Opinión

Viviana Gandica

17 de mayo de 2024

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Porfirio Parada

El 18 de octubre de 2018 publiqué todo orgulloso en mi cuenta de Instagram una foto con Viviana Gandica, referente artista plástico de la ciudad, del estado Táchira y pasando las fronteras. Le pedí el favor que la foto fuese en una de las obras que más me gustaba, ya es parte de su firma que los formatos y presentaciones de sus obras sean grandes, la foto cubre toda la obra de fondo, luzco contento abrazando con unos de mis brazos y manos parte de la cintura de la artista, Viviana sonríe y abre bien los ojos, estamos en una exposición individual de su autoría en la Galería Manuel Osorio Velasco de la Dirección de Cultura. Horas después ya estaba redactando lo que sería la nota de prensa de aquella muestra, con el buen sabor y grata experiencia de haber conocido a la artista personalmente, antes ya la había escuchado nombrar en distintas reuniones en la ciudad sin mirarla a los ojos.  

La nota de prensa venía con una visita a su casa, en semanas previas a la inauguración. Omer Añez que en ese entonces dirigía la galería y luego al Museo del Táchira, me dijo para vernos allá, por Barrio Obrero. Entramos a la casa de la artista, a su taller, me habló brevemente de su vida, de sus procesos creativos, de su manera de ser. La escuchaba atento reconociendo que estaba viviendo una gran experiencia de vida. Me dijo de su paso por Colombia, con un buen maestro, de sus exposiciones en Chile, de su trayectoria aquí en el Táchira, su capital San Cristóbal. Me explicaba algunas razones de su obra, de los colores vivos, de los grandes formatos, de la mujer, de su esencia figurando parte de su cuerpo, rostro, cuellos, ojos, boca. De la mujer blanca, morena, negra, de varios colores, los colores del mestizaje y la fusión. Redacté la nota y salió publicada en la página de la gobernación del estado Táchira.  Me sentí contento por ese trabajo, por ese encuentro, por el arte.

Ahora nos trasladamos al mes de abril de 2024. Supe que, por el aniversario del Ateneo del Táchira, Viviana Gandica era la elegida como expositora, para celebrar por todos los años del recinto cultural, celebrar su obra en la Galería Rafael Ulacio Sandoval, compartir su nueva producción para los presentes, para los conocidos y desconocidos. Días previos a la inauguración pude ir a la galería, vi por momentos algunas obras, por suerte, me asomé sin más, en ese instante estaba los curadores Manuel González Nieto, familiar de Viviana, tachirense pero que lleva años, muchos años viviendo en Caracas, amante de la fotografía, y Osvaldo Barreto, amigo de la artista, artista de peso aquí en la ciudad, le gusta conspirar en las exposiciones, en los montajes, espacios, textos de sala y más. Cuando los vi me dio la sensación que estaba trabajando en equipo, algo que así fue, confirmándolo en una entrevista que sostuve con ellos, en los días siguientes de la muestra.

Transcomplejidad el arte sin límites ni fronteras, es el título de la exposición, retando a la experiencia visual. Como escribí anteriormente ya es otra de las firmas de la artista, sus expresiones pictóricas relacionadas con lo femenino, en su destacada trayectoria que así lo reafirma, pero en esta nueva exposición hay como un rompimiento de cómo compartir esas expresiones, entre lo pasado y lo actual, no son los mismos labios de exposiciones anteriores, muchos menos con las mismas visiones. La reformulación, la reinterpretación, la renovación de su universo personal y artístico, encontrándose con nuevos estados de creación y presentación de sus obras, han marcado esta muestra, tiene un fundamento en parte teórico y filosófico, casi existencial, Viviana le gusta leer, consumir libros que la alimenten y la complementen como persona y creadora. Reconoce el apoyo de su hermana, de su familia, de los curadores, del Ateneo del Táchira, por permitir proyectar estas obras.

Influida por lo abstracto, mostrando fragmentos, piezas, detalles, sumergidos en tantos colores que asombran al ojo, sin divorciarse de la suavidad y sutileza que expresa la mujer en diferentes presentaciones. El día de la inauguración hubo una sala especial para ver una de sus obras en 3D, la obra proyectada en una pantalla LED, en el video se veía cómo se fragmentaba la pintura, se iba separando de sus elementos, verla descomponiéndose, color por color, otras de las experiencias visuales expresadas por la artista, buscando romper barreras y crear nuevas lecturas, contemporáneas, inéditas, sin límites. Incluso en la exposición, entre sus elementos, en sus fichas técnicas, goza de código de barra, a manera que las personas puedan ver el catálogo digital de la muestra, y lo puedan ver desde su celular. Ese trabajo del video en 3D  colaboró un familiar que está fuera del país, asesorando, en temas de tecnología y lo digital.

Si en el año 2018, nuestro primer encuentro se reflejó con la foto que subí a internet, con la nota de prensa, y la puntual pero significativa visita a su casa con Omer Añez, en el 2024, se expandió de otras formas y maneras este nuevo encuentro, recargado de arte, de la luz de Viviana, de reflexiones, y breves conversaciones, de un video que hice a raíz de una entrevista a la periodista Lorena Bornacelly, que habla sobre libros y lecturas y que de apoyo de imagen en la edición utilicé y registré el mundo pictórico de Viviana de esa exposición, y que en los días siguientes pude asistir también a un conversatorio con estudiantes de la carrera de Comunicación Social de la ULA, dinámica y experiencia que me pareció genial, necesaria, para que las nuevas generaciones se envuelvan y se puedan influir por los maestros de la plástica regional, en este caso ver el testimonio de una mujer creadora, consecuente, respondiendo preguntas, dudas, incluso la misma Viviana escuchando atenta a los estudiantes, viendo a sus ojos lo que pensaba de su obra, fue una grata experiencia que pude estar presente en la galería del ateneo.   

Manuel González Nieto, luego de la inauguración, estuvo unos días más en la ciudad y luego retornó a Caracas, se fue con la buena impresión de la exposición, de su trabajo compartido, de la artista, del ateneo, de la gente y de la comunidad de artistas. Trabaja y colabora en una galería en la capital del país. Osvaldo Barreto reconoció el trabajo del equipo curatorial que, según él, es algo poco visto en esta ciudad, y vio con muy buenos ojos esta nueva muestra de su amiga Viviana. La exposición individual “Transcomplejidad el arte sin límites ni fronteras” de esta creadora todavía le queda unos días en el ateneo, no queda más que invitar a la gente que quiera viajar por las percepciones del color, de la suavidad de la piel hecha pintura de una mujer, de encontrarse con parte de la historia contemporánea de las artes plásticas en la visión y expresión de Viviana. De mi parte, estoy muy contento  por este nuevo encuentro con ella, este acercamiento, que me permite conocer un poco más a la artista, alimentarme de su grandioso trabajo, y que de este texto se pueda crear un nuevo puente para nuevos textos sobre ella, su vida, su arte, en días futuros, sin límites ni fronteras. 

Lic. Comunicación Social

Locutor de La Nación Radio 

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