Carlos Orozco Carrero
Eso de ser de Pregonero confiere una condición superior a la hora de querer el terruño donde uno ha visto la luz del sol por vez primera. Y claro que los que han nacido en otros poblados también tienen su corazoncito respecto a respetar sus orígenes e identificarse con lo que llamamos amor de pueblo. Por eso es interesante que los hijos de estos terruños hermosos dediquen canciones, pinturas y cuentos para engrandecer sus orígenes y hacer más grande su tierra chica. Se sabe, por ejemplo, que cuando bajó la vaguada por los callejones de la población de El Cobre, unos aparatos voladores surcaron el cielo en la hermosa aldea de San Joaquín y que a veces pasan en tardecitas de café con pan en corredores bucólicos. También comentan que en las paredes del callejón de San Francisco en La Grita se escuchan sonidos oscuros tras destellos fulgurantes que dejan pequeñas naves en su desfile hasta el Alto Duque. Son relatos que salen de la memoria de los viejitos que todo lo saben, cariños. En cada esquina una historia
La celebración de la fundación de la hermosa población de San Bartolomé del Cobre se ha dejado para más tarde. Serán las campanas y canciones las que llamen para no dejar pasar desapercibida esta magna fecha. Estamos listos para participar en todos esos eventos especiales que tendrán programados los amigos de esta tierra laboriosa.
-Con el clavijero para que no se rompa el cuatro, rogaba Cosme en aquella madrugada de serenatas y kerosene venteado. El tipejo vestía una indumentaria propia de los constructores de la represa del Uribante. Lo vimos mientras ajustaba en su bíceps izquierdo una manguerita tripa e´pollo para resaltar la vena a punto de reventar para esperar la aguja de la jeringa diabólica que lo llevaría a dimensiones desconocidas. La punta del instrumento reventó entre sus cejas y salió un chorrito de sangre, mientras el europeo sonreía sin percatarse de lo que ocurría. Allí lo dejamos antes de buscar en el cuaderno de nuestro cantante, Walter, algunos boleros y valses para llevarlos con amor a las muchachas más lindas del mundo. Todavía está el cuatrico colgando de una puntilla en mi casita hermosa de Pregonero. Del individuo nunca más se supo.
Los Titanes de La Grita contra el Deportivo Uribante era el evento peloteríl más esperado por los amantes de la pelota caliente en la región. Dos juegos el sábado y uno el domingo para dilucidar el final del pequeño torneo. Generalmente, los sábados en la noche la celebración era mundial con sancocho y bailes en la casa del deportista del estadio de Pregonero. Y si era en la Atenas del Táchira los peloteros de la época entraban en fraterna parranda con las respectivas bolsitas de quesadillas y almojábanas para que nuestros deportistas pasaran el páramo de La Negra y llegaran al pueblo con sus recuerdos sabrosos. -¡Suelta esa bola, Luis Sacristán!