Regional

En Gerardo Duque el arte se multiplica

30 de septiembre de 2020

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El retrato es una de sus especialidades.

Algunas veces es cuentacuentos; en otras, actor de teatro, y en ocasiones hace magia o es humorista, pero desde siempre ha sido dibujante, pintor y maestro. Es Gerardo de Jesús Duque Pérez, en quien el arte se multiplica.

Nació en La Grita, conocida como la “Atenas del Táchira” por sus numerosas manifestaciones artísticas. En este pueblo de montaña también se asienta la Basílica del Espíritu Santo, donde se alberga la sagrada imagen del Santo Cristo de los Milagros.

Su padre, Pablo Isidro Duque, se dedicó al comercio, pero a la edad de 58 años comenzó a pintar, hasta llegar a ser un reconocido artista popular que obtuvo el Premio Nacional de Arte.

“Desde niño me atrajeron la pintura y el teatro. A los cinco años de edad ya hacía pequeñas incursiones, pues actuaba de payaso en actividades escolares. Siempre me gustó ir al circo e imitaba a lo que allí veía”, dice quien ya cuenta en su haber con una larga y fructífera trayectoria.

A manera de anécdota, recuerda que cuando estudiaba tercer grado de primaria, la maestra les dijo que quien quisiera quedarse dibujando en el recreo, en lugar de salir a jugar, podía hacerlo. Todos sus compañeros salieron y él fue el único que se quedó. Ya sabía cuál iba a ser su destino.

En su escuela también se promovía el teatro y tuvo oportunidad de hacer algunas representaciones. En bachillerato continuó con sus actividades artísticas, a las que agregó las de cuentacuentos y mago.

“Me formé como mago por medio de libros, con algunas personas que sabían hacer trucos y me enseñaron. En una ocasión tuve la oportunidad de hacer un curso de magia en San Cristóbal con un experimentado profesor, del que aprendí mucho”; recuerda, pero no niega que en alguna oportunidad un truco no le salió bien.

Posteriormente pasó a formar parte de la agrupación “Sutura” del Hospital Central, y en el año 1984 ingresó al grupo de rescate de tradición oral “Aguamiel”, junto a la inolvidable René Gamboa, quien era su directora. Allí permaneció 20 años, tiempo en el que atesoró, además de galardones, aprendizaje y experiencia.

Entre los personajes que ha representado está el de Juan Vicente Gómez, para lo cual realizó una acuciosa investigación previa. Así, pudo acercarse a sus rasgos, personalidad, vestimenta y manera de expresarse, para después realizar su caracterización.

Pintar y vivir

La escuela de Artes Plásticas “Valentín Hernández”, de San Cristóbal, recibió a Gerardo Duque en 1979 y se graduó en 1983.

“Durante este periodo, junto a otros compañeros, pinté murales en las avenidas de San Cristóbal. Recuerdo con especial afecto el mural que representa la fundación de la ciudad, en la avenida Carabobo, y muchos otros que están diseminados por la capital del Táchira. Algunos ya desaparecieron”.

Mientras estudiaba en la Escuela de Artes Plásticas fue seleccionado para dar clases a los principiantes. A los 50 años de edad obtuvo el título de bachiller por libre escolaridad, pues había dejado inconclusos sus estudios. Unos años más tarde egresó como licenciado en Desarrollo Cultural, a través de un programa de la Misión Cultura que se dictaba en la Universidad Simón Rodríguez.

Fue docente en el Liceo de las Artes “Estílita Orozco”, donde dictó las asignaturas de Teatro y Artes Plásticas. “Después de cuatro años me retiré por quebrantos de salud y sentí ganas de volver a mi pueblo natal, donde me integré al Liceo Civil, como profesor de Teatro, hasta la actualidad”. En estos momentos están suspendidas las actividades por la cuarentena.

Además de murales, le gusta pintar retratos. Muestra de ello es su colección de personajes típicos de La Grita, denominada “Ilustres, físicos, locos y sabios”; en una primera parte de 60 obras que adquirió la alcaldía del municipio Jáuregui.

Después hizo una segunda muestra con 30 obras, que aún conserva y las ha expuesto en diversas instituciones del estado Táchira, con la particularidad que durante las exposiciones cuenta las anécdotas y características de cada personaje.

Estas colecciones son su orgullo y así lo expresa, porque representan constancia, esfuerzo y una enorme dedicación, que le permitieron culminar este proyecto aplaudido en prestigiosas salas.

“Para hacer una exposición de sesenta personajes hay que tener gran energía interna y un amor por su pueblo. Sin garantías que gusten o que alguien las vaya a adquirir. El arte está por encima de todo eso. Siempre he estado vinculado con La Grita,  su vida y  su gente; ellos son parte de mí”.

También hizo un registro de personajes de San Cristóbal, pero en fotografía; las expuso en la Fototeca del Táchira. En estas ocasiones llevó a sus alumnos de arte y teatro para que observaran las muestras, además de enriquecer la visita con sus narraciones.

(Intertitulo)

La importancia de enseñar

Al regresar a La Grita, Gerardo Duque abrió su taller de pintura y comenzó a recibir numerosas solicitudes. De esta manera, ocupó gran parte del tiempo, hasta que ante la insistencia de las personas que pasaban y se detenían a verlo trabajar, comenzó a dar clases a niños y jóvenes.

Fueron muchos los alumnos que llegaron, por lo que debió organizar varios grupos y cada día aumentan las peticiones; con satisfacción, dice que entre estos niños destacan algunos que, a pesar de su corta edad, son muy talentosos para el dibujo y la pintura.

Para él, es motivo de orgullo que muchos de sus discípulos se dedicaron a la pintura con éxito y ya venden sus obras, aun cuando son muy jóvenes: “Es muy importante dejar ese legado y me emociono porque cuando los veo trabajar recuerdo mis inicios, cuando veía dibujar a mi padre en tapas de cajas de zapatos”.

Su hija menor, Marián, sigue sus pasos, pues le gusta pintar y la poesía; además incursiona con éxito en la acrobacia en tela.

“En el apasionante mundo del arte, esto es una pasión, aunque muchos dicen que es difícil, yo lo considero esencial y disfruto cada minuto; cuando pinto un retrato, al hacer un acto de magia, al ser cuentacuentos o como actor de teatro. Esta es una vida apasionada, donde hay risas y lágrimas”, dice quien ha hecho de su existencia un escenario de luces y sombras.

Es Gerardo Duque, quien todavía tiene muchas anécdotas que contar, personajes por representar y cientos de lienzos por pintar. Ese es su más importante acto de magia de cada día. /Norma Pérez.

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