Ahora serán el rap, el reguetón, los ritmos que enloquecen a la juventud. Pero hace más de un siglo, cuando salió El Señor Bolero, este se entronizó para siempre en los corazones románticos y se mantuvo en los más grandes escenarios del mundo.
Víctor Matos
El Bolero, surge con su melodía a finales del siglo XIX en Santiago de Cuba, se dice por la influencia de esclavos procedentes de la República Dominicana, que le dieron sabor y ritmo a este emblemático sentimiento musical.
Se atribuye a Miguel Matamoros, compositor antillano quien creó este son, siendo el primero que surgió con el nombre de “Mamá yo quiero saber” que las parejas de la época disfrutaban bailando, pero buscando algo más suave, por lo que salió la primera canción identificada como Bolero bajo el título de “Tristezas” escrita por Pepe Sánchez.
Vinieron otras composiciones, siendo las más populares “Y tú qué has hecho” compuesto por Eusebio Delfin bajo la interpretación de Gusto Cárdenas, quien además impuso su bolero “Nunca”.
En la actualidad, cualquier adulto latinoamericano ha cantado alguna vez un bolero, ya sea de amor o de despecho. Sus letras llenas de sentimiento nos inspiran, nos acoge los recuerdos y nos ayuda a expresar el amor o la tristeza que sentimos convirtiéndolo como eje transmisor de los momentos más sublimes y según algunos, hasta más cursis del momento.
El Bolero ha tenido variantes de éxito como el bolero-moruno, el bolero-mambo y el bolero-beguine en donde acuden poemas consagrados y musicalizados como “Aquellos ojos verdes” de Alfaro Utrera o los compuestos por el gran genio creador del mexicano Agustín Lara, quien le impartió su sello más personal, melódico y poético de su época.
Entre sus más fieles exponentes se destacan: por Cuba, René Cabell, Fernando Albucine, Olga Guillot, Toña La Negra, La Lupe. Por México: Pedro Vargas, Néstor Chaires, Juan Arbizu, Luis Roldán, María Luisa Landín, Chelo Velásquez. Por Venezuela: Alfredo Sadel, Felipe Pirela, Italo Pizzolanti. Por Colombia, Los Hermanos Domínguez; en Ecuador, Julio Jaramillo; en Argentina, Leo Marini; y en Puerto Rico, Chucho Avellanet.
En resumen, el Bolero ha sido uno de los géneros afrocubanos con mayor difusión a lo largo y ancho de toda América Latina, ganando espacios extraordinarios en la voz de calificados intérpretes que siguen descubriendo este ritmo como mensajero de los más profundos sentimientos del ser humano como es la transmisión del amor.
A pesar de la aparición de nuevas manifestaciones musicales, el Bolero se ha resistido a morir y su letargo momentáneo siempre es despertado por un público que pide extasiarse con su letra y añorar lo cadencioso de su melodía, rememorando quizá ese amor incomprendido, nostalgias, despechos en donde su poesía y mensaje reinan en las parejas de ayer, de hoy, y de siempre.
Incluso cada cierto tiempo reviven sus canciones a través de diferentes festivales internacionales cuyo epicentro actual es Colombia y que aquí se quiso emular con el Festival del Bolero de Mérida.
En el Táchira, es inolvidable aquel programa “Lo que esta noche recuerda” que emitía a las diez la emisora Ecos del Torbes, con los discos de los gigantes de la canción romántica de todos los tiempos.
Y ante la actual nueva ola de ritmos que dejan muy poco al espíritu, se dice que el más que centenario Bolero estará dormido como gigante del pasado, pero jamás muerto, y que más temprano que tarde resucitará para alegrar nuestras almas y nuestros corazones.
“Ese bolero es mío”, la colección de Omar Uribe
Boleros y la música del Caribe, marcó un hito en la compaginación de las melodías más hermosas que reinaron en el siglo pasado y que empinaron a nivel internacional el esfuerzo del tachirense Jesús Omar Uribe para dar a conocer esta melodía que como bien se ha dicho se ha convertido en inmortal.
Omar Uribe, nativo de San Cristóbal, es un melómano empedernido y quien toda su vida la ha dedicado a escuchar y coleccionar la buena música. Es el editor incomparable de libros infantiles, de la cronología de la Feria Internacional de San Sebastián y quien rubricó sus conocimientos e inquietudes con esta colección que reflejan su autoridad sobre la materia y que han sido ampliamente difundidas desde sus comienzos en Cuba, su pregonar en México y el protagonismo alcanzado en Venezuela.
Fue cofundador del Grupo Raíces de Venezuela, y editor del semanario cultural Respuesta, con el que ganó el Premio Nacional de Periodismo y del diario El Zuliano, hasta que en la década de los 80 tuvo acceso a una inmensa discoteca de la emisora Ondas del Lago que lo motivaron a reunir las más hermosas páginas del cancionero romántico latinoamericano.
“Creo que el viento que pasa por el mar Caribe se hace cómplice de las figuras arquitectónicas, de los sitios que lo transforman, para soplar a los oídos más afortunados cierta magia melódica que se interna en el pensamiento y sale a través de sonoras voces que impregnan a ese máximo aire de un sentimiento musical que solo nosotros entendemos”, dijo alguna vez el celebrado cantante Rafa Galindo.
A Omar Uribe, esta inquietud le llevó diez años de investigación para plasmarlo en libros, ocho en total, de fotos, biografías y anécdotas, historias de amor y decenas de melodías originales, por cierto grabadas en CD que nos trasladan a los mejores momentos del inolvidable bolero. Los amantes del ritmo, pueden contactarlo por el 0414-0775270, y a soñar se ha dicho.
Víctor Matos