Regional

Adriana Oliveros alcanzó parte de sus sueños en Bogotá

30 de septiembre de 2020

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Una de las piezas de Adriana.

Alans Peralta

Para muchos, el arte es su esencia. No importa qué actividad estén realizando, buscan conectar con ese ser interno que les permite disfrutar de lo que hacen y de su trabajo. Es el caso de Adriana Oliveros, arquitecta tachirense egresada de la promoción 48ª de la UNET, quien vive en Bogotá desde hace 3 años.

En el 2017 vio, como muchos otros, que la situación país hacia complicado su deseo de crecer profesionalmente, de evolucionar y poder realizar su proyecto de vida, por lo que tuvo que salir de Venezuela en busca de oportunidades.

“Soy muy apegada a mi familia y por eso me decidí por Colombia. Además de estar más cerca, no tenía ahorros suficientes como para tomar otra decisión, y solamente guardé el dinero para regresar, por si me iba mal”.

Buscó varias firmas y empresas de arquitectos en Bogotá y Medellín, aplicando para trabajar en alguna de ellas. Esos meses fueron difíciles, hasta que, por fin, tuvo la oportunidad de trabajar en Bogotá, gracias a su experiencia previa en diseño de interiores.

En esta empresa trabajó dos años y medio, hasta que la situación económica y luego la pandemia obligaron a su salida. Agradece a su mamá por haberla impulsado a estudiar Inglés en la UNET, ya que esta herramienta le ha permitido solventar la situación de empleo, al ingresar a una empresa de telemercado en donde hablar inglés es obligatorio. Así pudo salir del estancamiento temporal, luego de haber perdido su trabajo en la firma de arquitectos.

Pero ella no escapa a la realidad de muchos otros profesionales venezolanos en Colombia, que han pasado y pasan por situaciones difíciles. “Son compatriotas que sufren carencias. Amigos arquitectos que venden dulces. Simplemente, es escuchar sus historias en el Transmilenio”. A ella también le ha tocado vivir la experiencia.

Su fascinación es el diseño. Como arquitecto, cree que debe procesar ideas útiles para los demás, creando productos. “De la arquitectura, me gusta diseñar, partir de la idea, del concepto”.

Adriana Oliveros lo afirma tajantemente: “Siempre me ha atraído la parte artística. Arquitectura, la estudié más por el arte, por ser muy amplia”. Es ese camino de su esencia ha estudiado pintura, escultura, bisutería, joyería. En su paso profesional por Caracas buscó escuelas de joyería, pero lo que encontró no le satisfizo.

“Eran cursos de dos días, pero yo quería algo más serio”. Y Adriana lo encontró en Bogotá, cumpliendo así su sueño de aprender del diseño y elaboración de joyas. “En esta ciudad recordé el anhelo de lo que quería aprender y busqué en Google joyerías y escuelas. La mayoría se encontraban en la misma zona y caminé horas preguntando. Encontré una que no era muy cara, pero allí mismo me dijeron que me inscribiera en el SENA, para el técnico en joyería”.

Oliveros, en abril de 2018, empezó a cumplir su sueño. Y, con esmero y dedicación, estudiando de noche, y trabajando de día. Atrás habían quedado esos momentos de tristeza en donde lloraba al recordar a su familia en el Táchira.

“No me imaginé que lo que siempre había querido aprender se iba a dar en Colombia. Que aquí iba a tener la oportunidad, el apoyo de la gente, de compañeras de estudio, para capacitarme. Eso hizo cambiar mi percepción de Colombia y de su gente”.

Ha contado con el apoyo de una joyera que estudió con ella y le permite trabajar en su taller, en donde produce piezas por encargo. “Eso ha sido muy especial”.

Para ella es un despertar. Ha experimentado lo que el artista llama la “libertad creativa”. Su aprendizaje de joyería artística lo está orientando a crear con nuevos conceptos. Ahora se fija metas más altas: Barcelona, Roma, Florencia, en donde están las escuelas líderes del diseño artístico de joyas.

Aplicó a una beca en Italia para sus estudios en el área. Obtuvo el 3er lugar en la Competencia Internacional de Arte y Diseño de la Academia Riacide Florencia, en la categoría Diseño de Joyas, en enero de este año. Su proyecto recuerda a su país natal: Pequeña Venecia Collection. Y aunque ganó un descuento en la matricula para sus estudios allí, la falta de recursos para sostenerse frustró ese viaje.

Sobre el futuro, como un diseño arquitectónico, lanza trazos en el papel de la vida. “Diseñar joyería artística con responsabilidad ecológica. Hacer una joyería consciente, con sentido social”. Su trabajo “Diáspora Collection”, inspirada en el tema de la migración y en la geometría del mosaico de Carlos Cruz-Díez en el área internacional del aeropuerto “Simón Bolívar”, es un reflejo de este concepto.

Adriana Oliveros tiene en mente su propio taller, su estudio de creación de joyas, su emprendimiento. Se considera responsable de su propio proyecto personal, el cual vincula al diseño de joyería artística con materiales reciclables, para demostrar que cosas hermosas pueden surgir de lo que otros simplemente consideran basura.

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