Frontera

En la vida de Fernanda no hay cabida para el miedo

25 de septiembre de 2023

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“Nunca dejo solo a mi equipo en los procedimientos que debo atender. Trabajo junto a ellos; en todas las acciones debo estar al frente”



Norma Pérez



La rutina de Fernanda Hernández incluye luchar contra las llamas para mitigar incendios forestales, rescatar heridos en un accidente de tránsito o en desastres naturales, buscar durante días a personas extraviadas. Arriesgar su vida para salvar a sus semejantes.

Ser bombero de carrera es algo que me acompaña, sale de mi corazón, forma parte de mí. Es una vocación innata tener esta profesión para ayudar al prójimo si se encuentra en peligro— manifiesta con convicción y se dispone a contar cómo fue que se incorporó a sus filas.

Todo sucedió hace más de dos décadas, cuando acompañaba a su hermano menor a  los entrenamientos de la brigada juvenil del Cuerpo de Bomberos del municipio Junín. Una acción simple que decidió su destino; pues así tuvo la oportunidad de conocer la labor que se cumplía dentro y fuera de la institución.

Fernanda Hernández es la segunda comandante /Foto: Norma Pérez

Hoy ostenta el rango de Teniente Coronel, es la segunda comandante de esta organización rubiense y tiene la mayor jerarquía del personal femenino en todo el estado Táchira.

Cuando abrieron la convocatoria para un curso de formación de bomberos de carrera, no dudé en inscribirmerefiere, mientras explica que siempre le ha gustado practicar los primeros auxilios y ayudar a quienes lo necesitan.

Su hermano desistió y tomó otro rumbo; pero ahí comenzó su historia. Formó parte, junto a veinte aspirantes, de la última promoción de Bomberos del Este, porque después hubo una fusión con los Bomberos Metropolitanos de Caracas y se creó una sola unidad.

Los instructores venían de la capital de la República. Durante ocho meses cumplimos con los módulos establecidos en la ley para formar un bombero profesional de carrera: primeros auxilios, incendios, rescate, prevención e investigación muchos recuerdos acuden a su mente—. Fue un aprendizaje cabal, que me ha permitido desempeñarme con conocimientos sólidos.

Fernanda Hernández Acevedo ingresó al Cuerpo de Bomberos del municipio Junín a los 19 años de edad en condición de voluntaria. Hoy tiene 43, ocupa un cargo directivo y suma veintitrés años de servicio.

Su comportamiento y trayectoria ganaron el respeto de sus compañeros, por lo que no ha sido difícil tener un grupo numeroso a su cargo: “Siempre mantengo un perfil de disciplina, mando y comando. Cuando hay firmeza y conocimiento no se generan conflictos”.

Múltiples roles

En sus inicios como voluntaria solo recibía un pequeño aporte. Cuando se creó el Instituto Autónomo, comenzó a percibir un salario. En 2015, con la promulgación de la Ley de Bomberos, mejoraron las condiciones en materia de remuneración.

Con sus compañeros de labores /Foto: Norma Pérez

Un profundo interés por consolidar su formación profesional, le animó a estudiar la licenciatura en Ciencias del Fuego. En estos momentos está próxima a culminar el doctorado en Seguridad Contra Incendios y Ciencias del Fuego en la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad, con sede en San Cristóbal.

También es egresada del Instituto Pedagógico Rural “Gervasio Rubio”, UPEL, donde cursó la carrera de Educación; complementó este aprendizaje al realizar una maestría en Historia y Geografía.

Dentro del Cuerpo de Bomberos, participa en constantes cursos de capacitación y ha ascendido a través del tiempo, hasta estar a cargo de la segunda comandancia, en equipo con el primer comandante Jertzon Peña.

“Como representantes de una institución, siempre debemos cuidar nuestra presentación personal, así como la manera de actuar y la atención al público. Dar ejemplo a los subalternos para que sean excelentes personas, con ética profesional, porque ese es el perfil del bombero. Nuestra misión es salvaguardar vidas, bienes materiales, y allí siempre estaremos para cuando nos requieran”.

Fernanda Hernández está casada, su esposo también es bombero; tienen un hijo de quince años de edad, que quiere estudiar medicina.

“Cuando nació mi hijo cambió un poco la dinámica de mi actividad bomberil; sin embargo trabajé hasta los ocho meses de embarazo, adapté mi uniforme y nunca dejé de cumplir mis funciones. Le doy gracias a Dios por la familia que me ha dado”.

Para ella, la sede del Cuerpo de Bomberos es su segundo hogar y sus compañeros una familia bastante numerosa.

“Aquí paso más tiempo que en mi casa. Llego a las ocho de la mañana; y si no hay emergencias, salgo regularmente a las diez de la noche. Los fines de semana estamos atentos a cualquier eventualidad. Hay momentos que no hay descanso, porque existen casos donde el incidente se extiende por varios días, y hasta que no se resuelve, no volvemos a la rutina”.

Junto a su hermana Karina que sigue sus pasos /Foto: Norma Pérez

Las emergencias con niños son las que más le conmueven, por su vulnerabilidad.

“En una oportunidad debimos prestar auxilio a una pequeña de dos años de edad, que metió la mano en un molino, por descuido de los adultos a su cargo. En esos casos hay que mantener la calma; para ello nos hemos preparado”.

Nacer para ayudar

“En los procedimientos que me corresponde atender, nunca dejo solo a mi equipo. Trabajo junto a ellos, bien sea en apagando un incendio o en cualquier otra acción, debo estar al frente”.

Afortunadamente nunca ha resultada lesionada, ella dice que es gracias a la prudencia y experiencia.

“Nunca he sentido miedo en ninguna de las eventualidades que debo enfrentar. Resolver es parte de mí, tal vez siento frustración cuando no podemos hacer las cosas rápido o no contamos con los implementos. Si es necesario, improvisamos con lo que tenemos; siempre estoy dispuesta a enfrentar la situación. No siento temor a las alturas, ni a las llamas, hay mucha adrenalina y el trabajo siempre fluye”.

Vocación a toda prueba /Foto: Norma Pérez

A su cargo, tiene 55 personas entre funcionarios, voluntarios y personal administrativo. Una de sus hermanas, Karina, sigue sus pasos. Desde hace ocho años, esta joven también forma parte del Cuerpo de Bomberos del municipio Junín.

“Ser bombero es algo que me acompaña desde que nací. Es una sensación muy bonita poder ayudar a quien nos necesita. Porque no sabemos en qué momento requieren de nosotros y es satisfactorio estar en ahí para ayudar. Esto no lo cambio por nada”.

Con su armadura azul, Fernanda Hernández Acevedo hace honor al lema pintado en una de las paredes: “Hazlo con pasión o cambia de profesión”. La vocación de servicio es parte integral de su ser. En su vida no hay cabida para el miedo.

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