Al forzoso comportamiento que viene desempeñando el sector de la manufactura, tras veintiún trimestres de contracción de su Producto Interno Bruto (PIB) –contados hasta septiembre de 2018– se une la inactividad de 14 % de las industrias durante el período enero-marzo de este año, reveló la Encuesta Cualitativa de Coyuntura que realiza Conindustria.
Según su presidente, Juan Pablo Olalquiaga, la mayoría de las industrias consultadas señaló que mantuvo o disminuyó los niveles de producción en el lapso de estudio, mientras que «14% indicó que no produjo», debido a muchos factores, entre ellos, a los apagones, a la caída en las ventas, dificultades para la obtención de financiamiento y ausencia de mano de obra calificada (secuela de la diáspora y por la obsolescencia de las maquinarias y equipos).
Precisó que en marzo, las interrupciones eléctricas registradas a escala nacional, incidieron en la baja productividad del sector en el trimestre. «De los 68 días hábiles, en 18 no se trabajó por los apagones», es decir, se perdió 29 % del tiempo disponible para laborar.
«A la falta de electricidad, no hay agua, ni internet, ni se pueden hacer órdenes de pago, ni transacciones bancarias. Todo se paraliza», adicionó en conferencia de prensa.
Utilidad limitada
El industrial recordó que en 82,6 % se ha reducido el parque industrial del país, en los últimos veinte años, secuela de políticas económicas desacertadas que han afectado a esta importante actividad, a través de controles y regulaciones, que favorecieron en una primera instancia a las importaciones y luego, al arbitraje cambiario.
«En Venezuela operaban alrededor de 12.700 industrias en 1999 y actualmente quedan 2.200», reiteró el dirigente. De las empresas aún activas, apenas operan al 18 % de su capacidad instalada, porcentaje inferior al reportado en la Encuesta Coyuntura del último trimestre de 2018, cuando operaban a 23 % de sus potencialidades, refirió al contrastar que en Colombia, la manufactura opera a 82 % de su capacidad, en Brasil a 78 % y en Argentina, pese a la crisis, en 58 %.
Además de las deficiencias en los servicios básicos, Olalquiaga manifestó que los industriales observan un «mayor empobrecimiento» de la población, que impacta en los «bajos niveles de ventas». Comentó que por las caídas de la producción y del consumo, las empresas requieren reducidos inventarios y en consecuencia, menos divisas.
Entretanto, 15 % más de empresas calificaron de negativo el nivel de su cartera de pedidos desde el último trimestre de 2018 a este primer trimestre.
Otros dos factores que inciden en el saldo desfavorable de la industria, son la falta de personal especializado y las trabas en el financiamiento. Resaltó que 60 % de las empresas advierte una disminución de hasta 30% en sus nóminas, por la migración de venezolanos. Mientras que el encaje legal inhibe la intermediación financiera de la banca.
Apalancamiento
Los industriales participantes en el sondeo manifestaron mejoras en sus expectativas sectoriales cuando las asocian con la posibilidad de un cambio político en el país, adelantó Olalquiaga. «Si ello ocurriera, se requiere la inyección de 15.000 millones de dólares para recuperar la industria no petrolera».
Recursos que podrían ser proporcionados por empresas multinacionales, ya existentes en el país, por organismos multilaterales e incluso, por industrias venezolanas, sostuvo. En su opinión el restablecimiento del tejido industrial nacional y su expansión, tomará alrededor de 15 años.
(El Universal)