La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles
Humberto Contreras
El Domingo de Resurrección, también conocido como Domingo de Pascua, Domingo de Gloria o Domingo Santo, es el último día de la conmemoración de la Semana Santa, que cierra el Triduo Pascual o los tres días santos, durante los cuales se recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret.
El Domingo de Resurrección constituye la fiesta central, es sinónimo de alegría, luz y esperanza entre los fieles católicos. Es una conmemoración festiva que celebra el regreso a la vida de Jesús después del martirio vivido, y su muerte en la crucifixión en el Calvario. Y que, tal como había prometido a sus discípulos, regresó de la muerte, con lo cual se cumplía el mandato de Dios y probaba que era el salvador de la humanidad.
Así, Cristo triunfó sobre la muerte y con ello nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical que se celebra este día, se recuerda con alegría esta noticia. Se prende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado, el cual permanece encendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.
La Resurrección
Recuerdan las Escrituras que después de saberse la muerte de Jesús, José de Arimatea, reclamó ante Poncio Pilato el cuerpo para ser sepultado. Luego de recibirlo, procedió a embalsamarlo, envolverlo en un manto y llevarlo hasta una cueva, donde lo dejó, sellando la entrada con una gran roca.
En la madrugada del día siguiente, las mujeres se acercaron a la cueva para ungir el cuerpo con perfume y aceites, pero según se dice en los escritos de San Mateo, San Marcos y San Juan, a la entrada de la cueva las recibió un joven con vestiduras blancas, quizá un ángel, quien les anunció que Jesucristo había resucitado.
En el camino a Galilea, Jesús se apareció a varios de sus discípulos, entre ellos, María Magdalena, a quien le dijo dónde podrían encontrarlo los apóstoles. Cuando el Maestro pudo finalmente reunirse con ellos, les dio el Espíritu Santo y el poder de perdonar los pecados. Posteriormente, ascendió a los cielos.
Dice la web de Catholic net, que la Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.
Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.
En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar?
San Pablo dice, “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14). Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente Dios.
Con el Domingo de Resurrección comienza un Tiempo pascual, en el que recordamos el tiempo que Jesús permaneció con los apóstoles antes de subir a los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.