Regional

Solidaridad que reconforta al corazón

21 de octubre de 2019

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Norma Pérez

EL DATOMuchos de los menores que pertenecen al programa solo recibían una comida incompleta al día

DE INTERES. De acuerdo con cifras de Corposalud, más de un 23 por ciento de los niños en el Táchira presenta desnutrición

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La infancia habla de juegos, mimos y cuidados; de una madre amorosa y protectora; de un padre que enseña a andar en bicicleta o a lanzar la pelota. Pero
para 37 niños del barrio “La Palmita 2”, de la ciudad de Rubio, infancia es tener apenas un techo donde resguardarse, enfrentar una situación familiar compleja y
carecer de lo más elemental para sobrevivir.

Aun así, para ellos existe una esperanza, proveniente de un grupo de personas que ha puesto todo su empeño para dedicarle parte de su tiempo y brindar a estos
pequeños, en pobreza extrema, la oportunidad de conocer el lado amable de la vida. Es la solidaridad que reconforta al corazón.

A través de un trabajo conjunto entre la Asociación Civil “Amigos de Junín” y laFundación “Alimentando la Solidaridad”, se extiende la atención hacia estos niños,
para aligerar un poco la carga impuesta por las circunstancias.

Atención integral

El primer paso para seleccionar los menores beneficiados, cuyas edades oscilan entre los tres y doce años, fue realizar un diagnóstico pediátrico, donde se constató su condición nutricional; se midieron, pesaron y tallaron, además de
revisar sus hábitos alimenticios.

Una vez constituido el grupo, se les da diariamente la cena en la casa de la señora Sonia de Moreno, madre responsable del proyecto, quien presta las instalaciones
para este fin. Allí se acondicionó un espacio con mesas y sillas, donde ella y sus tres hijas preparan los alimentos, de acuerdo al menú diario, y los sirven de lunes a viernes.

La Asociación Civil “Amigos de Junín”, gracias a fondos recabados por medio de donativos de la empresa privada, se encargó de dotar las instalaciones, así como
de buscar los platos, vasos, cubiertos, utensilios para cocinar, y las verduras. Porsu parte, la Fundación “Alimentando la Solidaridad” da los víveres, proteínas y el
menú del día.

De esta manera, reciben una comida sana, que cubre en parte los requerimientosnutricionales, para su adecuado crecimiento y desarrollo; pues hay casos donde,
por la falta de recursos en los hogares, los padres no tenían cómo alimentarlos.
La Gobernación del estado Táchira aportó un nutricionista, suplementosvitamínicos y medicamentos desparasitantes. También envió una unidadodontológica, con un equipo médico, para hacer una revisión dental.

Una de las mayores limitantes para desarrollar el proyecto, que arrancó este año
el Día del Niño, fue conseguir el gas para cocinar los alimentos, peroafortunadamente, por los momentos, se solventó. Y así se puede servir la cena los cinco días hábiles de la semana.

Más que una comida

Además de la atención médica que se brinda a los niños, se les enseñan hábitos de higiene, socialización y se les inculcan valores. Es así que, antes de sentarse
a la mesa, deben lavarse las manos, acudir en orden y respetar a sus compañeros.

Al inicio de la cena hacen una oración guiada para agradecer por los alimentos recibidos y, al finalizar, los mayorcitos ayudan a recoger los platos y vasos.
También reciben pequeñas charlas de orientación religiosa por parte del párrocode la iglesia Santa Bárbara, de Rubio, que en ocasiones comparten sus familiares.

Equipo solidario

La Junta Directiva de “Amijunín” la integran Diana Navarro, quien además es la coordinadora administrativa de la Asociación; el coordinador l general Francisco Gamboa, y Pedro Parada funge de coordinador operativo. El presidente
de la Fundación “Alimentando la Solidaridad”, que labora a nivel nacional, es Robert Patiño. La coordinadora por el Táchira es Melisa Zambrano.

La líder del programa Bienestar y Salud es la profesora Deisy Suárez, y las que se encargan de la preparación de los alimentos, además de Sonia de Moreno, son sus hijas, Teresita, Greidy y Leyda.

Ellas trabajan como voluntarias en este proyecto y, como afirma la señora Sonia, su convicción es que los niños necesitan mucho cariño, debido a la situación del
país son desatendidos y muchos de ellos en situación de calle. “Por eso, hay que encaminarlos, educarlos, enseñarle normas y darles su comida, Eso lo hacemos
con mucho amor”, dijo.

Una iniciativa que va más allá de una cena. Es muestra de que con la suma de voluntades se puede ayudar a los más desposeídos. Qué mejor ejemplo que ver
sonreír a estos pequeños de presente inestable y futuro incierto. Realmente existen ángeles en la Tierra.

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