Algunos expertos aseguran que esta vez la escasez podría alcanzar niveles nunca vistos, y exponen razones para emitir semejante visión.
Por Humberto Contreras
A mediados de mayo, cinco buques partieron de Irán hasta Venezuela, cargados con gasolina y, supuestamente, aditivos para reactivar las ruinosas refinerías nacionales. Eran 1 millón 530 mil barriles -cada barril es 159 litros-, que, según los analistas en Venezuela, cubrirían hasta por 52 días la demanda nacional, entendiendo que, para esos días, el país consumía de 35 mil a 40 mil barriles de gasolina diarios.
Fue un acuerdo entre Irán y Venezuela, con la intención de burlar abiertamente las sanciones norteamericanas. Estados Unidos amenazó con decomisar el combustible, se creó tensión internacional, pero al final, los cinco supertanqueros llegaron a Venezuela sin ningún contratiempo, y cumplieron su cometido.
Esa gasolina fue un alivio temporal para los conductores venezolanos, luego del escabroso lapso marzo-mayo, en que el combustible desapareció de las gasolineras del país. Dado el éxito del mismo, se intentó repetir la jornada. Pero esta vez, a mediados de agosto, el Departamento de Justicia de EE.UU. informó que se había incautado de aproximadamente un millón 116 mil barriles de gasolina iraní, que transportaban cuatro tanqueros a Venezuela.
Las consecuencias las está pagando el pueblo venezolano. Desdibujado con la aplicación de la cuarentena por la crisis del nuevo virus, que ha obligado una reducción sustancial del uso de vehículos, el consumo obviamente ha bajado, pero la gasolina existente no alcanza siquiera para abastecer los autos de quienes aparecen como “priorizados”.
Según informó el portal Bloomberg, 60 % de las estaciones de servicio en el país están cerradas por escasez de gasolina. Significa que, según la nota, 950 de las 1.570 estaciones no despachan combustible, lo cual, según algunos medios, podría deberse a un racionamiento nacional, solapado en cuarentena.
Algunos expertos aseguran que esta vez la escasez podría alcanzar niveles nunca vistos, y exponen razones para emitir semejante visión. Por un lado, EE.UU. demostró que hace cumplir las sanciones, y que está dispuesto a aplicarlas. Pero la razón de base, sencillamente, es que la caída sostenida de la producción de combustible en el país no se recuperará prontamente.
Complejos refinadores en deterioro
Venezuela tiene en su seno el complejo refinador de gasolina más grande del mundo, con el cual produjo el combustible necesario para atender el mercado nacional, y para exportación. Las seis plantas que integran el complejo están en Falcón, Zulia, Carabobo y Anzoátegui, con capacidad para refinar más de 1 millón 300 mil barriles por día de gasolina y otros combustibles.
Pero, especialmente en la última década, la falta de inversión y la falta de mantenimiento han hecho que la producción haya disminuido de forma sorprendente. En resumen, según EudisGirot, dirigente de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (Futpv), en declaraciones a medios nacionales, los inventarios de gasolina en los tanques de Pdvsa están en niveles críticos.
—Tres de las cuatro principales refinerías del país están paralizadas. La refinería de Puerto La Cruz, con capacidad para 200 mil barriles diarios, está apagada desde 2016, con serios problemas estructurales. En el Complejo Refinador de Paraguaná, la refinería de Amuay está paralizada.
La de Cardón, agrega, hace poco más de un mes producía 22 mil barriles por día, pero se paró porque se registraron dos incendios grandes que dañaron las bombas que impulsan el producto a la planta elaboradora de gasolina. Esas bombas sufrieron muchísimo daño y están fuera de servicio. El Palito es la única planta trabajando, pero a un mínimo de su capacidad instalada. Solo procesa de 8 a 10 mil barriles de petróleo diarios, y falla cada quince días.
Hay varios expertos iraníes que laboran en la recuperación de El Palito, pero no pueden hacer mucho por la destrucción que hay, además de que, sin los repuestos necesarios, que tienen que ser importados, es imposible, enfatiza el dirigente sindical.
Recordemos que esas refinerías fueron construidas por Shell, Mobil y Exxon, con participación de grandes empresas de ingeniería y construcción, todas vinculadas a Estados Unidos, es decir que los proyectos y la tecnología básicamente provinieron de ese país, lo que explica la afectación de las sanciones.
Caída de producción petrolera
La demanda de gasolina en el país, para junio 2019, fue de 200 mil barriles diarios (b/d). Para enero 2020, bajó a 130 mil. Es una consecuencia directa de la caída de producción de petróleo que afronta Venezuela.
Hace doce años se producían más de 3 millones de barriles de petróleo diarios. En junio 2020 no llegó a 400 mil, y en julio siguió bajando. El Ministerio de Petróleo indicó que se produjeron 392 mil b/d, pero el Boletín Mensual del Mercado Petrolero de la OPEP, de julio 2020, habla de 339 mil.
Esta cifra ha colocado al otrora primer productor de petróleo del mundo, apenas en el sexto lugar de los países de Latinoamérica, detrás de Brasil, México, Colombia, Argentina y Ecuador.
En conclusión
Considerando la situación planteada, tal como la ven los expertos y conocedores de la materia, la respuesta a la pregunta ¿Se acaba la gasolina en Venezuela?, puede ser más claramente dimensionada. Las posibilidades quedan para el análisis libre de nuestros lectores.