Reportajes y Especiales

Convivir en la franja fronteriza con amenazas, miedo y muerte

26 de junio de 2019

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Hay hostigamientos, ataques, amenazas… hay miedo. En los últimos seis meses, unas 50 personas han sido asesinadas y algunas con métodos crueles.

Es actualmente la franja fronteriza entre Colombia y Venezuela que abarca San Antonio-Ureña-Cúcuta, convertida literalmente en la “frontera caliente”, en esa guerra sin cuartel que mantienen grupos irregulares, por el control de la zona y de negocios ilícitos.

En la zona todos hablan del tema en voz baja, hay miedo y mucho temor. Se atribibuyen los enfrentamientos, con bajas, a la batalla entre paramilitares y guerrilleros.

A veces en territorio venezolano a veces en zonas colombianas, casi siempre en las conocidas trochas que hacen fácil y rápido, el paso entre ambos países, se libran batallas que quedan en silencio y que según familiares han cobrado vidas de algunos inocentes. Al tiempo que han asustado a cientos de personas que en días pasados cruzaban los puentes binacionales o algunas de esos caminos tenebrosos que dan al río Táchira.

El paso a algunas trochas fue cerrado del lado colombiano, pero esta semana se ha visto nuevamente paso por estos terrenos de monte y río. (Foto: Carlos Eduardo Ramírez)

Los grupos irregulares, en este caso los identificados como paramilitares, se dan el “lujo” de hacer amenazas vía Whatsapp e incluso atemorizan mediante sonidos de voz, con una voz atribuida a un “comandante para” cuyo rostro nadie conoce pero ya le temen a la voz. Mientras que los guerrilleros usan otros métodos menos “modernos” para sembrar pánico si no les obedece.

Los desmanes de los grupos al margen de la ley, por ende irregulares y delictivos, que operan desde la frontera, pero se han ido extendiendo con rapidez hacia las ciudades pobladas y fronterizas de toda la entidad tachirense, según los estudiosos del espinoso tema.

Las autoridades competentes poco hablan o dan pocos detalles, aunque en la gran franja fronteriza existe: asesinatos, desapariciones, extorsiones, secuestros, toques de queda, ataques con granadas y tiros a estaciones policiales y/o militares; en fin, es todo un accionar que ya a esta altura, ha tomado demasiada fuerza, se ha convertido la vida en un monstruo incontrolable, al que se le dejó crecer.

En la frontera sus habitantes se sienten sitiados en la guerra entre paramilitares y guerrilleros

La violencia que recrudeció alarmantemente, los últimos meses, en la frontera entre Colombia con los municipios tachirenses Bolívar y Ureña, puso en evidencia lo sangrienta que se ha convertido la guerra de poderes entre los grupos criminales y bandas organizadas que la fomentan y que ansían, a como dé lugar, dominar esa vasta zona; ya no se preocupan por ocultarse ni que se conozca públicamente quiénes están detrás de tanta sangre derramada, solamente importan sus propios intereses.

Los paramilitares, aprovechando la tecnología, ahora emiten comunicados en amenazantes notas de voz o en mensajes escritos por Whatsapp. Se identifican, advierten, intimidan y se endosan la autoría de hechos, tal como lo hizo quien hace llamarse “El Paisa” quien aseguró ser el cabecilla del Bloque Urabeño, grupo que según él, hizo detonar una granada en un restaurante de La Parada, Norte de Santander, que causó varios heridos y la muerte de un venezolano, hace algunos meses.

Trochas: submundo del que muchos se benefician

Incluso mediante una voz de quien se hace llamar “El Paisa”, pero cuyo rostro no se conoce, hizo correr un audio en el cual se adjudicó el logro de la reapertura de los puentes internacionales entre Colombia y Venezuela, al decir en voz desafiante presuntamente secuestrar a un alto funcionario del Gobierno nacional en el Táchira, y presionarlo bajo amenaza de muerte, o llamar por teléfono al presidente Nicolás Maduro y solicitarle que reabriera de manera expedita el paso, o de lo contrario lo decapitarían, práctica común de esta organización criminal. Esto fue desmentido de plano por el propio funcionario y sus allegados

En este gran territorio fronterizo, también se encuentra la guerrilla. Aunque desde sus bases argumentan “estar del lado y colaborar con el pueblo”, dejó muy claro en mayo pasado, que a su gente no se le toca y que quien lo haga, llámense paramilitares, autoridades policiales o militares, lo paga. Lo demostró cuando tras la captura de uno de sus líderes y otros siete hombres por parte de la militares hizo hasta lo indecible para recuperarlos “por las buenas o por las malas”, y aseguran que lo logró, al supuestamente secuestrar a tres funcionarios que luego canjearon por los irregulares.

Sobre estas dos situaciones de gran relevancia, ninguna autoridad oficial se pronunció, pese a la gravedad y lo delicado de las mismas. Pero son comentario en las zonas afectadas por esta especie de batallas silenciosas.

Guerra declarada, no hay tregua

Lo anterior, es sólo para mencionar algunos de los desmanes de los dos grupos al margen de la ley, por ende irregulares y delictivos, más fuertes que operan desde la frontera pero que se han ido extendiendo con rapidez hacia las ciudades pobladas y fronterizas de toda la entidad tachirense y que están dispuestos a conseguir lo que quieren, si es necesario a sangre y fuego, porque si bien en cierto que al reabrir a medias el paso peatonal por los puentes internacionales, desde el 8 de junio, la situación de violencia, balaceras, homicidios y desapariciones parecieron menguar, la verdad es que la pugna continúa a otro nivel, estarían buscando nuevas tácticas para la obtención de dinero que se traduce en poder.

