Dinámica precisa que el costo en dólares de la canasta de bienes y servicios que utiliza el Banco Central para calcular la inflación aumentó 90% entre septiembre de 2020 y septiembre de este año
Carlos López recuerda que cuando la empresa de embutidos para la que trabaja comenzó a pagarle un bono en dólares sintió una mejora importante en sus ingresos. Hoy, un año después, el bono alcanza para menos: “necesito más dólares para comprar lo mismo en el supermercado o pagar la internet, nunca pensé que pasaría esto”.
La consultora Dinámica Venezuela precisa que el costo en dólares de la canasta de bienes y servicios que utiliza el Banco Central para calcular la inflación aumentó 90% entre septiembre de 2020 y septiembre de este año.
En promedio, lo que Carlos López compraba hace doce meses con cien dólares hoy cuesta 190 dólares y las perspectivas apuntan a que seguirá aumentando el costo de la vida en dólares, al menos en el corto plazo.
En buena medida el dólar desplazó al bolívar, la moribunda moneda nacional, y se emplea para pagar en la mayoría de las transacciones, calcular los precios y ahorrar. Si bien actúa como ancla en medio de la hiperinflación que estalló en noviembre de 2017, el dólar no es inmune a los desequilibrios de la economía venezolana.
Economistas coinciden en que la causa principal de la pérdida de capacidad de compra de los billetes verdinegros en Venezuela es que mientras los precios escalan rápidamente por la inflación, la cotización del dólar sube a menor velocidad.
Por ejemplo, si un kilo de arroz hoy cuesta dos bolívares y el dólar se cotiza a dos bolívares se necesita un dólar para comprarlo. Pero si al cabo de diez meses el kilo de arroz aumenta hasta ocho bolívares y el dólar solo aumenta hasta cuatro bolívares, entonces se requieren dos dólares para comprarlo.
Esto fenómeno, para muchos impensable en un país donde la moneda estadounidense es vista como un escudo infalible contra todos los males de la economía, es lo que coloquialmente los venezolanos llaman “inflación en dólares”.
El Banco Central reporta que la inflación acumuló un salto de 1.946% en los últimos doce meses mientras que el precio del dólar en el mercado paralelo aumentó 974%.
Los precios en los comercios y las empresas venezolanas escalan en un contexto de trabas para producir por las fallas de energía eléctrica, escasez de combustible, problemas para adquirir insumos y caída de la demanda por el empobrecimiento de la población.
Empresarios consultados resumen que la circulación del dólar no significa que mágicamente Venezuela se iguala con Estados Unidos y adquiere la misma productividad, el entorno de confianza, su estructura de costos y su tasa de inflación.
Impacto desigual
Al analizar el aumento del costo de la vida en dólares por segmentos queda claro que el ascenso no es uniforme. Dinámica indica que entre septiembre de 2020 y septiembre de 2021 el costo de los servicios al hogar, exceptuando teléfono, acumulan un alza de 347% mientras que los alquileres de vivienda solo aumentan 11%.
“En el caso de los servicios al hogar impacta la eliminación de subsidios y en el de alquiler de viviendas el alza es mucho menor por la baja demanda”, explica Eduardo Fortuny.
Los alimentos y bebidas no alcohólicas aumentan 57%, equipamiento para el hogar 242%, vestido y calzado 176%, transporte 166%, restaurantes y hoteles 90%.
“Algo que debemos tener en cuenta es que el impacto de la eliminación de subsidios es puntual y en el caso de equipamiento del hogar incide la inflación importada”, dice Fortuny.
Dólar contenido
La administración de Nicolás Maduro tiene como meta estratégica la contención del dólar. Fuentes del Banco Central explican que la orden impartida es lograr que el precio sea lo más estable posible.
Para alcanzar la meta el Banco Central debilitó la demanda de divisas recortando los bolívares disponibles para comprar dólares. Para lograrlo, asfixió el crédito obligando a los bancos a congelar como reservas más de las dos terceras partes del dinero que gestionan.
Además, el Gobierno implementó un severo recorte del gasto público que profundizó el recorte de bolívares disponibles para comprar dólares y al mismo tiempo el Banco Central aumentó la oferta de divisas.
José Guerra, exgerente del Banco Central y diputado en la Asamblea Nacional elegida en 2015, agrega que “hay una proporción relevante de las transacciones que se hacen en dólares, los dólares ya están circulando y no hay que comprarlos, esto genera menos presión sobre el tipo de cambio”.
A su vez, tras ocho años consecutivos de recesión, la economía es liliputiense y el mercado cambiario muy pequeño. “Con una intervención minúscula, ofertando pocos dólares, el Banco Central ayuda a estabilizar al dólar”, dice José Guerra.
La Consultora Síntesis Financiera precisa en su informe El Tesorero que, en lo que va de año, el precio del dólar en el mercado paralelo ha subido 305% mientras que en el mismo lapso de 2020 subió 747%.
En campaña
Ante la interrogante de si el Gobierno será capaz de mantener la estrategia para contener el precio del dólar, José Guerra responde que “es muy difícil decirlo, pero si el Gobierno trata de aumentar el gasto en bolívares va a haber mayor presión sobre el tipo de cambio”.
Noviembre y diciembre son los meses de mayor gasto público porque el Gobierno paga bonos, aguinaldos y además juega la política: el próximo 21 de noviembre hay elecciones de gobernadores y alcaldes.
Síntesis Financiera señala que “los imponderables políticos podrían llevar a un aumento más intenso del gasto, si el Gobierno opta por decretar aumentos más fuertes en el salario mínimo o bonos de la Patria dada la proximidad de las elecciones”.