Carlos Casanova Leal
Hoy cumplimos los educadores del país 927 días sin aumento de salarios, igual tiempo corre para las jubilaciones y pensiones; esto en tiempos donde el ingreso petrolero aumentó un 30 %.
Esta revolución profundamente egoísta no ve esfuerzos en lo que hacemos los educadores en Venezuela ni frente al mundo, solo hablan de sus misiones educativas y de las estructuras educativas que promueven pero que no presentan resultados satisfactorios.
Para los venezolanos tiene que ser un orgullo la posición internacional que tienen las universidades venezolanas, las cuales en el ranking Ad Scientific Index de 24.352 universidades evaluadas en el mundo, la ULA ocupó el puesto 2.519.
Cuando revisamos en el mismo índice la posición nacional encontramos que el IVIC, que es un instituto de investigación fundado en tiempos anteriores a la revolución, ocupa el primer lugar. Evaluando solo posiciones universitarias, la primera es la ULA, seguidas en su orden la universidad Simón Bolívar, UCV, y la UC (Universidad de Carabobo); ninguna de las promovidas por el Gobierno para sustituir la universidad popular y democrático de pensamiento plural y universal.
Constituye un fracaso para la revolución gobernante que las universidades que no apoya sean reconocidas por su trabajo de producción de investigación en el mundo.
Somos los educadores mal pagados los que con nuestro esfuerzo seguimos impartiendo clase y produciendo investigación con un compromiso con nuestros jóvenes estudiantes. Siendo yo docente de pre y postgrado, quiero enviarles una felicitación a los docentes que seguimos desde nuestra miseria económica levantando la velita que disipa la oscuridad y le damos luz a nuestros estudiantes y ellos a la sociedad.
Este año participé junto a un nutrido grupo de educadores de universidades de Venezuela. Del Táchira, participamos docentes de la ULA y UNET, y otras, acompañaron esta actividad docentes de primaria, de bachillerato, representantes gremiales de educación así como de las áreas económicas y sociales, a un encuentro convocado por la CAF Banco de Inversión con pares colombianos para conversar de los obstáculos de la integración; en el marco del evento inaugural en las palabras del Secretario de la Gobernación del Norte de Santander, expresó que la diáspora de niños en niveles de primaria y de jóvenes en fase secundaria, les permitió evaluar la educación impartida en Venezuela, llegando a la conclusión que es mejor que la impartida en Colombia, y lo exponía como una reflexión para sus connacionales.
Con esta vivencia quiero expresarles entonces también mi reconocimiento a los educadores de las etapas de primaria y secundaria por la labor docente que la revolución no reconoce ni premia, pero que los padres sí sabemos lo que hacen y lo que valen, ese reconocimiento que se hizo en Colombia es un reconocimiento directo a la labor de nuestros educadores.
El año pasado se convocó un encuentro latinoamericano de educación, para evaluar cuál fue el impacto de la tecnología en la educación en tiempos de pandemia; yo aproveché de realizar una investigación de ese mismo impacto en la práctica docente del educador en la zona rural; en su mayoría con celulares normales, es decir no son de alta gama, presenté mis resultados en el encuentro todos conectados desde los países por computadora, luego de ir explicando que los docentes en el área rural y urbana fueron a pie a las casas de los niños cuyos padres no tenían celular por donde interactuaban para llevarles enseñanza y asignaciones personales, subir cerros en moto de pasajeras o en camiones en cola, comencé a escuchar unos aplausos que se hicieron más fuertes, y entendí que eran aplausos para los docentes, así lo expreso quien coordinaba, y finalmente con lágrimas en mis ojos les di las gracias afirmando que la vocación de los docentes en Venezuela no tiene punto de comparación, se caracteriza nuestro docente por su vocación, mística de servicio y por su liderazgo en la comunidad.
Esta próxima semana arrancamos con un gobierno que no quiere a los docentes que desprecia el esfuerzo y que nos condena a salarios de hambre cuando la canasta Básica Familiar es de 580 dólares y el salario no llega a 20 dólares.
La Patria somos los venezolanos.