Desde siempre, la frontera colombo-venezolana que limita con Táchira, es un trofeo demasiado grande y apetitoso para las mafias y redes del contrabando y la corrupción, que allí operan, como para abandonar la lucha. Por eso las batallas, por eso los muertos.

La guerra entre ambas agrupaciones, que se ha llevado, se lleva y seguirá llevando por el medio, vidas inocentes, y también a otras bandas criminales o Bacrim __remanentes del grupo paramilitar colombiano de las AUC__que han emergido -porque esta frontera todo lo tolerase declaró hace mucho tiempo.

El autodenominado “El Paisa” lo reconfirmó en sus recientes “comunicados” y según su advertencia, no caerían sólo delincuentes, sino policías y militares que a su juicio, son cómplices y copartícipes de las acciones de la guerrilla en territorio tachirense.

Así lo dice, libremente, ahora ya no por comunicados escritos, como lo hacían en el pasado, sino mediante los modernos mensajes de voz de la telefonía celular.

Gente sitiada en su propia zona de habitación

Más inocentes que culpables han caído asesinados en esta cruenta batalla entre la guerrilla y los paramilitares, dicen los entendidos y familiares, pero en el anonimato por temor, llenando con su sangre la tierra que también pisa la gente honesta y trabajadora de esta zona, que obligada debe convivir con ellos.

En la línea fronteriza, en las zonas cercanas a donde pareciera se vive una batalla campal, hay gente sitiada por inescrupulosos que imponen leyes y normas que deben acatar o “se mueren”, vulnerando en su propia nación, los más elementales derechos humanos: la vida y la libertad, pues a la colectividad fronteriza, la amedrentan, la secuestran, la extorsionan y asesinan- sienten que nadie los defiende y protege.

Demás está recordar lo que ha hecho uno u otro grupo apenas en lo que va de año (sólo lo que ha sido del conocimiento público) cerca de 50 asesinatos, desapariciones, extorsiones, secuestros, toques de queda, ataques con granadas y tiros a estaciones policiales y/o militares; en fin, es todo un accionar que ya a esta altura, ha tomado demasiada fuerza, se ha convertido en un monstruo incontrolable al que se le dejó crecer en esta desprotegida frontera.

Empresarios del desamparo A Javier Tarazona, presidente de la Fundación Redes, ONG que desde hace años ha denunciado la presencia de la guerrilla y de grupos irregulares en varios estados el país, donde ha reiterado que no sólo accionan como una célula terrorista sino que adoctrina y recluta niños y jóvenes venezolanos -15 mil por parte del ELN, según el último informe anual que la organización entregó recientemente – también se le consultó sobre el problema en la frontera, por ser una de las pocas personas que habla abiertamente y que ha documentado el espinoso tema.

“La situación en la frontera colombo-venezolana, es el resultado de una emergencia humanitaria compleja que reina Venezuela, caracterizada hoy la frontera del lado venezolano como un contexto opresivo, característico de la destrucción total del sistema público y del sistema privado que garantiza bienes, servicios a la población”, expresa de en sus primeras apreciaciones del tema.

“La población fronteriza, mucha de ella se ha desplazado a Colombia o a otros países, formando parte de la nomenclatura de la migración forzada de venezolanos, que según cifras del Acnur , supera los 4 millones hasta la fecha; pero también ha habido un desplazamiento interno de venezolanos, procedentes del centro, oriente y del occidente del país, hacia territorio tachirense, específicamente hacia los municipios Pedro María Ureña y Bolívar, donde han venido comportándose como una población pendular, que va y viene diariamente a Colombia y a Venezuela”, precisó.

Las investigaciones realizadas permiten expresar que “este grupo de personas desarrollan actividades laborales legales e ilegales, en distintos rubros y finalmente, pues han generado que la frontera se convierta, digamos, en un coctel de violencia que se ha ido añejando, consolidando en el marco, primero, del abandono del Estado, de las instituciones a la frontera, en lo que se refiere a salud, educación, asistencia, en defensa y seguridad de la nación, y eso ha generado que grupos al margen de la ley, calificados en Colombia como irregulares, me refiero a paramilitares y guerrilleros, han encontrado en esa área, el espacio físico para desarrollar sus operaciones sin una confrontación de las fuerzas armadas, como sí lo tendrían en Colombia.

Y han encontrado en la población venezolana, unos actores vulnerables que pueden hacerla parte de su operaciones, una mano de obra más barata que la que podría costarles en Colombia”.

A consideración de Tarazona, todo este marco que describió, ha provocado que un número considerable de venezolanos sean militantes activos de esas organizaciones con el cual se viene fortaleciendo el contrabando, la economía paralela del microtráfico, del narcotráfico, “y hoy se consolida la guerrilla colombiana y los paramilitares en la frontera, como la primera empresa transnacional generadora de empleo a la población fronteriza”.

En este sentido, afirma Tarazona, que “los intereses dela guerrilla en Venezuela, como el ELN, las disidencias de las Farc, el EPL, incluso de los boliches, que es el Frente Bolivariano de Liberación, una guerrilla venezolana, que ha sido consolidada bajo las riendas de colombianos pero con participación de venezolanos, han venido encontrando la diversificación de sus actividades y la posibilidad de llevar adelante, con mano de obra venezolana yen con escenario dispuesto, con una Fuerza Armada Nacional aliada, que entra al negocio, nuevos aspectos de economía, como son las rutas de extracción de minerales como el coltán, el oro, el diamante, que termina siendo una ventana económica para estos grupos irregulares y en este momento, el territorio venezolano, es el escenario propicio para eso”, sentenció

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