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PERFIL | Juan Alberto Ayala, el neo obispo auxiliar que espera ser cercano

12 de diciembre de 2020

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Este sábado es la Ordenación Episcopal. En la historia casi centenaria de la Diócesis de San Cristóbal, el papa Francisco designó a un hombre del campo de Pregonero para apoyar a Mario Moronta en el pastoreo de la Iglesia local


Por Daniel Pabón

Quienes han trabajado hombro a hombro con Juan Alberto Ayala Ramírez atestiguan que es un tachirense sencillo. “Lo que puede hacer a favor de la gente, lo hace. Es un excelente asesor espiritual y un sacerdote muy ordenado”, expresa uno de sus colaboradores de la primera y única comunidad a la que sirvió en calidad de párroco, la de Nuestra Señora de los Ángeles en La Grita, hasta que una llamada del nuncio apostólico en Venezuela, un día de este 2020, cambió para siempre los planes.

Nació hace 47 años, se hizo sacerdote hace 18 y este sábado 12 de diciembre, día de la patrona de América Latina, la Virgen de Guadalupe, el flamante monseñor Ayala recibe la Ordenación Episcopal y se convierte en el primer obispo auxiliar en la historia casi centenaria de la Diócesis de San Cristóbal.

En esa comunicación telefónica, el nuncio Aldo Giordano le hizo ver que el llamado para que fuese obispo no era obra del papa Francisco o de la Santa Sede, decisores en la Tierra, sino una obra de Dios. Terminó diciéndole que sí. Al principio sintió temor, un sentimiento natural ante una misión tan importante como la del ministerio episcopal. Pero luego adquirió serenidad, porque sabe que cuenta con la guía del obispo diocesano Mario Moronta, y de sus hermanos. Un presbiterio de más de 150 sacerdotes que él conoce bien y que lo conoce bien a él.

“Espero hacer las cosas de la mejor manera posible (…) Espero ser muy cercano, tanto a la feligresía como a los sacerdotes, seminaristas y religiosas. Ser muy cercano”, le dijo recientemente al presbítero Johan Pacheco, director del Diario Católico, en la única entrevista particular que ha concedido hasta ahora a medios de comunicación.

https://www.youtube.com/watch?v=nKxpJJ6EPWM

Del campo al Seminario

Juan Alberto nació el 15 de noviembre de 1973, en la aldea San Pedro de Pregonero, municipio Uribante. No había cumplido el primer mes de vida cuando el padre Juan Heberto Ruiz Cortez le impartió el sacramento del bautismo en la parroquia San Antonio de Padua, de quien se volvió particularmente devoto con el paso del tiempo.

En la escuela de su aldea cursó la primaria. Fue ese niño al que siempre buscaban para las obras de teatro, para sembrar matas o para limpiar; o al que los maestros escogían para dar unas palabras de bienvenida en nombre de la institución cuando el sacerdote iba a esa comunidad rural.

Estaba en quinto grado cuando Pregonero, la tierra levítica por excelencia del Táchira católico, celebró por primera vez la ordenación de un sacerdote, Roberto García, propiamente en suelo local. Fruto de ese testimonio de entrega, el niño pensó que le gustaría a él también ser sacerdote. Ahí Dios tocó a la puerta de su corazón.

Un llamado que dio pasos hacia adelante al estudiar bachillerato en el Seminario Diocesano Santo Tomás de Aquino, de Palmira, donde posteriormente se recibió como licenciado en Teología y en Educación mención Filosofía y Teología. El Seminario es, pues, el recinto de sus grandes sueños, como le dijo a Diario Católico. Su casa y su familia. Donde comenzó una vida hermosa, tras una dolorosa orfandad.

Su padre José Efraín falleció cuando él tenía 7 años y su madre María Juana partió cuando era un adolescente temprano de 12 años. Entonces Juan Alberto, el último de una familia de 15 hermanos, continuó adelante al lado de sus parientes mayores y al calor de la familia Ramírez Rangel, constituida por los esposos Juan José y María Tomasa, tíos, quienes lo recibieron como un hijo, lo han acompañado y apoyado.

Monseñor Ayala mira en retrospectiva que siempre Dios fue colocando personas en su camino que lo fueron orientando. Por eso no dudó en elegir la frase “Dios es amor” como su lema episcopal. Dios es amor, le contó al padre Pacheco, representa que el Señor lo quiere muchísimo a él.

Y como lo quiere, ha estado bueno con él. En el Concilio Plenario de Venezuela, que sesionó de 2000 a 2006, fue el único seminarista en participar como miembro activo, reseñó la Conferencia Episcopal Venezolana. Luego de recibir la Ordenación Sacerdotal el 1 de noviembre de 2002, de manos de monseñor Moronta, en sus primeros años de sacerdocio “Ayalita” (como lo llaman sus pares del presbiterio) prestó su servicio en la Diócesis de San Cristóbal como secretario del obispo, secretario de la curia y notario del Tribunal Diocesano, canciller de la Diócesis y director de la Pastoral Vocacional.

