Julieta Cantos
Hace un tiempo ya, planteé que debido a la gran cantidad de comentarios sobre mis artículos, ponía a disposición de los lectores mi columna una vez al mes, para con su permiso, colocarlos y así abrir aún más el debate, aun cuando no estuvieran de acuerdo con mi visión. Lo estuve haciendo por un tiempo, pero los comentarios eran tantos, y algunos tan largos, que prácticamente hubiera tenido que ceder la columna. Esto resultó positivo y gratificante, pero imposible de cumplir, por lo que muchas veces tomé algunos aportes y los incorporé a mis propios artículos, incluida la lectura de libros vinculados a los temas que he venido tratando, citando la referencia. Pero, adicionalmente, la pasión propia por el Táchira, y por el hábito de escribir que se convierte en adicción, hace que siempre me falte espacio para mi propio análisis, por lo que mi oferta de compartir se fue diluyendo. En conclusión, tomé la decisión de seleccionar algunos bien contrastantes y/o que aportarán puntos de vista para fortalecer…el consenso y el disenso, y cederles la columna ocasionalmente. ¡Espero que mi propia pasión por la escritura y la reflexión me permitan cumplirlo! Lo cierto es que los últimos artículos han generado aportes importantes, y hoy abro el espacio para uno de ellos, que es profundo, difícil, con encuentros y desencuentros, y que obligatoriamente, por su extensión, tendré que cederle también el espacio de la próxima semana…amigos lectores…no abusen. Se les respeta profundamente y agradezco cómo sus comentarios me nutren y me obligan a pensar más, a corregir, a veces, y a consolidarme otras. La siguiente es la carta que me envió el arquitecto Enrique Vila.
Barcelona, 31 de julio de 2020
Querida Julieta:
Un saludo cordial desde mi semiconfinamiento catalán.
Antes de entrar en materia, quiero felicitarte por este sostenido y apasionado trabajo por el Táchira y San Cristóbal. Ojalá que otr@sciudadan@s hicieran otro tanto en sus respectivas actividades.
Deseo comentar dos aspectos de tu escrito reciente (última semana del mes: 27 de julio, 2020). El primer aspecto versa sobre el propio título de tu artículo ‘…De nuevo… el sentido común’, incluyendo sus menciones que haces en el texto. Busco aclarar y, si fuese más adelante necesario debatir, las posibilidades y limitaciones sobre esa expresión del ‘Sentido común’; y lo dejo a tu consideración apelando a una cita de A. Gransci:
[Cuando se expone un planteamiento] a unos lectores que no son intelectuales de profesión, debería partir del análisis crítico de la filosofía del sentido común, la ‘Filosofía de los no filósofos’, es decir, la concepción del mundo absorbida acríticamente por los diversos ambientes sociales y culturales en que se desarrolla la individualidad moral del hombre medio. El sentido común no es una concepción única, idéntica en el tiempo y en el espacio; es el ‘folklore’ de la filosofía y, al igual que ésta, se presenta de innumerables formas. Su rasgo fundamental y más característico es el de ser una concepción (incluso en cada cerebro individual) disgregada, incoherente, inconsecuente, conforme a la posición social y cultural de las multitudes de las que constituye la filosofía. [Sin embargo,] Cuando se forma en la historia un grupo social homogéneo, se elabora también contra el sentido común, una filosofía homogénea, es decir, coherente y sistemática
(Gramsci, A. (de 1971, y reeditado en 2009). La política y el Estado moderno. Diario Público, p. 13).
Entonces, con esta cita quisiera destacar: hay que tener cuidado con el sentido común; porque hay que saber de antemano qué y quiénes son los que sienten cómo, y cuán común es ese sentir.
Sigo con otro aspecto: mi deliberada intención de contribuir a crear(nos) una ‘Filosofía homogénea’, coherente y sistemática, para el logro, por ejemplo, de la democracia participativa. No en balde su debate actualizado, ahora por las manifestaciones populares antirracistas en EEUU en estados bastante democráticos: Oregón y Washington.
Empiezo extrayendo de tu artículo una parte, ante la cual expondré una concepción de la Cultura (con ‘C’ mayúscula), de esta nueva ‘Filosofía homogénea, coherente y sistemática’ que contribuyo a construir. Aunque fácilmente comprensible por los significados que expondré, no es fácil de aplicar dadas sus implicaciones institucionales; porque, entre otras cosas, requiere transustanciar la concepción del mundo cientificista neocolonizadora que todavía nos domina y controla. Así, invito a una ruptura epistemológica con el cientificismo (auto)claudicante, que se divulga en el sistema educativo formal (desde el preescolar hasta el postdoctoral), en los medios de comunicación y, aunque parezca increíble, hasta en los partidos políticos de cualquier color. Cito de tu artículo:
…La sociología y la antropología, como ciencias sociales, en términos generales, … se han encargado del análisis científico de la sociedad humana, el estudio de la realidad social, y las interrelaciones entre el individuo, los grupos y las sociedades. En su momento tuvo un gran auge, y los sociólogos y antropólogos eran respetados en sus concepciones e influyentes en el mundo académico, intelectual y político. Se entiende…
Cabría preguntarnos: ¿cuáles análisis de cuáles sociedades y cuáles realidades de estas? ¿Para qué? Y, continúas inmediatamente con cuestiones que se salen del campo científico para entrar en otro campo. Es decir, suponiendo que esas ciencias aportaron hechos relevantes, sucede que, desde el punto de vista filosófico desde hace ya unas siete décadas, a través de la Filosofía Analítica británica se debate sobre si, a partir del ‘Estado de lo que Es’ (TheIsState), se deriva el ‘Estado de lo que Debe Ser’ (TheOughtto Be State). Es decir: Si, a partir de los Hechos (sobre todo conocidos científicamente), se derivan o formulan los Valores. Veamos lo que escribiste a continuación:
… ¿cómo definir políticas sociales, culturales, y de otro tipo?, ¿cómo planificar, sin tener claro, qué o quién es el hombre, sus necesidades básicas, su comportamiento, interacciones, procesos de cambio, es decir la comprensión de los procesos humanos?…
Ahora te expondré las puntualizaciones para una futura Filosofía hegemónica liberadora, que sirva de marco de referencia para mi comentario sobre tu cita y lo que quisiera contribuir a cambiar en nuestra sociedad:
Hasta aquí, la carta recibida. La continuación de la misma, la colocaré en la columna de la próxima semana. Tal cual, novela por entrega…
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