Opinión

Guerra espiritual

20 de junio de 2021

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Pedro Morales


El “sistema inmunológico espiritual” logra mayor nivel de fortaleza, en la medida que oremos de corazón, humildad, devoción, comprensión y firme cumplimiento el Padrenuestro:

1) “Padrenuestro”. Dios es el Padre, en realidad Dios es nuestro Padre. No es el Padre para mí, sino que es el Padre para todos.

2) “Que estás  en los cielos”. Nos dice el catecismo de la iglesia católica que esto no implica un alejamiento de Dios, sino que expresa su majestad: se le debe el mayor respeto. Significa que Dios es todopoderoso, que domina y gobierna todo.

3) “Santificado sea tu nombre”. Le decimos a Dios que deseamos que su nombre sea Santificado. Esto implica que deseamos  predicar y anunciar su nombre,  que todo el mundo lo conozca para que lo proclamemos glorioso.

4) “Venga a nosotros tu reino”. El reino de Dios no es otra cosa que el hecho que  lo dejemos gobernar nuestra vida. También significa que queremos que gobierne en la sociedad. Que Dios no esté aislado ni al margen de lo que hacemos, sino que esté en el centro de nuestras vidas. “Donde está tu corazón allí estará tú corazón”.

5) “Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”. No estamos diciendo Dios te ordeno que se haga mi voluntad en el cielo como en la tierra. A veces nuestras oraciones tienen ese mal aire de soberbia, casi imponiendo a Dios lo que nosotros queremos, y si Dios no lo cumple, entonces dejamos de creer en él. El Padrenuestro nos enseña la humildad. No nuestra voluntad, sino la del Señor. 

6) “Danos hoy el pan de cada día”. ¿Qué pan?, primero el pan eucarístico, el mismo   pan que nos alimenta espiritualmente; pero también el pan de la Sagrada Palabra: la lección divina que todos los días alimenta nuestro espíritu, y por supuesto el pan material que no nos ha de faltar.

7) “Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Le estamos pidiendo al Señor que la condición para que él nos perdone es que nosotros perdonemos. No se puede orar de corazón si tenemos enemigos en el corazón, por ello se debe perdonar para ser perdonados por Dios.

8) “No nos deje caer en la tentación”. Las tentaciones en ocasiones prueban de lo que estamos hechos. Cuando hay una tentación y se supera, terminamos fortalecidos. Las tentaciones nos enseñan la humildad porque a veces nosotros creemos que nos la sabemos todas, que estamos muy firmes, muy seguros, pero cuando viene una tentación vergonzosa, queda en evidencia que debilidades todavía persisten en nosotros.

9) “Líbranos del mal”. El catecismo nos dice que la palabra mal no es simplemente un concepto, sino que enuncia a un ente. Que nos libre del maligno. En latino se dice “sed libera nos a malo”, y líbranos del maligno, enemigo mortal. Tenemos un enemigo, el diablo que quiere destruirnos, que quiere acabar nuestra vida espiritual. En el Padrenuestros le estamos diciendo a Dios protégenos. Hay ahí una verdadera oración de liberación y de protección. (Mateo 6, 7-15)

En la dimensión espiritual se alternan vicisitudes equivalentes a las que se ponen, anteponen y suceden en eventos tan equiparados al juego del ajedrez. Existen variedad de movimientos permitidos para sus diferentes piezas sobre el tablero, que inminentemente desencadenan un conjunto indeterminado de acciones y reacciones por parte de los rivales, ambos con la intención de neutralizar y  contrarrestar la estrategia planteada, y así también procurar la victoria.

Por ello, es menester así comprender en lo más interno de cada persona, que bajo la custodia de la Santísima Trinidad, la vida espiritual transcurre y se moviliza en ese escenario, pero siempre con la real amenaza de las estratagemas de maldad por parte de satanás.  Evidentemente, desde el mismo Libro del Génesis 3: 15 se decretó la confrontación contra el maligno: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. Es decir, en la historia de la humanidad, existirá  una eterna  conflictividad o guerra espiritual entre el bien y el mal.

 “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica” (1 Corintios 10: 23), por lo que cada “jugada” que hagamos en la vida terrenal, inevitablemente debe llevarnos a un discernimiento acerca de su impacto en nuestro mundo espiritual, a través de la luz que proyecta en nuestras vidas la Sagrada Palabra de Dios. Ella nos enseña a defendernos y vencer las tentaciones, engaños y manipulaciones del reo mayor de la oscuridad y la maldad.

Nosotros teniendo como Dios al Abba Padre e hijos de la Santísima Virgen María,  debemos percatarnos de una vez por todas, que nuestras acciones pueden amenazar y vencer continuadamente al reino de las tinieblas. La Eucaristía, las tres expresiones de la oración (rosario, meditación y contemplación), el ayuno, las cuatro categorías de la caridad (limosna, beneficencia, capacitación y evangelización), la vigilia, nuestra santidad, etc., son prácticas espirituales en sintonía con el propósito divino de salvaguardar la presencia del Padrenuestro.

