Opinión

Pasión por la vida

20 de mayo de 2024

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Julieta Cantos

Formando y construyendo conocimiento

Sigo encontrándome con eventos y situaciones que me impulsan a compartir con ustedes estos descubrimientos. Sencillamente el placer por la vida.

Tengo amigos inteligentes, solidarios, creativos y llenos de proyectos, que todavía se atreven a compartir conmigo; y digo se atreven porque soy profundamente crítica. Eso permitió que hace unos meses atrás, tuviera acceso a dos libros fundamentales para mí, como persona y profesional, en este caso como arquitecta. El primero de ellos titulado “Jesús Tenreiro Degwitz Arquitectura Edificios y Proyectos 1954-2007” recopilado y editado por el arquitecto Rafael Urbina Paccini, egresado de la UCV. Esta hermosísima edición, que es una celebración a la vida creativa del arquitecto Jesús Tenreiro, tiene como abreboca un prólogo escrito por Kenneth Frampton, arquitecto inglés, historiador y crítico de la arquitectura, profesor en universidades de todo el mundo, con numerosos libros editados en su haber, que incluyen ensayos sobre historia y teoría de la arquitectura. Este escrito junto con la introducción abre el encuentro con los proyectos de Tenreiro, iniciándose el disfrute de un viaje fluido a través de su obra, gracias a la rigurosa selección de los planos de plantas, fachadas y fotos, que permiten una comprensión racional y emotiva de la misma. Es dejarse llevar por “la alegría del trabajo creador”.  Igualmente significativo y que debe ser resaltado es el compromiso que Rafael Urbina dedicó a este proyecto que no es sino un homenaje a su maestro. Los grandes maestros requieren que sus obras trasciendan para que tengan sentido más allá de su vida terrenal. Es lo que permite que las nuevas generaciones tengan referentes y pueden proyectarse en ellos o deslindarse. Claro, aquí vendría la discusión de quién define a los grandes maestros. Nadie. Son las obras, las actuaciones, la dedicación a formar generaciones de relevo con criterios independientes, que les permitan tomar sus propias decisiones. Sin construcción del conocimiento no hay referentes, ni detractores, ni innovadores. El conocimiento es universal, no le pertenece a nadie, y todos en algún momento hemos tomado, copiado, replanteado a partir de otros. Lo fundamental es seguir en el proceso de construir (deconstruir, reconstruir), crear, generar, aún a costa de equivocarnos. Me atrevo a afirmar, que Rafael -como su discípulo- ha sido y es, el maestro formador de generaciones de jóvenes en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela, con paciencia, dedicación, tolerancia de los contrarios…que son comunes en la arquitectura y en la vida…

Y quiero cerrar esta primera parte del artículo con una frase de Tenreiro sacado de su diario personal.

“tengo una gran inclinación por la

alegría (la necesidad de todo melancólico)

donde la percibo, o la siento, me dejo llevar.—

Oh la alegría del trabajo creador,

de la contemplación de la obra,

de la alegría de otro –de su risa

(alegría de la alegría de otro)…

Pero la diversión no tiene nada que ver

con la alegría.

¿Qué podría ser una arquitectura para

la alegría?

¿Y cómo hacerla?

Sin duda no sería una arquitectura «divertida».

Jesús Tenreiro

y vean ustedes como vuelvo a toparme con la alegría aun cuando sea la de un melancólico.

Al otro libro que les comentaba, tuve acceso gracias a Augusto Terán, arquitecto egresado de la UNET, cuando en una tertulia en mi casa, me entrega en calidad de préstamo –a fin de saber mi opinión- el libro “Todo llega al mar. Pensamiento y obra del arquitecto Oscar Tenreiro”, editado por la Universidad Politécnica de Valencia – Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Valencia/España. Y he aquí dos coincidencias: Jesús y Oscar son hermanos, hermanos de sangre, de vida, de profesión; siendo que también en el libro de Oscar, Kenneth Frampton escribe un texto introductorio. Este libro es un deleite como diseño editorial, selección de textos y experiencias sobre sus pasos, su incertidumbre y su resistencia… Su obra toda y su pensamiento como arquitecto, como persona. Es un libro más personal. Quizás por el hecho de que en su producción y edición Oscar ha estado presente, porque está vivo, en tanto que el de Jesús es una recopilación post mortem. Jesús y Oscar, ambos venezolanos, con una formación basada en referentes nacionales e internacionales, han desarrollado una trayectoria extraordinaria, en Venezuela y más allá de nuestras fronteras.

Mi conclusión: Tenemos talento, tenemos compromiso, tenemos generación de relevo, tenemos consenso y también disidencia. Tenemos todo. Seamos aún más creativos, y dediquémonos a seguir formando para seguir construyendo.

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