Regional
Obispo Mario Moronta: Todo mártir se convierte en testigo del resucitado
20 de enero de 2024
Acto central de la Feria San Sebastián, este sábado 20, las honras religiosas al santo patrono de la capital tachirense, a cargo de monseñor Mario Moronta, fueron la ocasión para implorar al Creador por la luz divina y la ablución bendita tan requerida actualmente por el cristiano tachirense en tiempos de incertidumbre.
Con un aforo al máximo de su capacidad, en la iglesia El Sagrario Catedral de San Cristóbal, vestida de gala con sus símbolos religiosos representativos, la primera línea de la feligresía, la ocuparon el ciudadano alcalde Silfredo Zambrano y la primera dama del estado Táchira, Karem Durán de Barnal, acompañados de su comitiva de funcionarios regionales y nacionales.
A la sagrada ceremonia se incorporó varios acontecimientos de la iglesia tachirense como lo fueron la imposición de las insignias como Capellanes de su Santidad a los presbíteros Luis Humberto Urbina Lobo y Luis Gilberto Santander Ramírez, acto con el que se abrieron los oficios religiosos; y la firma del documento final del Tercer Sínodo de la Diócesis de San Cristóbal, en el cual se estable el plan diocesano de pastoral.
En el presídium de la autoridades religiosas además del Obispo de San Cristóbal estaban el obispo auxiliar Juan Alberto Ayala; el Obispo Emérito de Mérida, Luis Alfonzo Márquez; entre otros.
Especial intervención tuvo al Primera Dama del Estado Karem Durán de Bernal, a quien le correspondería la presentación de las ofrendas consistentes en la luz, el pan, el agua y el vino, así como varios mercados, que fueron entregados por una comitiva de la cual participaron candidatas del reinado de la Fiss, funcionarios de la alcaldía capitalina y de las policías municipales y regionales.
La parte musical no podía quedar en menor nivel de la magnificencia del evento y recayó en la dirección de Leoncio Ontiveros al frente de una agrupación con sabor español tanto en su música como en su vestuario.
Mártir con Cristo como ejemplo
Punto central fue el discurso de homilía de monseñor Mario Moronta, en el que volvió a insistir en que San Sebastián no se reduce a una iconografía publicitaria de la feria, pues su significado toca directamente la fe del pueblo tachirense, como representación de la entrega en cuerpo y alma a la causa cristiana.
Volvió a insistir Moronta en la idea que la Feria no solo sea un oportunismo para la acumulación de riquezas por parte del sector público y privado que saca provecho de la misma, sino que sea ocasión para ceder parte de las ganancias a obras de caridad, a través de un fondo social de abierta veeduría pública y administrado tentativamente desde algún organismo público, alimentado con el 10 por ciento de las ganancias netas de la feria, y destinado a organizaciones de vocación altruista, o al otorgamiento de becas estudiantiles.
“Hacemos el llamado a los empresarios para que tengan sensibilidad social, a que entiendan que ciertamente ellos compran para pagar, pero que también tienen sus ganancias porque sino no vinieran a la feria”.
Recordó que la persecución de la cual fue objeto en tiempos del Imperio Romano San Sebastián no han cesado y que sigue dándose contra sacerdotes en varios momentos de la historia latinoamericana.
“No han faltado las persecuciones que tienen connotaciones y orígenes religioso, marcadas por un marcado fundamentalismo. Las persecuciones que generan mártires se siguen dando en la actualidad aupadas por variadas ideologías de diversos signos. A veces son realizadas con una finura tan grande, que llegan a esconder y justificarse en una filigrana de actitudes. En América Latina podemos hacer memoria de la persecución promovida por gobiernos anticlericales tal y como sucedió en México, o Venezuela, durante el Gobierno de Guzmán Blanco o en Cuba durante la década de los setenta el 80 por ciento de los sacerdotes, o en contra actualmente de la Iglesia en Nicaragua”.
Por lo tanto el mensaje de San Sebastián se basa en sus características carismática que antes que su perfección nos remiten a su humanidad, la cual pone permanentemente a prueba una fe a Cristo, y una actualización de su sufrimiento en la Cruz y su gloria en la resurrección.
“No podemos idealizar las figuras humanas de los mártires como si se trataran de superhombres, o artistas de una obra de ciencia ficción. Han sido seres humanos en el verdadero sentido de la palabra con alegrías y tristezas, con temores y dolores; han sido ciudadanos que han cumplido con las obligaciones en la sociedad y de manera convivente. No hay sino que reeler la historia de San Sebastián al que siempre se le ha reconocido el haber sido fiel y dedicado soldado del Emperador, en su misión de servicio militar”.
Recalcó Moronta que el ser mártir no solo consiste en el acto mismo del sacrificio, pues también implica el conocer a Jesús y su palabra de Vida Eterna, asumirla y marcan nuestras propias vidas para transmitirla a otros.
“Lamentablemente en el mundo de hoy, nos topamos con el triste fenómeno de la ignorancia de Cristo. Dar a conocer al Señor implica conocer los principios y valores del evangelio, sean presentados ante tantos cristianos ignorantes, ante todos los que se han alejados, amén de aquellos que no han oído hablar del evangelio”.
Freddy Omar Durán