Regional

 Sin conocer sus orígenes históricos, San Cristóbal no puede reinventarse

5 de noviembre de 2021

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Freddy Omar Durán

Con el foro “La reinvención de San Cristóbal” se da inicio a la cátedra Tomás Contreras, que busca articular los esparcidos sueños de los pobladores de la capital tachirense, en especial de los que más a profundidad la conocen a través de la investigación sistemática y permanente, en pos de encontrar soluciones a los distintos dilemas que agobian a la metrópoli.

Con la asistencia de la gobernadora del Estado, Leidy Gómez, junto al procurador del Estado, Julio César Hernández, y un distinguido panel conformado por  quienes han lanzado una mirada transversal y profunda a la gestación de un proyecto político y social colectivo bautizado  “San Cristóbal”, se llevó a cabo en la sede del Colegio de Ingenieros del Táchira un foro especial con el cual se da inicio a la cátedra “Ingeniero Tomás Contreras”, que busca ser el crisol de iniciativas para reinventar la capital tachirense.

Sobre el particular, la presidenta del CIET y de Corpointa, Cecilia Roche, afirmó que el evento dejó más preguntas que respuestas, mismas que irán siendo resueltas en las otras ediciones de la cátedra, bautizada así por un profesional de grandes aportes al Táchira, a realizarse con frecuencia mensual.

Igual saludo a este tipo de confluencias de pensamientos diversos lo brindó la gobernadora del Táchira, quien, según aseveró, tomó nota de lo allí discutido.

—Es importante que entre nuestros académicos y profesionales se estén evaluando cuáles son las transformaciones que debe tener nuestra capital. Sin duda alguna, los cambios sociales y políticos que vive el país ameritan una transformación urbanística que se adapte a los mismos— declaró la mandataria regional, Laidy Gómez.

Ciudad maravillosa

Del panel hicieron parte el cronista de San Cristóbal, el historiador Idelfonso Sánchez, el antropólogo Anderson Jaimes, los arquitectos Fabiola Vivas y Walter Durán, el dirigente político Carlos Casanova, y el estudiante de Politología, Abraham Blanco, entre otros

Henry Matteus Lugo, promotor de la actividad, a lo largo del foro dejó establecido el porqué de su celebración, y de la necesaria inclusión de la historia de San Cristóbal, como eje articulador de sus planteamientos

—Nosotros tenemos que ver el futuro, pero para eso necesitamos conocer nuestras circunstancias, los aspectos fundamentales de nuestra formación y desarrollo. Nosotros tenemos retos formidables. Está es una ciudad maravillosa, que tiene todo lo indispensable: tiene, principalmente, a hombres y mujeres que han hecho de ella algo extraordinario. Aquí se hicieron cosas primero que en cualquier otra parte de Venezuela: el primer Colegio Médico, el primer Ateneo de Venezuela; aquí se dio el respeto al profesional universitario, exigiéndose la firma obligatoria del arquitecto, con aprobación del concejo municipal. Nosotros tenemos un reto formidable en circunstancias tan difíciles— expuso Lugo.

Sobre los orígenes de un urbanismo, que aún está por discutirse hasta qué punto sus raíces se extienden a España o al mundo prehispánico, versaron las intervenciones del historiador Idelfonso Sánchez y el antropólogo Anderson Jaimes.

Para Sánchez, la concepción inicial de San Cristóbal fue la de una “villeta”, o ciudad de paso entre Pamplona y otras ciudades de mayor relevancia en tiempos coloniales, como Mérida o La Grita, así como hacia los llanos o el sur del lago de Maracaibo.

—Posiblemente, la San Cristóbal de 1783 se constituía de  unas 27 manzanas en el campo fundacional, y más de dos siglos después, el crecimiento sería  muy incipiente. Este centro poblado, como ciudad, va a arrancar mucho después con el desarrollo de la economía del café y el comercio en forma, y eso lo vemos en plano que levanta don Domingo Martínez en la San Cristóbal del centenario de Simón Bolívar, el mapa más antiguo que conocemos— concluyó Sánchez.

Volver al espacio abierto

Más que en documentos históricos, la indagación de Anderson Jaime se sumerge en imaginarios, dentro de un poblado que, antes que llamarse San Cristóbal, tuvo otras denominaciones, imaginarios surgidos desde el choque de dos culturas que llevó a la imposición de un modo de pensar venido de ultramar, sobre una organización del poblado y una cosmovisión de ascendencia precolombina.

