El peligro que ya de por sí representan las trochas fronterizas se ha arreciado cuando las relación entre Colombia y Venezuela ha llegado a su punto más álgido de conflictividad. La gran afluencia de personas necesitadas por las mil y un razones a cruzar la frontera, la vigilancia y control de grupos no identificados en la zona que impiden la utilización de equipos para captar imágenes, y la desprotección por parte tanto del estado colombiano y venezolano, ha hecho que cruzarlas sea una aventura, y sea forzoso pagar entre 15 mil y 30 mil pesos para ser guiados y apoyados por baqueanos que aseguran que su viaje tenga feliz llegada a l territorio del “otro país”. Diario La Nación recoge la experiencia de adentrarse por una breve pero inhóspita zona donde las sorpresas acechan y no todos le va vienen el camino para cruzar al otro lado del río, lo que hasta hace ocho días se hacía por los puentes binacionales. /(Foto/ AFP)