Opinión

El Acuerdo de Ginebra

18 de febrero de 2020

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El territorio del Esequibo constituye una superficie importante para Guayana, la cual tiene un territorio de 214.000 kilómetros cuadrados. Durante el siglo XVIII, algunos imperios de ultramar, como el español, el holandés y luego, más tarde, el británico, practicaron el coloniaje en territorios americanos. En 1897, el Gobierno inglés se comprometió con Venezuela a resolver esa usurpación que reclamaba a través de tribunales internacionales. Es una rica zona mineral y forestal de grandes proporciones, administrada por Guyana desde hace tiempo, pero nuestro país la reclama como suya y la considera un área por delimitar. Después de arduas reclamaciones, esa zona en disputa en 1899 fue adjudicada al imperio británico mediante un laudo arbitral realizado en una corte en París. En 1962, Venezuela reclamó y presentó, ante las Naciones Unidas, una demanda, al alegar que el mismo había sido resuelto de forma fraudulenta, al considerar que hubo complicidad entre los delegados británicos y el juez ruso, que dispuso del fallo.

A medida que transcurría el tiempo, la nación expoliadora obtuvo su independencia en 1966. En esa oportunidad, tras la denuncia venezolana, se llegó a firmar el Acuerdo de Ginebra, Suiza, el 17 de febrero de 1966. Era un acuerdo para resolver la controversia limítrofe entre el Reino Unido de Gran Bretaña, Irlanda del Norte y Venezuela, sobre una zona fronteriza, entre el país vecino y la Guayana Británica. Dicho convenio contemplaba que esa extensión territorial era controlada por Guyana, aunque su soberanía es reclamada por Venezuela. Ese tratado fue de carácter transitorio y estableció un laso de 4 años para solucionarlo. Durante el período entre 1982 y 1999, las partes involucradas trataron de resolver el problema mediante el mecanismo de buenos oficios de la Organización de las Naciones Unidas, consistente en una ordenación pacífica de controversias; sin embargo, este propósito nunca ha tenido resultados satisfactorios.

Después del gobierno de Hugo Chávez Frías (1999-1913), el diferendo se archivó, en primer lugar, por el carácter ideológico de los dos gobiernos y, luego, por la apatía y complicidad de la Administración actual, que no defiende a fondo los intereses de la patria de Simón Bolívar. El conflicto se ha avivado más desde el 2015, al anunciar la empresa petrolera Exxon Mobil la aparición de un importante yacimiento en el océano Atlántico, por casualidad en la zona donde entra en vigor el histórico diferendo territorial.

Las exploraciones se efectuaron con el aval de la administración de Georgetown, la cual produjo una protesta del Gobierno actual. A raíz de este revuelo diplomático, las partes decidieron volver a utilizar los buenos oficios de la ONU, pero nuevamente no se llegó a una solución definitiva. Mientras  tanto, el gigante petrolero ha continuado con sus prospecciones, las cuales Venezuela las considera ilegales. En su empeño esa empresa gringa ha hallado más yacimientos en esas partes.

Dada la importancia vital del petróleo para Guyana, este país introdujo ante la Corte de La Haya una solicitud para hallar una solución al conflicto territorial. Entre tanto, la Administración venezolana respondió en un comunicado que no reconoce ni acepta la vía judicial para resolver la disputa, pues esta solución atenta contra el Acuerdo de Ginebra de 1966. En este sentido, el comunicado expresó: “Recurrir al acuerdo judicial para dirimir la controversia, resulta inaceptable, estéril e inaplicable, dado que la República Bolivariana de Venezuela no reconoce como obligatoria la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia”.

Para buscar una solución aceptable, Venezuela ha propuesto a Guyana reiniciar los contactos diplomáticos, para conseguir un resultado práctico y satisfactorio de la discusión planteada. Asimismo, el Gobierno guayanés califica el reclamo absurdo, por considerar que en la zona en reclamación nunca se ha hablado español y sostiene que ese territorio no fue parte de la Capitanía General de Venezuela durante la colonia. Contrario a este criterio, Venezuela afirma y defiende que durante la colonia el límite de su territorio estaba establecido por el río Esequibo. Además que cayó en manos de Holanda, se debió a la debilidad del imperio español. Por eso, los Gobiernos venezolanos han considerado que el Esequibo es tierra nuestra, por derecho histórico.

El tiempo transcurrido de más de un siglo de la disputa territorial del Esequibo, hace casi olvidar para los venezolanos esa reclamación. Desde entonces, los Gobiernos de Venezuela no han hecho y no practicaron las gestiones adecuadas y apropiadas para reclamar a tiempo la definición de esa disputa territorial. Por lo visto hasta ahora, no se vislumbra una solución definitiva y satisfactoria para el país, que tiene años insistiendo en que el Esequibo le pertenece por cuestiones geográficas e históricas. Mientras pasa el tiempo, podemos expresar: “amanecerá y veremos”.

Alejo García Sierra

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