—Nos hablan los nombres que ha recibido esta ciudad de imaginarios que aún están presentes en la San Cristóbal de hoy: la depresión, la búsqueda de lo crematístico, la presencia de la violencia en todos los niveles y la incomprensión de unos con otros, la incomprensión de la naturaleza y el poder. Qué tal si volvemos a la mirada de los procesos “urbanísticos” que tenían los pueblos originarios, para tratar de sacar lecciones. ¿Por qué no valorar los espacios abiertos y espacios comunes, propios de la herencia arahuaca, como elementos para la construcción de una nueva San Cristóbal, y también pensar los espacios urbanos en relación con nuestra cosmovisión andina— sostuvo Jaimes

Desarrollo singular

Contrario a lo que pudiera pensarse, y como subraya su actual cronista, San Cristóbal no se ha correspondido con un desarrollo armónico, e incluso ha trasladado el eje del mismo, lo que fue la Plaza Mayor, a lo que hoy se reconoce como la Plaza Bolívar, por obra de avatares políticos y económicos.

—La responsabilidad en las peculiaridades de la evolución de San Cristóbal ha sido de sus políticos y de su comercio que aquí se gestó. ¿Por qué creció de manera ordenada hacia el este, de manera desordenada hacia el oeste y de manera tardía hacia el sur? Pues todo estuvo congregado en el mismo punto, en la plaza que hoy se llama Juan Maldonado y antes se llamaba Plaza Miranda, que se llamó antes Bolívar y que se llamó antes Mayor, la que ha cambiado su nombre por decisiones administrativas o políticas. Y, sencillamente, todo fue cambiando cuando los comerciantes de San Cristóbal impusieron que la carrera 6 era el centro, entre las calles 7 y 8, porque allí se construyó el Mercado Cubierto, que salió de la plaza Mayor y fue extendido hacia esa zona porque sencillamente los viajeros alemanes, los hamburgueses, llegaron en 1850 a atisbar la gran riqueza de este territorio, el café, y ellos lograron cambiar las reglas, y que la naciente provincia del Táchira tuviese como capital San Cristóbal. Fue San Cristóbal a la fuerza y San Cristóbal a la fuerza fue creciendo hacia el este, en los tiempos del general Pedro Murillo, por allá en 1910-expuso Luis Hernández.

Según el arquitecto, Walter Duran, San Cristóbal ha lidiado contra la tendencia crónica hacia el despoblamiento, como ciudad de enlace entre otros centros poblados y en oposición a su accidentada geografía de difícil acceso y tránsito; no obstante, ha conseguido ubicarse en el tiempo, merced a varios elementos de carácter económico.

–Es necesaria una revisión de esas fuentes históricas y crónicas, y evitar tomarlas como un referente canónico, más bien problematizar para que nos digan cosas, para así poder construir un nuevo mapa de conexión de la ciudad. Ese modelo interpretativo nos va a permitir reconstruir la ciudad, no en términos mecánicos, sino imaginarios, lo que es un proceso mucho más complejo que el de estar siempre sosteniendo unos prejuicios e intenciones preestablecidos—acotó el arquitecto Durán.

Por su parte, Carlos Casanova presentó una perspectiva del futuro y de las nuevas formas del poder, que requerirán del conocimiento de lo tecnológico para contrarrestar sus efectos.

—Los políticos necesitamos cambiar el modo del liderazgo único porque los que manejen la tecnología nos van a gobernar. Dos alternativas tenemos: o encaramos lo que está sucediendo o nos resignamos a una esclavitud no moderna, una esclavitud real. Si a nosotros como sociedad nos cambian los valores. nos cambian el destino. El elemento tecnológico va a dividir el mundo y ya no por ideologías, que quedarán obsoletas, sino entre las sociedades que lograron el acceso al conocimiento y el manejo tecnológico, y las que no lo lograron— acotó Casanova.

Como representante de las nuevas generaciones, Abraham Blanco reafirmó una apología al ser ciudadano a través de su identidad, que es la que permite el reconocimiento de nuestros atributos.

—Es necesario afianzar la necesidad que tenemos, como sancristobalenses, de tener identidad: todo empieza desde ahí, mirando quiénes somos y dónde queremos estar. Esa identidad pasa por tener un concepto de ciudad, una marca de ciudad, para desarrollar nuestras potencialidades y disminuir nuestras debilidades. Debemos tener una visión más allá de los organismos de gobierno, y que debe empezar en cada uno de sus ciudadanos. Necesitamos un proyecto que sea trascendente en el tiempo, que vaya más allá de un gobernante, pues ellos están de momento— concluyó Blanco.

 

 

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