La economía o economía política como ciencia social tiene una realidad humana por estudiar, conocer, comprender y explicar, la cual al identificarla, definirla y limitarla genera el espectro de trabajo científico y los linderos fronterizos de su ámbito de conocimiento. Deductivamente, dentro del perímetro del pensamiento clásico de lo económico, coexisten dos versiones básicas que la definen: la corriente objetiva que involucra las condiciones materiales de la  sociedad (materialismo),  y la corriente subjetiva que se asimila al estudio del ser o su componente emotivo y/o espiritual para decidir (idealismo); y mediante ellas, se permite dilucidar su significado en correlación con el objeto de estudio que le corresponde.

Corriente objetiva: “La economía es la ciencia que estudia las leyes que rigen la producción, la distribución, cambio y consumo de los bienes materiales que satisfacen las necesidades humanas” (Engels, 1978: 123). “La economía es la ciencia que estudia el desarrollo de las relaciones sociales de producción; es decir, de las relaciones económicas entre los hombres. Estudia la producción y distribución de los bienes materiales de la sociedad humana a lo largo de la historia” (Nikittin, 1977: 14). “La ciencia que estudia las relaciones sociales de producción” (Marx, 1971: 09)

Corriente subjetiva: “La economía es la ciencia que se encarga del estudio de la satisfacción de las necesidades humanas, mediante bienes que siendo escasos tienen usos alternativos (costo de oportunidad), por los cuales hay que optar” (Robbins, 1978: 18). “La economía es la ciencia que examina la parte de la actividad individual y social consagrada a alcanzar y a utilizar las condiciones materiales del bienestar” (Rossetti, 1994: 26).

Estas actividades, comportamientos y “libre albedrio” (en lo individual y mancomunada) asociadas a resolver el problema económico, como consecuencia derivada del uso antiético, derrochador e inescrupuloso de los recursos tangibles e intangibles existentes, muy propio de las relaciones sociales y del poder existente en los niveles geopolítico y geoeconómico fundamentalmente,  principalmente han promovido, instaurado y consolidado el caos, la confrontación o guerra espiritual, ejecutándose ésta en el contexto  mundial con impacto en lo particular de cada ser,  siguiendo una treta endemoniada global que tiene entre sus aristas un plan mediático comunicacional, concebido minuciosamente por los enemigos de Cristo, en la cual:

  1. a) Ha impactado negativa y agraviadamente la continuidad plena de la satisfacción de las necesidades humanas (por naturaleza de carácter infinitas), principalmente en lo que respecta a las dimensiones relativas a lo espiritual (lo intrapersonal, interpersonal y transpersonal), la moral y el amor verdadero modelado por Jesucristo;
  2. b) Atenta en contra de la dinámica propia de la calidad de vida, y todo lo atinente a los procesos que permitan su creación, desarrollo, funcionamiento, conservación y reproducción, en un todo de acuerdo al plan de Dios y al orden natural de todo lo existente.

Citando a Efesios 6, 12: “Porque nuestras luchas no es contra de seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales”.

Consiguientemente,  se puede concebir la economía política como un proceso continuo de aprendizaje sustentada en una  metodología científica de carácter social, que fundamenta el proceso de toma de decisiones efectivas y sustentables, en la irrenunciable tarea analizar, comprender y resolver lo atinente al objeto de estudio en lo concerniente al problema económico, es decir, toda aquella situación material o espiritual, materialista o idealista, tangible o intangible,  donde exista o pueda existir una brecha entre las necesidades ilimitadas de todos  los seres vivos, con respecto a los recursos escasos (con usos alternativos) que se requieren para solventarlas.

Así mismo, aplicar economía  exige “sine qua non” tomar en consideración la conjunción de una serie de factores (estructurales, correlativos, intervinientes, consecuentes, etc.), consustanciados con una visión retrospectiva-prospectiva, que agrupe todo un sinnúmeros  de aspectos (cuantitativos, cualitativos, tangibles e intangibles, etc.), de manera que en su sinergia se pueda minimizar la probabilidad de riesgo  a  errar en tal o cual decisión  que  involucre el bienestar integral, sustentable y de verdadera felicidad redentora, más aun en la época contemporánea que transitamos, donde la economía política como ciencia social debe obedecer a criterios estrictamente altruistas,  profundamente comprensiva de la realidad desde una dimensión histórica, cultural y de visión humanitaria, con lo cual se supone que debe estar sustentada en la cultura del amor infinito e incondicional, con un amplio pensamiento crítico transformador y con una perspectiva armónica e integral efectiva.

Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET. Años: 2018 al 2021. Pedro Morales. [email protected]  @tipsaldia. WhatsApp: +584168735028

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