revisando el informe de la CEPAL 2025, me pregunto: Si tantos organismos multilaterales en economía señalan los caminos para el bienestar y el desarrollo ciudadano, ¿por cuál razón los gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, por ejemplo, no siguen estas recomendaciones?
En el imaginario colectivo, el concepto de “desarrollo” suele asociarse con crecimiento económico sostenido, inclusión social y estabilidad institucional. Sin embargo, para que un país pueda transitar hacia ese horizonte, debe seguir un conjunto de recomendaciones internacionales que apuntan a fortalecer sus capacidades internas y su integración global. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha establecido una hoja de ruta clara para promover un crecimiento justo, sostenible y resiliente, pero Venezuela, en su realidad actual, dista mucho de cumplir con estos principios fundamentales. Sin reformas profundas y un compromiso político serio, el país permanece atascado en un ciclo de crisis que impide su verdadera transformación.
La CEPAL advierte que para avanzar en el desarrollo es indispensable reducir la dependencia de recursos externos y potenciar la movilización de recursos internos. Venezuela, tristemente, ha tenido un retroceso sin precedentes en esa dirección. La caída de la producción petrolera, la destrucción de su aparato productivo y la fuga masiva de capitales dejan al país sin una base sólida para financiar su crecimiento. La economía colapsada, la inflación descontrolada y la pérdida de confianza en las instituciones han paralizado toda iniciativa para diversificar y fortalecer otros sectores productivos, como la agricultura y la industria. Sin diversificación, Venezuela permanecerá atrapada en una dependencia insostenible, vulnerable a los vaivenes del mercado internacional y sin una base sólida que sirva de punto de partida para el desarrollo.
Otro aspecto clave en las recomendaciones de la CEPAL es la transformación productiva, un proceso que requiere inversión, innovación y una política coordinada para impulsar sectores estratégicos. Venezuela hoy vive un escenario de devastación productiva: Fábricas cerradas, agricultura en declive y un aparato industrial en ruinas. La escasa inversión pública y privada, junto con una institucionalidad fracturada, impiden cualquier intento de hacer una economía más diversificada y competitiva. Sin estos cambios estructurales, la economía venezolana sigue condenada a la dependencia del petróleo y a una condición de pobreza persistente para amplios sectores de la población.
La CEPAL también enfatiza la importancia de fortalecer la cooperación internacional y reformar las reglas financieras globales para facilitar el acceso a recursos y reducir las vulnerabilidades. Venezuela, sin embargo, se encuentra en aislamiento internacional debido a su crisis política y humanitaria.
Sin acceso al financiamiento es imposible avanzar en las reformas requeridas. Sin cambios políticos sustantivos, será muy difícil que el país entre en la senda del desarrollo sostenible y con visión de futuro.
Finalmente, la CEPAL señala que el desarrollo también implica reducir las desigualdades, mejorar la protección social y avanzar hacia un modelo de sostenibilidad ambiental. Venezuela se enfrenta a una crisis humanitaria que ha destruido avances en salud, educación y protección social. Sin una política decidida de inclusión y respeto a los derechos sociales, el país no logrará construir un camino hacia la justicia social y el bienestar colectivo.
Venezuela se encuentra en una encrucijada. La falta de cumplimiento de las recomendaciones de la CEPAL en materia fiscal, diversificación productiva, movilización de recursos, apertura internacional y agenda social, ha dejado al país en un estado de parálisis. Sin reformas estructurales profundas, sin un compromiso político con la transparencia, la inclusión y la innovación, la ruta hacia el desarrollo continuará siendo un espejismo. El desafío es enorme, pero sin cambios reales y sostenidos, el país será condenado a repetir ciclos de crisis y pobreza de manera indefinida.
Con la misma fe de siempre, Dios con nosotros.