Porfirio Parada
ste lunes 14, en la mañana, los periódicos tamaño tabloide, y más grandes, estaban colgados en repetidas ocasiones en kioscos humildes o en avenidas muy transitadas en Lima, capital del Perú. Muchos salían a trabajar y se escuchaba el tráfico desde temprano, mientras aparecía el rostro de portada, multiplicado, del escritor Mario Vargas Llosa, quien ha muerto este domingo 13 de abril de este año 2025. 89 años de edad, y con la consolidación innegable como uno de los grandes escritores de Latinoamérica, América, y el mundo. El peruano representa y perteneció al Boom Latinoamericano, ese movimiento y fama de escritores que surgieron en el siglo XX incluso antes, y que en diferentes países tuvo lectores, seguidores, en diferentes continentes, consumían sus libros, admiraban sus obras, bueno incluso para muchos, Mario Vargas Llosa era el mejor escritor de ese Boom, entre figuras como Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Julio Cortázar, José Donoso, Miguel Ángel Asturias y más. Bueno aquí en este texto no se trata de saber ¿quién es quién? Solo compartiré mi experiencia de vida y literaria de este gran laureado escritor.
Estaba en Barquisimeto, pero fue en San Cristóbal, donde empecé a escuchar su nombre. Lo tenía anotado y en la mente, posibles escritores para leer. Estando en algunos círculos literarios o personas que le gustaba leer y escribir, lo nombraban como un autor de gran admiración. Me acuerdo que en el Trueque de Libros cuando se veía de repente alguna obra de Vargas Llosa, esa duraba poco, a los minutos lo intercambiaban por otro libro. Quizás aquí en la ciudad pude oír a personas hablar del escritor peruano, entre esos Antonio Mora, David Colina, José Antonio Pulido Zambrano, Loito. Ya terminando la carrera universitaria en la ciudad crepuscular, estaba haciendo algún papeleo para el título de grado, estaba actualizando mi partida de nacimiento, que de hecho nací allá. Tenía en mis manos la novela “La ciudad y los perros” me tenía que parar todos los días como a las 4:30 am y 5:00 am porque las colas para hacer el trámite eran larguísimas, gente que amanecía, dormía ahí, eso era en un edificio grande en el casco histórico de la ciudad. Me propuse leerlo todos esos días del trámite, fue casi un mes haciendo esa diligencia.
Tenía en ese entonces ¿cómo cuánto? 21 o 22 años. Ya había tenido alguna experiencia con la lectura, con la literatura, pero esta obra cuando la empecé a leer me impactó mucho. Fue como cuando leí La Metamorfosis, pero sobre todo El Proceso de Franz Kafka, me pasaba horas pensando en las historias, en la manera de escribir, en la imaginación del autor. De La ciudad y los perros me llevo el estilo narrativo, la fidelidad, exactitud y elegancia del lenguaje, creo que fue el primer libro que sentí que cada palabra iba en el lugar idóneo, cada coma, cada punto, la experiencia de leer la excelencia de la escritura en un libro, lo sentí así. La novela relata las vivencias, régimen y humillaciones en un Colegio Militar de ese país, la severa disciplina militar, experiencia que el mismo escritor vivió. Cómo se mete en la mente de los personajes, ese mundo interior y exterior del colegio, me sorprendió la técnica narrativa del flashback, que viaja en el tiempo, regresa al pasado, con los mismos personajes, pero niños, en la infancia, jugando fútbol en la cancha del barrio, me decía yo mismo que arrecho viejo, mientras leía. Hay un personaje que le dicen El Jaguar.
Leía el libro día y noche, constantemente pensaba en la obra, y como me acostaba tarde leyendo para luego pararme a las 5:00 am e irme en un Ruta 5 que me dejaba cerca de la plaza de los libros de Barquisimeto, en el centro, llegaba y ya había gente haciendo cola para lo de la partida de nacimiento, yo llegaba y empezaba la cola leyendo otra vez, entre el frío de la madrugada, eso me generó una vinculación y como una obsesión con la obra de una forma particular. Pasaron unos años, me gradué de periodista y regresé a San Cristóbal, entré a un grupo literario llamado: “Héroes literarios en Decadencia” por ese grupo leí de parte de uno de sus integrantes, Ernesto Méndez, la novela La Fiesta del Chivo. Hicimos un intercambio de libros para volvernos a intercambiar. Bueno me dejó igual o más de impactado, se trata sobre una dictadura en República Dominicana, de Rafael Leónidas Trujillo, pero relata la época, describe lugares y paisajes, personajes populares, la corrupción, el machismo, la memoria, son elementos que se entremezclan con el nuevamente flashback que realiza en la novela, muy buena de verdad. Hay una escena sobre una violación que me marcó mucho la lectura, los libros, y la vida misma. Mario Vargas Llosa es de esos hombres que nacieron para escribir, para escribir obras de arte en el mundo literario. Obtuvo numerosos premios, se pierde la cuenta, el mismo don Rómulo Gallegos le entregó con sus propias manos el Premio Rómulo Gallegos a Vargas Llosa, en Caracas, siendo merecido triunfador por la novela La Casa Verde, tenía 31 años. Fue entrevistado en la capital de Venezuela en diferentes ocasiones, incluyendo con Sofia Imber y Carlos Rangel. En el año 2010 le otorgan el máximo reconocimiento de las letras a nivel mundial, el Premio Nobel de Literatura.
