Toulouse (Francia), jul (EFE).- Cédric Vasseur, el director del Cofidis, tuerce el gesto cuando se le pregunta si su equipo logrará el objetivo de ganar una etapa en el Tour de Francia: «Con un Pogacar así, apenas nos queda espacio a los demás».
El exciclista, doble ganador de etapa en la ronda francesa, donde vistió cinco días el maillot amarillo, asegura que el esloveno se apuntará «al menos seis», lo que le augura su Tour más prolífico.
«Empiezas a mirar y no ves dónde no puede ganar. Hautacam, para Pogacar. La crono, para Pogacar. Superbagneres, para Pogacar. El Mont Ventoux, la Loze, la Plagne… Creo que irá a sumar el máximo posible de victorias. Es insaciable», asevera.
Una opinión muy compartida en el pelotón, que considera que la estrategia de desgaste del Visma de Jonas Vingegaard no dará resultado en esta ocasión.
«El año pasado ganó Giro y Tour. Este año llega con menos competición, creo que estará bien también la tercera semana», opina Vasseur, que cree que el danés no tiene suficientes fuerzas para superar el 1.17 que tiene de desventaja.
La única posibilidad para el ganador del Tour de 2022 y 2023 está en la crono de Peyragudes. «No creo que suceda, pero si Vingegaard llegara a ganar esa etapa, entonces la relación de fuerzas podría invertirse. Sería un golpe muy duro para Pogacar», afirma el director del Cofidis.
Otro interrogante está en el equipo UAE, «muy inferior» al Visma, según Vasseur y la mayor parte de los observadores, especialmente porque está siendo golpeado por la mala suerte.
El portugués Joao Almeida, el hombre que debía respaldar a Pogacar en la alta montaña, tuvo que hacer las maletas tras partirse una costilla en una caída camino del Muro de Bretaña. Además, el francés Pavel Sivakov arrastra un problema vírico que le impide rodar con los más rápidos.
Esa enfermedad preocupa en el seno del equipo, que teme que pueda contagiar a otros ciclistas, lo que la elevado la vigilancia en el seno de la formación emiratí. De hecho, en contra de su costumbre, ni Pogacar ni otro componente del equipo dieron rueda de prensa en la primera jornada de descanso, que se vive este martes.
El miedo a un virus, que ya estuvo presente el año pasado en el UAE, es una de las causas de preocupación, quizá la más importante vista la fortaleza de su líder, que por ahora no ha dado a sus rivales ninguna señal de flaquear.
La esperanza en el conjunto Visma pasa por erosionar al esloveno, como ya ocurrió en 2022, con una táctica colectiva, pero a diferencia de aquel año el equipo liderado por el danés Vingegaard cuenta con menos corredores que le inquieten en la general.
Entonces, el equipo neerlandés lanzó varios ataques de Primoz Roglic y Wout van Aert y, asediado, Pogacar tuvo que multiplicarse, antes de ceder ante el hachazo definitivo de Vingegaard.
Ahora ya no sale a cada liebre que le lanza el Visma, como pudo verse este lunes en el primer contacto con la montaña. «La consigna era sólo responder a los ataques de Jorgenson», afirman en el UAE, sabedores de que sólo el desgaste puede acabar con su campeón.
«Ellos tienen su plan, nosotros nos ocupamos de nosotros, pero tratamos de anticipar sus movimientos», explican en la formación del vigente campeón.
Al final, incluso en la formación Visma, todo gira sobre Pogacar. Si el esloveno está fuerte, saben que será imposible desbancarle. Pero su estatus, su condición de gran equipo, con un presupuesto de 60 millones de euros, les obliga a intentarlo cada día, lo que ofrece emoción al Tour.
A menos que el esloveno aseste tres golpes decisivos en los Pirineos, en las tres próximas etapas, lo que puede reducir a cenizas el suspense para la serie alpina del Tour. EFE