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10 de mayo de 2024
Luego de batallar por varios días contra el covid-19, el corazón del doctor Samuel Darío Mogollón dejó de latir, este sábado, en horas de la noche, fallecimiento muy sentido por el personal de salud, pues este galeno atendió a muchos niños, hoy la mayoría ya hombres y mujeres que siempre fueron sus pacientes.
La noticia corrió en segundos. Muchos sabían que estaba hospitalizado y rogaban a Dios para que recuperara su salud, pero finalmente entregó su alma al Creador. Lamentablemente, es el médico número 12 que muere por el coronavirus.
El doctor Samuel Darío Mogollón, en el año 1966 ingresa al Hospital Central como residente, con inclinación hacia la cirugía pediátrica, y operaba junto a dos especialistas más a niños, en el tuno de la tarde.
En 1969 se va a México, donde hace un curso, y en 1970 regresa a San Cristóbal y funda en el Hospital Central el primer servicio de cirugía pediátrica, con 20 camas, y de una mortalidad de 70 % en los casos quirúrgicos, logra descenderla a 20 % en pocos años.
Fue profesor de la Universidad de los Andes, destacándose en su trabajo como docente en el postgrado de Pediatría, donde se mantuvo activo durante mucho tiempo.
Siempre iba al Hospital Central porque daba clases de postgrado de Cirugía Pediátrica. Asistía a las clínicas radiológicas con la gente de pediatría, un día a la semana, normalmente los miércoles.
Además ejerció el cargo de director del Hospital Central. Colmenares es el médico número 12 del Táchira, y el segundo director del primer centro de salud del estado, que fallece por causa de las complicaciones del covid-19.
“Era tremendo médico. Maestro, formador de muchos profesionales de la Medicina. Es una pérdida irreparable”, dijo el doctor Gotardo Ardila, miembro de la Federación Médica Venezolana.
Una de las frases del doctor Samuel Mogollón era: “Traten a ese paciente como el niño más importante del mundo, porque para esa mamá es el niño más importante de todos”.
Para el gremio médico, el doctor Samuel Darío Mogollón dejó un ejemplo, un legado como médico, deportista, banquero y persona. Practicó varios deportes, entre ellos el softbol, donde cubría la tercera base, pero una fractura le impidió seguir activo en esta disciplina.
Fue comentarista del fútbol profesional en una emisora local y seguidor del Deportivo Táchira.
“Fue un hombre de una profunda fe cristiana, Cuando tenía una preocupación mayor iba a La Grita, rezaba, y el Santo Cristo le escuchaba sus plegarias”, dijo uno de sus colegas y amigos.
“Se nos fue Samuel Darío, el de la eterna sonrisa, un hombre que hizo el bien, y amable cual suave brisa”, expresó el doctor Elio Velásquez.
Nancy Porras
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