Opinión

Huelepega, FISS y Peribeca

5 de enero de 2024

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Porfirio Parada

 

El huelepega, camina como zombi y humano. No es sombra, menos luz. Quién sabe si celebró año nuevo, buscándose la pega, espesa y sólida como moco, amarillenta, color mostaza, fuerte olor. Cuadra la vuelta con un pote de plástico, ya usado, de los envases pequeños, entre las bolsas negras. Pote de la calle. Algún zapatero, y otra gente le dan para el vicio. Tapa amarilla, o blanca. Ya está golpeado, sus huesos fracturados. Sus ojos torcidos. Al principio, en sus primeros años de calle, era una persona alzada. Insultaba a las personas y las personas le respondía con golpes. Recibió tantos golpes que terminó peleando solo con personas imaginarias. Ido, se le veía en el atardecer, peleando con él mismo, mientras la gente lo veía ya cerrando sus locales. Su cuerpo y ropa son partes de la ciudad rota, una esquina inmunda, fragmentada. En sus movimientos se ve el callejón y la basura, siendo parte del silencio y del viento. Su cabello y piel han cambiado varias veces de color por la errancia. Su mañana es la droga. Cuando el solo huele y nadie se mete con él ni él con nadie, algunas veces se le escapa una sonrisa amistosa, amable y en paz. Su tránsito mayormente es por el centro, por la Plaza Bolívar, algunas veces se para en la esquina de una panadería, con el pote en la mano, sin hacer nada. Igual lo miran feo, sale el dueño y lo corre del sitio. Sí el huelepega como la canción de Sandy y Papo, y como la película venezolana.

La historia la hacen los pueblos y sus tradiciones. El Táchira, es uno de los pocos lugares de Venezuela donde llega el feliz año y ya el primero de enero se está pensando en otra celebración que es la Feria Internacional de San Sebastián. Ustedes pueden escuchar en la radio, todavía celebrando entre las hallacas, pan de jamón, escuchando la pólvora de lejos, y quemarse el Año Viejo de cerca, escuchando el Pasodoble, indicando que el ambiente de feria comienza cuando termina la navidad. En las siguientes horas, primeros días del año, se sigue escuchando en los medios, radio, televisión y redes sociales las primeras entrevistas, a los organizadores, expositores, algunos toreros. Mucha gente del Táchira, ha invertido su tiempo, su dinero, sus ahorros, su placer y disfrute en las ferias. Suben en familia o amigos al desfile, a las corridas de toros, a la Feria Agropecuaria en ASOGATA, a los pabellones, Vuelta al Táchira, Media Maratón Internacional de San Sebastián, concursos de los perros y sus razas, concierto de música llanera en vivo, los hombres que caminan con su sombrero de feria. Las mujeres hermosas se visten con su mejor presentación, entre lo rojo, negro y blanco. También conozco a gente que no le gustan las ferias, las rechaza, incluso las aborrece. Dicen que la gente sube a emborracharse, que hay mucha anarquía, que lo pueden robar y sobre todo por los accidentes viales, carros y motos. La programación de la FISS 2024, ya está en las redes sociales.

Peribeca es un pueblo de lo posible. Parece no descansar por su turismo, abriéndole la puerta a la gente que insiste en todos estos años seguir visitando a este hermoso rinconcito andino. Y como era de esperarse en este primero de enero de 2024, mucha gente de San Cristóbal y de otros pueblos cercanos decidieron ir a este lugar emblemático, querido y anhelado de la región. Mucha gente amanecida, otra descansada, otra urgida de salir de su ciudad, otra buscando compañía y reunión familiar, otra renovando el amor por los paisajes andinos, otra que quiso empezar el año con esa primera visita, otra que fue a comer las famosas cachapas de allá, otras comer en algún restaurante sopa de arvejas y pasteles andinos, otros con su cerveza en la mano, otros sin consumir nada pero disfrutando con fotografías en las calles empedradas y casas antiguas coloridas, otros sentados en la Plaza Bolívar, otros caminando y disfrutando en el Portal de Antaño, ese bulevar donde están los artesanos, que vende de todo un poco, incluyendo bebidas típicas. Otros que fueron a reunirse con otros amigos también amanecidos, otros que fueron a descansar entre el movimiento y las colas de carro para entrar, otros hasta bailaron, otros estaban felices por un nuevo año estando en Peribeca. Los habitantes, lugareños del sector, atiende amablemente a la gente, no hay caras largas, predomina la buena atención. La iglesia estaba abierta, la gente que no pensaba orar, entró, se arrodilló y bendijo el día. Cuando salieron todavía estaba el señor vendedor, que disparaba con su pistola de burbujas.

Lic. Comunicación Social
Presidente de la Fundación Museo de Artes Visuales y del Espacio del Táchira

Locutor de La Nación Radio 

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