Regional

Sin pesebre no hay Navidad

11 de diciembre de 2024

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No importa el tamaño. Pequeño o grande. Ostentoso o humilde, el pesebre es una tradición infaltable en estos días decembrinos en los hogares venezolanos

Humberto Contreras

Se dice que por allá en el siglo XIII, san Francisco de Asís caminaba predicando y enseñando. Se cuenta que en la Navidad de 1223, Francisco se refugió del frío en una ermita, en Greccio, un pequeño pueblo italiano, y entonces se le ocurrió la idea de hacer una especie de obra teatral, significando el nacimiento de Jesús.

Resuelto a ello, armó una especie de gruta y colocó una especie de cajón lleno de paja, que se llamaba pesebre, consiguió una mula y un buey, que le prestaron los habitantes del pueblo, y convenció a algunos a hacer de “actores”, de la puesta en escena. Una chica hizo de Virgen María, un hombre fue san José; hubo quien facilitara un bebé, como Niño Jesús, y otros vecinos hicieron de pastores.

Así, se reprodujo en vivo, y por primera vez, la escena del Nacimiento, que hoy, a 800 años casi exactos, la feligresía católica conmemora con la misma devoción, aunque para ello hoy se utilizan figuras hechas de arcilla o cerámica; plantas decorativas naturales o artificiales, y multitud de luces multicolores, que titilantes integran lo que los venezolanos llamamos Pesebre, pues fue en un pesebre donde nació Jesús. Aunque también se le llama Belén o Nacimiento.

Esta historia, aparentemente, es el comienzo de esta costumbre, que coge fuerza a partir del siglo XIV, cuando la idea de recrear así el nacimiento del Niño Dios ya se ha convertido en tradición. Para entonces, en Nápoles se representaba el pesebre con figuritas artesanales creadas exprofeso, y generalmente se hacía en las iglesias.

Esta costumbre echó raíces entre la nobleza, quienes encargaron obras a famosos tallistas, y se dio un proceso más rico en América a partir de la colonización española.

Ya no lo hacían en vivo, sino con figuras de barro, de madera o de cera, lo que a su vez sirvió para desarrollar la artesanía, tal cual ocurre hoy día. Asentada la tradición en Italia, comienza a ser reproducida en otros países europeos.

Las figuras de arcilla llegan a España hacia 1448, provenientes de Nápoles, y ya para el siglo XVI se fabricaban en cera y madera por escultores reconocidos. A finales del siglo XVIII se popularizó el pesebre en España, cuando Carlos III dejó el trono de Nápoles para llegar a España como emperador fanático de los pesebres.

La tradición se extendió rápidamente junto con la producción de figuritas especialmente para los pesebres. Muchas de ellas de buena calidad y arte. La práctica se convierte en una afición común entre los miembros de la aristocracia, y desde allí se viene a las colonias americanas, donde es acogida y enriquecida.

En Venezuela

Fueron los padres franciscanos quienes trajeron consigo el pesebre a tierras de nuestro continente, con innovaciones como plantas y figuras de animales americanos, es decir, figuras que eran conocidas para los habitantes del lugar. La tradición se arraigó, y fue consentida a través de los siglos por los distintos pueblos americanos, para ser hoy día una característica popular infaltable en la celebración de la Navidad.

El Pesebre en Venezuela es contemporáneo con la introducción de la tradición por los evangelizadores. Sin embargo, el historiador Angel Rosemblat señala que “el testimonio más antiguo de la existencia de pesebres de navidad en nuestro país corresponde a 1832”, basado en la costumbre andina de hacer el pesebre utilizando plantas aromáticas para adornarlo.

Hoy día, cada año en Venezuela se renueva la tradición y se “hace” el pesebre, en lugar especial de la vivienda, especialmente en la sala o a la entrada, donde se recibe a visitantes y familiares, quienes lo aprecian como una muestra de afecto, paz y fervor.

Hacer el pesebre es una tarea en la cual participan todos los miembros de la familia, pues casi todos aportan algo a la idea de cómo hacerlo. Los niños son los más entusiasmados cooperadores.

Las figuras principales del pesebre, como es lógico, son las que representan a la Virgen María, el Niño, San José, la mula, el buey, y los tres Reyes Magos. Por lo general todos estos objetos son conservados durante el año, entre uno y otro diciembre, con el proceso de empacarlas en febrero, más o menos, y desempacar para hacerlo de nuevo a principios del diciembre siguiente.

La ventaja es que, realmente, hacer el pesebre no demanda mucho gasto, pues la conservación de las partes es importante. Por ello, es fácil conseguir en cada vivienda venezolana, y muy especialmente en cualquier pueblo del Táchira, un “pesebrito” para conmemorar la Navidad.

Sin pesebre, no hay Navidad…

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