Humberto Contreras
Las iglesias estuvieron en solitario en la celebración que abre la Semana Santa
Tradicionalmente, el Domingo de Ramos, los templos eran visitados por un alto número de feligreses, que comenzaban así a demostrar su preparación para la semana de mayor recogimiento y demostración de fe de la comunidad católica en todo el mundo.
Pero en esta oportunidad, la pandemia obliga a los fieles a permanecer resguardados y a seguir la tradición de Semana Santa desde su hogar, pero aun así, hay devotos que cumplen su tarea arreglando sus templos para estos días santos.
En particular en nuestro país, donde la fe católica predomina en el pueblo, la esencia de la Semana Santa está impregnada en la gente. Y en tiempos como el que vivimos, el espíritu de la devoción popular conduce a implorar la presencia del Dios Creador y Misericordioso para que nos regale solución pronto a este caos.
La Capilla Divina Misericordia, iglesita de Altos de Gallardín, en Palo Gordo, acostumbra a recibir a sus fieles los domingos a las cuatro de la tarde. Por la suspensión de actividades ordenada por la Diócesis, los fieles desde sus casas siguieron la homilía a través de la televisión pero, algunos devotos no resistieron manifestar su fe y ofrendar su participación, adornando el local con ramitos, que recuerdan la conmemoración cristiana de este domingo.
Los devotos vecinos decoraron el altar de la pequeña iglesia, vistiéndola de morado, color del Nazareno, pidiéndole a Dios Padre que nos ayude a salir de esta pandemia.
Aprovecharon para realizar un mantenimiento y limpieza en los alrededores del templo y así quedó preparado para festejar en ausencia, pero con mucha fe, esta Semana Santa, que de hecho, la capilla inició a las 8 de la mañana con un repique de campanas que festejó con recogimiento toda la comunidad.
El papa en homilía pide aferrarse a la fe
El papa ofreció este domingo una homilía en la que pidió a la gente que evite sentirse sola y se aferre a la fe en estos momentos de dificultad.
Dijo Su Santidad que “Cuando nos sintamos entre la espada y la pared, cuando nos encontremos en un callejón sin salida, sin luz y sin escapatoria, cuando parezca que ni siquiera Dios responde, recordemos que no estamos solos”.
“Hoy, en el drama de la pandemia, ante tantas certezas que se desmoronan, frente a tantas
expectativas traicionadas, con el sentimiento de abandono que nos oprime el corazón, Jesús nos dice a cada uno: ‘Ánimo, abre el corazón a mi amor. Sentirás el consuelo de Dios, que te sostiene”.