La pérdida del poder adquisitivo que reduce la capacidad de consumo, también incide en los niveles de empleo y producción
Diego Mendoza
La economía venezolana que experimentó una relativa recuperación a finales de 2021 e inicios de 2022, parece haber alcanzado su punto máximo para ingresar de nuevo a una senda de desaceleración y contracción que enciende las alarmas.
Tan solo en lo que va de año 2023, la inflación acumulada ha alcanzado el 71,8 %, mientras la depreciación del bolívar frente al dólar, en los primeros tres meses, estuvo en torno al 28 %.
A su vez, organizaciones como Consecomercio o la firma Datanálisis han advertido acerca de la caída sostenida en los niveles de consumo, que perjudica al sector comercio y tiene sus raíces en la pérdida del poder adquisitivo.
Actualmente, según Bloomberg, cerca de 14 millones de personas, entre empleados públicos, pensionados y jubilados, dependen del Estado venezolano, el cual no ha hecho incrementos directos sobre el pago de sus obligaciones, sino que ha preferido dictar reajustes sobre el monto del “Cestaticket Socialista” y el denominado “Bono contra la Guerra Económica”.
En función de realizar un examen sobre lo que ha sido la economía en lo que va de 2023, partiendo de los datos ofrecidos sobre inflación, tipo de cambio y consumo, Diario La Nación conversó con el economista Kevin Matos, que se ha desempeñado como analista de crédito y especialista de negocios del Banco Nacional de Crédito.
Matos ofreció sus consideraciones y expuso una serie de medidas macroeconómicas a adoptar para intentar conseguir una recuperación real y sostenida.
Ha caído el consumo
Los datos de inflación de abril, ofrecidos por el OVF, indican que la misma estuvo en torno a 2,5 %, siendo el segundo mes consecutivo con datos a la baja ¿A qué considera usted que se debe esta desaceleración y hasta qué punto cree que pueda ser sostenida?
R.: Parte de lo que hemos visto con esta desaceleración en la tasa de inflación de marzo y abril, se debe a la caída en el consumo. Desde el año pasado se viene evidenciando que la falta de un aumento salarial ha recortado el gasto de las personas.
Esto, además, conlleva a una caída en el nivel de empleo y de producción nacional, es decir, termina por afectar el funcionamiento de toda la economía.
Una evidencia de esto, es la desaceleración sostenida que se experimentó en 2022. Así, en el primer trimestre el crecimiento económico estuvo en 18 %, en el segundo trimestre en 16 %, en el tercero y cuarto en 11 y 9 %, respectivamente.
Y este 2023 ya hemos entrado en un proceso de contracción que en el primer trimestre representó un 8,3 %. Esta es una señal muy alarmante porque vemos que la caída de la economía es sostenida.
Pero si bien la inflación mensual ha tendido a su desaceleración a raíz de la caída del consumo, la interanual sigue siendo considerablemente alta, de un 471 %. De manera que dos meses consecutivos con inflación de un dígito no es signo de mejoría.
Nos vamos ahora a la tasa de cambio, la cual ha experimentado una relativa estabilidad. El mes pasado, según datos del OVF, el bolívar se depreció apenas un 0,98 % frente al dólar ¿Por qué en este dato se señala que ha sido determinante la licencia concedida a Chevron?
R.: Sí creo que haya incidido la actividad de Chevron en este caso, por su participación en las mesas de cambio, más no lo veo como el factor determinante.
A mi apreciación, esta relativa estabilidad del tipo de cambio se debe a la desaceleración de la inflación y la caída en el consumo nacional. Recordemos que el tipo de cambio es un mercado monetario, por lo cual todo tipo de incidencia en la tasa de inflación va a tener un efecto sobre el precio de la divisa.
De pronto podríamos ver que esta tendencia de relativa estabilidad se va a mantener hasta que el Gobierno decida nuevamente aumentar sus gastos, acto que por lo general realiza durante el último trimestre del año.
Por otra parte, considero importante poner el foco en lo que va a ser el próximo año que electoral, porque esto suele significar un aumento del gasto público que eleva la tasa de inflación.
Si en el plazo que queda hasta llegar al periodo de campaña el Gobierno no ha logrado bajar de manera considerable la inflación, podríamos enfrentar un escenario muy complicado donde el aumento del circulante termine liquidando aun más el poder de compra.
Los últimos datos ofrecidos por firmas como Datanalisis o Ecoanalitica, así como por Consecomercio, han señalado una fuerte contracción en el consumo. Tan solo en enero, la caída del consumo fue de 30 % si se compara con el mismo mes de 2022. Por consiguiente, ¿qué políticas en materia económica considera indispensables para conseguir revertir esta situación?
R.: Lo fundamental sería aplicar un programa de estabilización macroeconómica, con énfasis en atender de manera inmediata el problema monetario que tenemos.
Voy a dividir este programa en cinco puntos base:
En primer lugar, es importante tener disciplina fiscal. Su ausencia a conducido al país a graves problemas. Justamente, los déficits financiados con emisión monetaria fueron los que llevaron a que en 2017 se entrara en una hiperinflación.
La segunda medida debe ir encaminada a aplicar una política monetaria contractiva que permita retirar de circulación el excedente de dinero que hay en el sistema económico y financiero, permitiendo maniobrar y equilibrar los niveles de inflación.
Como punto número tres, habría que buscar las condiciones necesarias para atraer inversión extranjera que ahora mismo es fundamental para recuperar, no solo la industria petrolera, sino todo el parque industrial del país.
Este aspecto es muy importante porque a medida que vayamos recuperando la productividad esto nos va a permitir tener más oferta de bienes, abaratando los precios, a su vez que permite recuperar los salarios reales.
En cuarto lugar, hay que recuperar los servicios públicos. Los problemas en el suministro de agua potable y electricidad inciden en la operatividad de las empresas y en sus costos.
Y, por último, creo que hay leyes que deben ser reformadas, sobre todo aquellas que vulneran el derecho de propiedad. El respeto a la propiedad privada es fundamental si queremos generar confianza y estabilidad a los inversores de las pequeñas, medianas y grandes empresas.