También en su hoja de vida cuenta haber sido vicerrector del Seminario Menor de San Cristóbal, director de la Unidad Educativa del Seminario Menor Santo Tomás de Aquino, profesor del Instituto Universitario Eclesiástico Santo Tomás de Aquino y, más recientemente, además de párroco de Nuestra Señora de los Ángeles en La Grita, vicario episcopal de la Vicaría del Espíritu Santo.

Ayala, a la izquierda, junto a Moronta, a la derecha, en fotos previas a la ceremonia con la réplica de la imagen del patrono Santo Cristo al fondo, en la iglesia catedral

Dispuesto a darlo todo

A los obispos que reciben algún encargo especial de la Santa Sede o son nombrados auxiliares, como es el caso de monseñor Ayala, les es asignada una sede titular que ha cesado de tener un territorio definido bajo el gobierno de un obispo y que hoy existe únicamente en su título.

En este caso concreto, al obispo auxiliar de San Cristóbal le ha sido asignada la sede de Rusubisir, que toma el nombre de una antigua ciudad de la provincia romana de Mauretania Caesariensis que estuvo ubicada en el territorio alrededor de Tiza, en Argelia.

Este anuncio público, el 18 de junio de 2020, coincidió con el 21 aniversario del ministerio episcopal de monseñor Moronta en la Iglesia de San Cristóbal. Desde ese día, Ayala porta los símbolos de la cruz pectoral y el solideo, un casquete de tela que usan los obispos, arzobispos y cardenales para cubrirse la coronilla.

Ayala en su primera imagen con el solideo y la cruz pectoral, en junio | Foto Prensa Diócesis SC

Este sábado Ayala recibe las insignias episcopales del anillo, la mitra, que es esa toca alta y apuntada que cubre la cabeza, y el báculo, ese bastón o cayado que usan los obispos como símbolo de su condición de pastores espirituales del pueblo creyente.

Quien es elegido para el Episcopado debe hacer la profesión de fe y el juramento de fidelidad. Ayala lo cumplió ya el martes 8, solemnidad de la Inmaculada Concepción. Al profesar su fe, el nuevo obispo auxiliar manifestó creer, aceptar y adherirse a todas las verdades de la doctrina de la Iglesia católica. Al jurar, se comprometió a conservar el depósito de la fe, promover los compromisos del cristianismo y cumplir con diligencia todas las obligaciones que exige el Episcopado.

En una carta fechada ese mismo día Ayala se muestra convencido de que la misión encomendada no será fácil, pero confía en que, con la ayuda de Dios, la Virgen, los santos, monseñor Moronta, sus hermanos sacerdotes y el pueblo de Dios que peregrina en esta que llama tierra de gracia y de bendición, podrá llevar adelante la tarea que la Iglesia le pide. “Estoy dispuesto a darlo todo por la construcción del Reino de Dios; pero sé que solo no lo podré”.

Este es el escudo episcopal que ideó el propio nuevo obispo para su ministerio episcopal.

Su escudo episcopal es, de cierta forma, un resumen icónico de su vida: tiene los colores rojo y blanco, de la bandera del Santo Cristo de La Grita, patrono y protector del Táchira. Se ven las llaves de san Pedro, en evocación a su aldea natal. Una espiga de trigo ha sido tomada del escudo del Seminario Diocesano. La estrella, junto al par de alas de ángel, simbolizan a María bajo la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles, la patrona de donde fue párroco. Hay montañas que identifican a su municipio natal. Y una barca navega el río Uribante, con una vela con forma idéntica a la cruz de la capilla Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, del Seminario Diocesano Santo Tomás de Aquino de Palmira.

Justo allí, este sábado 12 de diciembre es la Ordenación Episcopal. En ceremonia privada, por el tiempo de pandemia, entrarán siete obispos ordenantes, y saldrán ocho. Como en el 2002 de su Ordenación Presbiteral, Moronta le impondrá las manos, pero esta vez para ingresarlo al Orden Episcopal. Y el Táchira empezará a tener a un tachirense, definido como sencillo y venido del campo de Pregonero, como su primer obispo auxiliar. Y él, como ha dicho, será cercano ayudando a su hermano Mario a pastorear la Iglesia de San Cristóbal. “La misión es servir y acompañar”, dice Ayalita.

 


¿Cómo seguir la ordenación episcopal?

Quédese en casa y véala: en vivo a las 10:00 de la mañana, por el canal de YouTube “Diócesis de San Cristóbal”, por DC.RADIO en su sitio de internet diariocatolico.press o por Radio Natividad 101.7 FM en el área metropolitana y 95.7 FM en la zona norte del estado; o, en diferido, a las 3:00 de la tarde de este mismo sábado por la pantalla de TRT, con reposición a las 10:00 de la noche.

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