Opinión

De golpes y porrazos

7 de febrero de 2019

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Echo mano de la expresión popular “a golpe y porrazo” la cual designa las acciones que se pretenden o se hacen a la fuerza, con imposición, desconociendo leyes y normas, parafraseándola para tratar de analizar la conducta  política asumida por un sector extremo de la oposición derechista en Venezuela. Cierto es que la historia de la oligarquía y la clase política venezolana, sobremanera desde que inició la explotación petrolera en el país, ha estado estrechamente ligada al gobierno norteamericano,  condición acrecentada en las últimas décadas. Así fue durante el llamado “puntofijismo” en el que su representación militar en el país llegó al extremo de avecinarse ocupando una edificación en Fuerte Tiuna, junto al alto mando criollo. La política, la economía y la acción castrense, así como la formación de sus efectivos, requerían la venia de los enviados gringos y en ocasiones la consulta con las altas autoridades del “coloso del norte”.

Así, la historia nacional ha conocido como los representantes del Tío Sam, militares y civiles, participaron, entre otros, en el diseño de la desproporcionada respuesta militar ante el denominado “caracazo” en febrero de 1989 y su macabro balance de más de 3 mil muertos. Estuvieron presentes también en la respuesta de las entonces FAN a los alzamientos del 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992. De manera que en Venezuela no se tomaban decisiones en las que no participara activamente la embajada de Alto Prado, con la aceptación de todos los sectores políticos de entonces.

Desde 1998, o antes, cuando salió de prisión el Comandante Chávez hasta los días que corren, la estrecha relación trocó en una sumisión espeluznante por los grados de lacayismo alcanzados. Se inició el bloqueo mediático, las jugarretas leguleyescas para cerrarle el paso a la opción popular, hasta los más descarados halagos y carantoñas para tratar de seducir al “veguero” pretendidamente deslumbrable.  Fracasada la estrategia de la seducción, el gobierno norteamericano ordenó activar opciones desestabilizadoras y el golpe de estado, igualmente frustradas en el cruento abril de 2002, la protesta de militares en Plaza Altamira y el paro-sabotaje petrolero. Tales naufragios condujeron a la adopción de otras opciones como la negativa y boicoteo al diálogo y el fraudulento referéndum intentado en 2003, hundido también. En 2004,  el Departamento de Estado encomendó a Gene Sharp, Director del Albert Einstein Institution (Boston, USA)   la formación y entrenamiento a escogidos cuadros de la  organización Súmate, encabezada por María Corina Machado, para llevar adelante el referéndum revocatorio contra el presidente Chávez en el año 2004, ocasión en la que se puso a prueba una estrategia, en adelante usada reiteradamente, que consiste en denunciar fraude sin presentar prueba alguna y convocar a la gente a las calles a  buscar por la violencia lo que el pueblo les niega en las urnas.    

De allí en adelante, se asumió la opción de la guerra multidimensional y por supuesto, la violencia en todos sus matices con aumento progresivo de muertos en cada versión. Todo esto sustentado en el entrenamiento de elementos para cada uno de los ámbitos de la guerra mediante “fiestas”, adiestramiento con cuerpos policiales, delincuentes, paramilitares y mercenarios de algunos países cipayos, seminarios de liderazgo y otras formas disfrazadas para la preparación de los destructores del estado y el país.

Todos los golpes ideados por el gobierno norteamericano, sus países serviles y la derecha nacional, felizmente han fracasado, la patria lo celebra. Cada intento de golpe se les convierte en un porrazo cada vez más contundente. El último, con la autoproclamación de un títere salido de sus entrenamientos para  la violencia, sin talla ni formación para ejercer cargo alguno, además con la descarada dirección protagónica de la chambonería diplomática y política del arrogante Trump y sus adláteres, mostrando su condición apátrida sin ningún pudor, con la exhibición de los símbolos yanquis, intento quebrado hoy por los pueblos de Venezuela y el mundo. Es evidente que se  mantiene atada  al borde del abismo mediante la farsa orquestada por la poderosa mediática y los perversos laboratorios de redes sociales, languideciendo irremediablemente en medio del desconsuelo de los fanáticos que siguen creyendo en sus promesas fechadas, sus “campañas libertarias” y sus conquistas ficcionales.

Para la oposición derechista es hora de asumir responsabilidades, de reconocer los errores y disparates, de hacer política en serio, de presentar un proyecto de país y además, de intentar la recuperación urgente de su abandonado amor a la patria y su dignidad. De lo contrario, cada golpe terminará convertido en un nuevo porrazo sin remedio.   

Gustavo Villamizar Durán

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