Opinión

Transformando la dignidad laboral con un salario mínimo de $2500 mensual

4 de mayo de 2025

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Pedro Morales /Maira Duque *

En el contexto de la crisis económica venezolana, donde los salarios han estado congelados por más de tres años y el poder adquisitivo está completamente deteriorado, es imprescindible que los representantes gremiales y sindicales se unan en una propuesta unificada de estructura salarial basada en un salario mínimo vital de $2500. Esta cifra no es un capricho ni una aspiración desmedida, sino un monto que responde a la realidad económica actual del país y a las necesidades básicas de los trabajadores y sus familias. Desde una perspectiva científica y filosófica, sustentada en los aportes de Joe Dispenza, Bruce Lipton y teorías de la física cuántica, esta propuesta puede ser entendida como un acto de creación consciente de una nueva realidad económica y social.

Joe Dispenza afirma que la manifestación de una nueva realidad comienza con una intención clara y coherente, sostenida por emociones elevadas y acciones alineadas. La propuesta de un salario mínimo de $2500 representa esa intención clara: un objetivo concreto y medible que tiene el potencial de transformar la calidad de vida de millones de venezolanos. Según Dispenza, visualizar esta meta no solo como un deseo, sino como una realidad ya existente, es clave para movilizar al colectivo hacia su materialización. Esto implica que la representación de los trabajadores en pleno y la sociedad deben actuar como si este salario ya fuera una realidad posible, generando un enfoque colectivo que movilice tanto las políticas públicas como la percepción de los ciudadanos.

Por su parte, Bruce Lipton, a través de su trabajo en epigenética, demuestra que las creencias colectivas tienen un impacto directo en la configuración de la realidad. Si los trabajadores y sus representantes laborales continúan anclados en la creencia de que «un salario digno es imposible en Venezuela», esa percepción seguirá limitando las posibilidades de cambio. Lipton explica que es necesario reprogramar estas creencias limitantes a nivel individual y colectivo, sustituyéndolas por una visión de abundancia y posibilidad. La insistencia en un salario mínimo de $2500 no es solo un acto económico, sino también un ejercicio de transformación psicológica y cultural: cambiar la narrativa de escasez por una narrativa de justicia económica.

Además, la física cuántica refuerza esta idea al explicar que la realidad no es fija, sino que está en constante cambio y es influida por la atención y la intención de los observadores. Insistir en una propuesta salarial de $2500, con enfoque y persistencia, genera un campo de posibilidades donde esta meta puede materializarse. Dispenza subraya la importancia de la coherencia entre pensamiento, emoción y acción: no basta con desear un cambio, este debe estar respaldado por una acción colectiva organizada, movilizaciones sociales, propuestas técnicas viables y presión política constante. Cada acción, por pequeña que sea, contribuye a la creación de esta nueva realidad.

Finalmente, un componente esencial en este proceso es la gratitud, como señala Joe Dispenza. Practicar la gratitud no solo por los avances logrados, sino como si el salario mínimo de $2500 ya fuera una realidad, genera un estado emocional que eleva la energía colectiva y refuerza la intención. La gratitud actúa como un catalizador que acelera el proceso de manifestación, alinear las emociones positivas con la meta deseada. Este enfoque no solo debe mantenerse en la población trabajadora, sino también en los líderes gremiales y sindicales, quienes deben transmitir esta visión con convicción, esperanza y determinación, incluso frente a los obstáculos.

Conclusión

La insistencia en una estructura salarial basada en un salario mínimo vital de $2500 no es solo una necesidad económica, sino un acto de creación consciente que combina ciencia, liderazgo y transformación social. Inspirados en los aportes de Dispenza y Lipton, entendemos que este cambio comienza en la conciencia colectiva: redefinir lo que es posible, sostenerlo con emociones elevadas y respaldarlo con acciones organizadas. Este es el camino para superar la resignación y construir una nueva realidad donde la dignidad laboral y la justicia económica sean innegociables para los trabajadores venezolanos.

¡Al final, el Inmaculado Corazón de la Virgen María triunfará!

Pedro Morales
Profesor Titular ULA UNET
Proyecto educativo: «Salve María Auxiliadora, economía de la salvación y de la felicidad verdadera» [email protected] / X: @tipsaldia  
Suscrito por:
Maira Duque
Doctora en Derecho
Abogado Litigante
Profesor Titular ULA
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Escuela de Criminología [email protected] / X: @mairayadhira

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