Los cortes de electricidad prolongados impactan en los establecimientos y sus ventas, por elementos como el punto de pago y la refrigeración de los productos
Por: Juan José Contreras Cárdenas
Los cortes de electricidad periódicos que se han acrecentado en el estado Táchira impactan casi todas las facetas en la vida de la colectividad. En el ámbito del comercio, hay una sombra que se cierne sobre los establecimientos y la ciudadanía: la afectación de las compras con puntos de venta y la refrigeración de los alimentos perecederos.
Corre la tarde en Michelena, la capital del municipio homónimo, y pese a que la lluvia cesó de momento y la luminosidad del sol se siente en las calles, hay una oscuridad latente, una que afecta al estoico comercio de la entidad municipal: un largo corte de electricidad que afectó la posibilidad de pagar con bolívares, pasando las tarjetas.
Es casi curioso cuando funcionan los puntos de venta si no hay electricidad, y es que hasta la conectividad de la telefonía celular se cae, en el peor de los casos, que es lo habitual. El pago en pesos colombianos es lo que marca la pauta en las ventas cuando el racionamiento eléctrico llega. También muchos ciudadanos esperan que pase el apagón para hacer sus compras, por lo que las calles se tornan desoladas.
Dinámica
La ausencia de personas en las calles de Michelena es notoria. La plaza Bolívar y sus alrededores lucen desolados cuando no hay electricidad. En el centro del pueblo, el dinamismo solo se vio en una venta de frutas y verduras, con los pesos colombianos como forma de pago para estos elementos de consumo, y fue una de las pocas excepciones ante la ausencia de transeúntes en los contornos del poblado michelenense.
Atrás quedó ese 2020, cuando el transporte había desaparecido. A un lado de la plaza Bolívar de Michelena se pueden apreciar las unidades de transporte de la línea Lobaterita, la mayoría de los días de la semana, pero lo que no se vislumbra es el factor humano que las emplee, al menos cuando no hay electricidad, lo que limita la actividad comercial.
¿Con qué frecuencia los ciudadanos hacen compras de valor significativo?, como por ejemplo adquirir un repuesto para un vehículo o moto. Bueno, en Michelena varios establecimientos de este tipo hacen vida; sin embargo, no hay largas filas de gente afuera aguardando para entrar; de hecho, nuevamente el apagón de electricidad marca una ausencia casi total de gente en este tipo de ventas, ni a mirar alguien va.
Con cortes eléctricos diarios y por horas, establecimientos como charcuterías y carnicerías son blanco de posibles pérdidas, pues la refrigeración de sus productos es vital. No todas esas tiendas cuentan con planta eléctrica, o no todas pueden acarrear el costo del combustible para emplearlas todos los días por los prolongados períodos sin luz.
Michelena, el llamado Corazón del Táchira, así como el resto del estado, pese a la luz del día, tiene a la oscuridad comercial sobre sí con los cortes de electricidad diarios.