Eran del Área Metropolitana de Cúcuta víctimas mortales por crecida súbita de río
11 de agosto de 2025
Doce meses han transcurrido desde la muerte de Katty, y su madre e hijas aún no obtienen la justicia que merecen. La docente murió por una presunta mala praxis en el Hospital Central
Jhoana Suárez
El pasado 11 de agosto de 2024, la docente Katty Suárez, de 38 años de edad, falleció producto de una presunta mala praxis ocurrida en el Hospital Central de San Cristóbal. Tras un año de lo ocurrido, su familia no ha recibido ninguna respuesta de las autoridades, ni la responsable ha recibido alguna sanción por «el error» que le costó la vida a esta madre de dos pequeñas.
Yaneth Ramírez, madre de la víctima, señaló que hasta ahora no han obtenido ninguna respuesta sobre el caso de la joven docente: «Nosotros hicimos la denuncia en el CICPC y en la Fiscalía, pero la doctora que la operó ni siquiera fue sancionada, ella siguió ejerciendo como si nada hubiese sucedido, mi hija murió y nada pasó».
Contó que pese a que la familia ha acudido al ente judicial para hacerle seguimiento al caso, no hay ningún avance: «Eso quedó así, no hay justicia para mi hija».
Recordó que Katty ingresó a quirófano del Hospital el miércoles 7 de agosto, por una cirugía de baja complejidad, un quiste en el ovario. La cirugía culminó con «éxito», según la ginecóloga que la intervino, ella fue dada de alta el jueves y allí comenzó su calvario.
Detalló que Katty tenía dolor constante en la espalda y abdomen; cuando consultó con la ginecóloga, esta aseguró que eran «gases». Para el domingo 11 de agosto, Katty salió en muy malas condiciones al Hospital.
Al llegar al centro de salud, fue intervenida de inmediato, pero su cuadro era muy grave. Señaló Yaneth que su hija estaba contaminada: «La ginecóloga perforó el intestino durante la cirugía y nunca dijo nada, hasta ese día». Katty murió a las 4 de la tarde.
El certificado de defunción y la autopsia arrojaron el mismo resultado: Shock séptico producto de una perforación intestinal.
Katty era docente de un colegio en Cordero. Dejó dos niñas, una pequeña de 6 años y una de 14, quien este año celebró sus 15 años sin su madre. Insistió Ramírez en que seguirá esperando por la justicia terrenal en el caso de su hija, pues esta segura de que de «la justicia divina nadie escapa».
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