Luego pasaron los años, sabiendo que había leído a un maestro de la escritura, y que quería seguir leyendo. Y lo seguí encontrando en dos maneras distintas, la primera leyéndolo en su columna de Diario El País de España, como articulista, lo leí por años, fue muy conocido ese espacio, y luego trabajé por una breve temporada en la Liberaría Nacho del Tamá, estaba allá Bettina y Vanessa, mientras trabajaba, en momentos libres, en instantes robados, leía un libro de ensayos de Mario Vargas Llosa, lo disfruté mucho, casi lo leo completo, su ojo del mundo, de la política y geopolítica mundial, regional, local. Mario Vargas Llosa, se lanzó a candidato de la presidencia del Perú, perdiendo, y ganando Alberto Fujimori que luego tuvo muchos problemas y violaciones de los Derechos Humanos en ese país. Vargas Llosa fue un escritor que incursionó en la política, pero no le fue tan bien como él esperaba, de hecho, reconoció que estar en ese mundo es como estar en el infierno, mucha corrupción, mucho poder, mucha falsedad, mucha mentira. Al principio fue de tendencia izquierdista para convertirse luego en liberal. También le gustó los toros, las corridas de toros, la tauromaquia, la defendió y tuvo muchos detractores por eso. Compró una casa en España. Leía mucho. Le gustaba ir mucho al cine.
Se casó con Julia, la hermana de su tía política, años después, ya en Francia se divorció de ella y se casó con Patricia, su prima y sobrina materna de su primera mujer. Tuvo hijos, Morgana, Gonzalo, y Álvaro Vargas Llosa. Obtuvo el título de Doctor por la Universidad Complutense de Madrid en letras, con su trabajo final que se llamó: García Márquez: lengua y estructura de su obra narrativa. Fue amigo del Gabo, vivieron en París, y luego se pelearon y el mismo Vargas Llosa le dio un puño que le dejó el ojo morado al escritor colombiano. Tuvo mucha repercusión ese impasse entre los dos escritores. En 1994 fue incorporado como miembro de la Real Academia Española. En el 2021 fue elegido miembro de la Academia Francesa, fue el primer miembro que no escribía en francés, aunque lo hablaba muy bien. Hicieron adaptaciones cinematográficas de sus novelas, hay un Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa que se creó a raíz de la Cátedra Vargas Llosa. Mario Vargas Llosa quiso que su muerte no fuera transmitida ni pública, más bien algo íntimo y familiar, sin embargo, en su país donde murió, fue duelo nacional, luego de vivir años en Europa.
Leí su libro Cartas a un joven novelista, casi no me atrapó su lectura, pero la disfruté. Y me falta leer más su obra narrativa, sus novelas, me debo la lectura de su libro Conversación en La Catedral, dicho por el mismo escritor es una de sus mejores obras. Me siento identificado con una de sus frases célebres «Aprender a leer es lo más importante que me ha pasado en la vida». Ahora seguirán los homenajes póstumos, las publicaciones por internet, las frases célebres y las entrevistas, seguirán en estos próximos días, nuevos encuentros con este gran escritor que lo que queda es seguir leyéndolo, los que quieran, los que gusten, una obra que perdura los años, lectura que nos permita oxigenar, escapar o hasta vivir la vida con sus historias, y a los escritores o los que quieren ser escritores de las nuevas generaciones toca revisar su obra, puede ser un gran ejemplo, separando la vida con la obra, ver y sentir la finura de un notable escritor para poder escribir y quizás llamarse con los años también escritor.
Lic. Comunicación Social
Locutor de La Nación Radio