La cultura rosa (II): La viralización de los contenidos de la prensa rosa
2 de mayo de 2024
Porfirio Parada
Vine al museo para aportar. Se venían unos cambios importantes a la institución. Las mañanas comenzaron a ser distintas, sobre todo cuando llegaba al MAVET, empezando a reunirme con algunos socios y miembros de la Junta Directiva anterior. Eran días distintos, porque había un ambiente de incertidumbre y de vacío, sin embargo, el sol seguía brillando, y la dinámica del museo aparentemente seguía normal. El cambio de las autoridades era un hecho y yo figuraba entre sus nuevos nombres. No me sentía totalmente solo, pero si con poca compañía, no me encontraba rodeado de personas con confianza no solo en el hablar, sino en los gestos, en el apoyo invisible, en el acercamiento fraterno que hacemos los seres humanos con otras personas en los pasos desconocidos.
Bueno en una de esas primeras reuniones, después de la pandemia, llega una señora mayor, vestida como una flor, con el cabello pintado y con lentes negros. Avanza lentamente por los pasillos del museo con el apoyo de su hijo. Antes de ingresar donde estábamos nosotros, entre esos, estaba Carmen Ludene y Manuel Rojas, ella va saludando a algunas mujeres del personal del MAVET, el saludo fue familiar, personas que se conocen de mucho tiempo. Me di cuenta que era Blanca Suárez Botero sin conocerla aún.
Ya había escuchado de ella sobre todo en las últimas reuniones que sostuve en el museo, y también por su trayectoria que no pasa a la ligera, y que, por ahí, en los encuentros de arte y la cultura que he podido estar durante los años, pude recordar ese nombre en algunas de las paredes y espacios de este transitar artístico. Sus ojos dicen de la belleza de su ser, nos presentaron, y de inmediato, reconocí a una artista comprometida con el museo, sin hablar mucho, buscaba la mejor dirección y los mejores acuerdos en pro de la institución. Cuando nos fuimos, nos dimos las manos, y obtuve lo que anhelaba por esos días, un apoyo invisible, desinteresado, pero real.
Luego con el pasar del tiempo, específicamente tres años, me di la tarea de conocer un poco más sobre su obra como artista plástico. Blanca por ser amiga y miembro de la Junta Directiva del museo, hay varias obras de arte de su autoría en la colección de la institución. Las pude ver donde están resguardadas, y también las vi en las primeras exposiciones que pude estar y ser parte de la organización, y que se exhibían en las distintas salas del Museo de Artes Visuales y del Espacio del estado Táchira.
Es un juego visual donde el espectador disfruta de la obra. Son conocidas sus obras, sus tendencias y sus formas de expresión. Entre lo abstracto con lo figurativo, símbolos y expresiones geométricas, trazos bien coloridos dentro de otros colores también bien coloridos. Divisiones y otras formas rectangulares, en otras dimensiones. Ya trabajando en el museo estaba redescubriendo a una de las grandes exponentes del arte, aquí en el Táchira, deseaba genuinamente volverla a ver en la próxima reunión en el MAVET, para comentar brevemente de mi experiencia e inquietudes viendo su obra, entre otros temas. Nos enteramos que su salud empezó a decaer, faltando a las reuniones. La extrañé en el poco tiempo que nos teníamos conociendo.
Para mi fue un golpe, porque como escribí en un principio, Blanca fue una de las primeras personas que me dio un apoyo y bienvenida al museo cuando empecé a trabajar allí. Luego, pasaron los meses y estando en el Ateneo del Táchira, conversando con el artista plástico Salvador Muntaner, organizamos una exposición colectiva en dicho recinto cultural con el apoyo de Osvaldo Barreto, Ernesto Román, Edgar Velandia, Adela Guarino, Víctor Blanco, Fundación Art Tu Alcance, entre otros. En esa muestra estuvo una obra de Blanca Suárez Botero y la conocí en otro formato, otra manera expresión, más en la escultura, pero sin divorciarse de su firma y estilo. En esos días tuve la oportunidad de visitarla en varias oportunidades a su casa. Un hermoso hogar lleno de arte y cuadros. Su diseño hace recordar esas casas antiguas, con su patio en el centro, y sus pasillos de antaño. Con Salvador Muntaner pude ir hasta su taller, donde guarda y conserva su obra a través de los años, llevé mi cámara fotográfica e hice un registro del espacio y sus obras, estaba impactado por tanta riqueza artística por parte de Blanquita. Luego parte de esas fotos la publicamos en las redes sociales del MAVET y tuvo gran aceptación y vistas.
Entre las conversaciones en su casa, fuera de su casa, con sus familiares y otros artistas, me enteraba sobre otros datos de su trayectoria y de su vida. Sus buenos años en las exposiciones en Seguro Los Andes, su vida en Caracas, cuando estuvo casada y luego cuando se divorció. Sus exposiciones individuales y colectivas, cuando dio clases, su amor a su familia y sus integrantes. En el año 2022, el MAVET le otorga la Orden Valentín Hernández Useche por su trayectoria, para el acto la reconocida artista llegó en sillas de ruedas, pero con la voluntad y la sonrisa noble que le caracteriza. Nos alegramos con su presencia y brindamos por el arte y por su vida. El año pasado, en el 2023, el Ateneo del Táchira hizo lo propio, y celebrando sus 116 aniversario, proyectando en la Galería Rafael Ulacio Sandoval una individual de Blanca Suárez Botero. Volvimos a celebrar su vida y creación artística. El cronista de La Grita y artista plástico, Néstor Melani Orozco, escribió esa semana, en el Diario La Nación, sobre la exposición de esta reconocida artista.
En esa muestra retrospectiva de Blanca, vi una serie de collage de su autoría que me dejó impactado. De hecho, fui varias veces a la galería del ateneo mientras estuvo la exposición viendo una y otra vez sus collages. Pasaron unos días y fui de nuevo a su casa, y les propuse a ella y a su familia, una exposición de solo los collages en el MAVET. Mostrar lo mejor del arte contemporáneo regional por parte de una gran artista. Les dieron el gusto bueno, pero no definimos la fecha. Sería una gran oportunidad para los amantes del arte que puedan apreciar ese trabajo artístico. Inicia el año 2024 con la noticia de saber que Blanca se encuentra hospitalizada en el Hospital Central luego de sufrir una caída. La visité esta semana en el quinto piso, estaba su sobrina. Me dijo que está mejorándose. Blanca me sonrió, hablamos poco, pero sí me dio gusto verla y saber de su recuperación. Me fui, entre la sensación y convicción, que todo saldrá bien.
De verdad desconozco qué pasará con nuestras vidas, nuestro camino y andar. Recién comienza el año y falta por organizar algunos temas de la planificación del museo en este año, mi planificación personal de vida, posibles proyectos, actividades y otras cuestiones. Pero sí me permito escribir y desear la mejor salud y bendiciones a Blanca, a su vida que no la conozco del todo, y no soy su amigo de años. Le deseo pronta recuperación y bienestar. En este viaje llamado vida he transitado por los caminos y vericuetos del arte, y en mi vida, en mis ojos y en mi corazón estará la obra de Blanquita por el tiempo que queda. El deber de las próximas generaciones, de artistas, cultores, periodistas, historiadores, profesores, gobernadores e investigadores es acercarnos a la obra de ella, averiguar, profundizar y analizar sus etapas, expresiones y su propio camino. Gracias Blanca por ser tan cordial y buena gente desde el principio. Nos vemos en algunos de sus collages.
Lic. Comunicación Social
Presidente de la Fundación Museo de Artes Visuales y del Espacio del Táchira
Locutor de La Nación Radio
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