Opinión

El embajador de Seboruco

31 de enero de 2024

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Néstor Melani-Orozco

Había que regresar a Seboruco, el pueblo de piedras rojas y comarca vieja de los legados de La Grita. Horizonte de sueños, para contemplar la armonía de sus tres torres neogóticas compuestas, donde Dios es hortelano, panadero y poeta. La misma comarca de piedras y la de casas solariegas donde están las edades y la «Nona Petra» se quedó en las imágenes descritas del tiempo. Seboruco, el asentamiento del primer Alcalde de La Grita, Baltazar de Artigas, y de secretos sagrados; los viajeros venidos de Pamplona, como de las herencias; los judíos, sefardíes, italianos y españoles…

 

Entonces fue del cruzar los años, una mañana fui desde nuestra Grita a visitar al alcalde Rigo Vitto, pues le había realizado las esculturas de los fundadores. Como tiempos de inciensos y lágrimas de un pueblo. Hablamos de los mundos y de la edad Toscana del abuelo Nicolas Vito Pieruzini, primo hermano de mi padre Pepe Melani. Fue entonces de tantos espacios; el alcalde me dijo: «Hala. ¿Usted sabe de Antonio Moncada Moreno?». Le dije de saber un poco de su hecho de notable diplomático e hijo de Seboruco. Entonces me replicó: «Pues vamos para que le conozca»… Caminamos una cuadra y en la casa del Profesor Antonio Sánchez estaba Don Antonio Moncada Moreno, había venido de Caracas, con Doña Gladis Contreras. Como un poeta, el interesante personaje de aquel pueblo bendito por las lágrimas de Medarda Piñero. El del seminario eudista de Medellín, el filósofo de la escuela francesa, venida de San Juan Eudes de Paris. Y el interesante diplomático, testigo de la firma de paz en la Segunda Guerra Mundial de 1945. Nos presentó el alcalde, eran las nueve y treinta de aquella mañana fresca y azul de la comarca del capitán Rafael de Nogales, nacido allí en el siglo antepasado y asentado en San Cristóbal. Una sonrisa devolvió los silencios.

El insigne embajador habló de las edades y de describirse como en el río de las minas había esmeraldas, según lo escrito en 1911 en el «Cojo Ilustrado» por el Dr. Emilio Constantino Guerrero. Hablamos de la plaza Bolívar de tan hermoso pueblo antiguo tachirense, desde un pedestal y los relieves de Belisario Rangel, el escultor compañero de Reverón en Academia Lorens de Francia. De las pertenencias en las memorias y de España Vieja, de los galos y desde su abuela Petra Salgar y de los italianos eternos. Fue entonces cuando le pregunté por Don Joaquín Díaz González, el interesante embajador ante el Vaticano, el mismo médico nacido en Peribeca quién fue asistente de medicina de su santidad Pio XII en Roma. Más el representante del gobierno de Venezuela ante la Santa Sede. Y este hijo de Seboruco fue su secretario, y testigo de la Segunda Guerra Mundial. Hablamos de las artes italianas, de los viajeros de la isla de Elba, en la Toscana y de los corsos: Melani Pieruzini y de los Vito Pieruzini. Los Belardi, hasta los Francesccini.

 

El viejo diplomático describió los albores de los museos y entre nuestras palabras, le pregunté por Vittoria Colomna, la mujer que inspiraba las locuras de Miguel Ángel. En el mármol de la «Piedad» y la bravura del «Moisés». Más en «La creación del hombre»… Mientras esto sucedía aquel interesante día, fuimos hasta la memoria del fresco dedicado al «Juicio Final» en la Capilla Sixtina. Fue este encuentro desde un instante de la Historia del Arte Italiano, donde Diaz González descubría a Dante Alighieri en tan inmenso conjunto de cuerpos. Lo dijo D. Antonio Moncada Moreno, quien me mostró de haber escrito los textos de tan inmensa y sagrada aparición en Miguel Ángel Buonarroti, en 1541, anunciando el surrealismo, quinientos años antes de las corrientes francesas y de los delirios de Williams Blake. O de las meditaciones religiosas de Geronimus «El Bosco». Y descubiertos por el académico médico de Peribeca. Fue el entender de este ilustre hijo de Seboruco, en los destinos y su memoria en la gestación del embajador y sabio; muy venido del Pio Latino. La mañana se transformó en la tarde seburuquense. Me narró de haber comprado en Caracas la mansión de la Condesa esposa del pintor ruso Fedinand Fedirnandov, y allí en esa estancia, existía un hermoso piano de cola, perteneciente a la mujer del pintor. Que él, al hacerse dueño, lo donó a la Galería de Arte Nacional. Ese día vio el escritor los destinos de la Venezuela y entre tanta reminiscencia me invitó a decir de los cafés romanos, de la Vía Appia, del Coliseo hasta el secreto Arco de Tito. Allá muy cerca de la Torre di San Ángelo. Donde los vinos tienen sabores, como de las orillas del Adriático cuando se siente a Venecia. Me dijo: «Mientras desde el perfil del Papá, Joaquin Diaz González fue describiendo al monje poeta de La Divina Comedia». Hablaron las palmeras de Seboruco viejo, a través del viento e izando la bandera de Garibaldi haciéndose de los tiempos la pertenecía de una historia con los rostros viajeros y peregrinos. En el linaje de Giovanni Antonelo Galeazzi, consorte de Simonetta, la hija de Américo Vespucci. Y el banquero de los Médicis más protector de Leonardo Da Vinci. Donde en esos instantes, comparamos con las pertenencias de aquellos apellidos en Seboruco de los italianos… A las cuatro de la tarde me despedí del ilustre embajador… Días después vino a mi casa una carta con dos libros sobre «Dante Alighieri en el Juicio Final». Uno escrito en italiano y el otro en español, en la inmensidad del Renacimiento de la capilla de los cónclaves del Vaticano. Ayer, más adentro de los recuerdos, de este final de enero del año nuevo, caminé por la hermosa Seboruco, y entre casas de piedra y aleros místicos volaron palomas blancas para elevar los sueños… Y de saber un día, cuando en un lugar del alma de este pueblo se logre develar una placa en mármol por uno de los hijos de la ciudad que vio el secreto del «Marqués de los Andes». Mientras en una violeta, en las hojas de un libro, se describirá de amor la savia de los testimonios… Y Seboruco irá en romería abriendo sus recuerdos.

 

 

*Artista Nacional. *Premio Internacional de Dibujo Joan Miró 1987. Barcelona. España.                    *Miembro Honorario de la  Sociedad Bolivariana de New York.                           *Pintor. Muralista.                          *Estudió en la Llotja de Barcelona. En Catalunya, España.                    *Recorrió a Europa en plan de Estudios.            *Miembro Cronista de la Academia de la Historia del Táchira. Tiempos del Dr. José Pascual Mora.           *Miembro de la Academia del Norte de Santander.           *Premio Nacional del Libro 2021. Junto al narrador  Hugo Colmenares.       *Maestro Honorario.                 *Doctor en Arte.                      *Fue honrado con su nombre en un salón en su honor en la Gobernación del Táchira. 2022.                       *La Feria Internacional del Libro 2023 se realizó en su nombre de Escritor y Dramaturgo.

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