Regional

Ambiente | Levantan radiografía de San Cristóbal que precisará todos los usos de su suelo

23 de mayo de 2019

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Investigadores de la UNET advierten que, en la ciudad, parte de los usos registrados en el levantamiento están ocasionando problemas ambientales, entre ellos destacan los desarrollos espontáneos


POR Daniel Pabón

San Cristóbal tiene casas, edificios y comercios, cuenta con industrias de productos y empresas de servicios, hay infraestructuras para la salud y para la administración pública, sedes educativas y culturales, espacios recreativos y terrenos vacantes… pero, ¿en qué proporción se consiguen cada uno de estos hasta 104 diferentes tipos de uso del suelo?

La respuesta se está gestando. Durante los últimos meses un equipo de 14 auxiliares de campo, todos estudiantes de la UNET, observó y anotó sobre planos análogos lo observado directamente en el sitio de estudio, para luego vaciar en Sistemas de Información Geográfica el uso de cada inmueble que se levanta en las más o menos 4.500 hectáreas de área urbana del municipio San Cristóbal.

Sobre este ámbito de acción, la ciudad presenta áreas compactas, como el centro, La Concordia y Barrio Obrero, donde los auxiliares se desplazaron a pie; pero también áreas dispersas, como la Marginal del Torbes, La Cueva y La Machirí, por las cuales se movieron en carro. Una labor en campo hecha bajo la supervisión de un equipo profesional.

El trabajo forma parte del proyecto ‘Andes en acción climática’, una iniciativa del Comité Internacional para el Desarrollo de los Pueblos (CISP, por sus siglas en italiano) con el apoyo de la Unión Europea.

Su principal objetivo es activar mecanismos de articulación institucional para la implementación de estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático, en este caso, en zonas urbanas y periurbanas de San Cristóbal.

Como patas que sostienen una mesa, la investigación se sirve de cuatro puntos focales: 1) los efectos de los gases de efecto invernadero, 2) la caracterización de residuos sólidos, 3) las energías limpias y 4) la huella urbana, la vulnerabilidad y el riesgo, donde precisamente se ubica este estudio.

La base de datos resultante revelará la huella urbana actual de San Cristóbal. A partir de esa radiografía, y de vincularla con otras variables, como cuáles residuos se producen y qué implica esto para el desarrollo de la ciudad, será posible proyectar escenarios de crecimiento en próximas décadas, así como alertar sobre carencias en equipamientos de determinadas infraestructuras (como escaso número de preescolares, por ejemplo, de cara a la población esperada para 2030 y 2050).

Pero esta gran radiografía también mostrará, según los usos que se determinen, los requerimientos de la ciudad en cuanto a servicios básicos de redes vitales, como energía eléctrica, agua, telefonía, comunicación y conexión vial.

En el Táchira asumieron este reto Ligia Esther Mogollón, Yasmin Duque, Dayana Ramírez, Isis Ruiz y Juan Carlos Pernía, todos docentes e investigadores de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET), que es socia del proyecto liderado por el CISP. Ellos diseñaron el proyecto PLUS 2018-2019, siglas del Proyecto de Levantamiento de Usos del Suelo en San Cristóbal.

Este equipo es uno de los cuatro que conforman ‘Andes en acción climática’ en el Táchira. En paralelo, los mismos objetivos los cumplen otros investigadores del Cidiat de la Universidad de Los Andes (ULA) para Mérida y Trujillo.

Respetar o afectar el ambiente

Huella urbana es la evolución, en términos de uso, que ha tenido una ciudad sobre un territorio, define Mogollón. La marca que dejan los habitantes al ocupar un espacio.

Si esa evolución se ajusta a una correcta planificación urbana, será más fácil que la gente se adapte o mitigue los efectos del cambio climático. Pero si a esa evolución le ha faltado planificación, si se han levantado áreas de crecimiento espontáneo, deficitarias en equipamientos, este mal uso que la población ha dado al suelo redundará en un incremento del riesgo frente al calentamiento sostenido de la temperatura del planeta.

Dentro del trabajo que adelanta este equipo de Huella urbana y vulnerabilidad, Mogollón destaca la importancia de la relación entre el uso del suelo y el cambio climático: “La expansión urbana que resulta en cambios en el uso del suelo, como muchas veces se hace de una forma no controlada, tiene un impacto negativo en la distribución y la exposición a las amenazas de riesgo ambiental en San Cristóbal y sus alrededores”.

De los resultados se prevé que la mayor parte de inmuebles consolidados sean viviendas, aunque, como apunta Pernía, los usos están muy mezclados: residencia familiar con comercio, quizás el que más.

También es un hecho que el urbanismo de San Cristóbal ha sobrepasado los límites establecidos para la poligonal urbana del año 2002, como demuestra Ramírez frente al mapa en la pantalla de la computadora. No debieron, por citar un ejemplo, ser urbanizados límites del Parque Nacional Chorro El Indio, pero sucedió.

La Ordenanza de Zonificación vigente en el municipio San Cristóbal data de 1976. Pero no hay, sin embargo, antecedentes de levantamientos así de completos al tipo de uso del suelo. Los planes existentes en distintos organismos públicos terminan siendo retazos de información incompleta o desactualizada.

Entre planos y cuadrantes, mientras consolidan los primeros resultados, los investigadores confían que esta sea la base para otros proyectos futuros. Como espera Duque, invitan a que este aporte social motive a otras instituciones a sumarse a utilizar y hasta complementar este inventario tan necesario para la planificación presente y futura de la ciudad cordial.


El trazo de la villa en cuatro momentos

Se habla de huella urbana histórica cuando se hace referencia al transcurrir que ha tenido una ciudad desde sus comienzos, pero fundamentalmente su expansión en las últimas décadas. La docente e investigadora de la UNET Ligia Esther Mogollón ha periodizado los siguientes cuatro cambios importantes en el caso de San Cristóbal:

1. Desde la fundación de la villa, en 1561, hasta el momento en que comenzó la ciudad mercantil, alrededor del año 1870.

2. De 1870 hasta principios del siglo XX; entonces, empezó a mostrarse la ciudad cafetalera hasta las primeras tres décadas de la centuria pasada.

3. Con la ciudad moderna, a partir del crucial año 1936, comienza también el resurgimiento de la ciudad venezolana. En ese contexto, desde los años 50 emerge la planificación regional y urbanística de las ciudades venezolanas.

4. La conformación de la ciudad posmoderna en San Cristóbal se ubica a partir de los años 90; la hace posmoderna la nueva dinámica metropolitana, que conlleva nuevas movilidades.

Así, San Cristóbal llega a lo que la investigadora llama “una ciudad bastante compleja”, sobre todo porque “en este siglo ha carecido de estudios oficiales que la conceptualicen como la metrópoli fronteriza que realmente es”.

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