- El Tren de Aragua, la megabanda delictiva más poderosa de Venezuela, se ha convertido en una locomotora de crimen que recorre Suramérica a toda velocidad. Sus integrantes han seguido la ruta del éxodo venezolano: Colombia, Perú, Brasil, Chile
- Ecuador se había mantenido al margen, pero a finales de 2020, la Policía ecuatoriana asestó un golpe en Carchi –un poblado en la frontera con Colombia– y desarticuló a un grupo ligado a la banda que operaba en esta provincia.
- La banda delincuencial transnacional nació en 2020 y es controlada desde la prisión de Tocorón. Se dedica al menos a 18 delitos y destacan la extorsión, el tráfico de drogas, el microtráfico de drogas, el tráfico de armas y el tráfico de migrantes, entre otras actividades que desarrollan en zonas fronterizas
**Este reportaje es parte del libro Periferias: crónicas del Ecuador invisible, una publicación de la Fundación Periodistas Sin Cadenas (FPSC) de Ecuador, presentada el 30 de septiembre de 2021. Runrunes lo reproduce con autorización de la editora
Eduardo ingresó a Ecuador portando solamente su cédula de identidad, como casi todos los venezolanos que huyen de su país. Sin posibilidad de tener un visado de trabajo, empezó a ganar algunas monedas a cambio de cargar maletas en la terminal de buses de Tulcán, la primera ciudad ecuatoriana que pisan los migrantes venezolanos al dejar atrás Colombia. Su nombre real no es Eduardo, pero pide proteger su identidad por temor a las represalias por haber denunciado a los miembros del Tren de Aragua, la organización delincuencial que viene saltando de país en país, siguiendo el camino de los venezolanos.
Eduardo cuenta que los delincuentes llegaron a la terminal de buses en medio de la pandemia, se presentaron como miembros de la banda y empezaron a extorsionarlos.
Y las consecuencias de negarse a pagar eran mortales. “Nos decían que para solucionar el inconveniente debía haber un muerto. Si no queríamos pagar, íbamos a recibir bala”, dijo el venezolano, quien evitó hablar del monto que pagaban a los miembros de la banda para conservar su puesto de trabajo en la terminal.
Aunque los principales cabecillas de las extorsiones están presos desde el 13 de noviembre de 2020, Eduardo está convencido de que todavía hay personas vinculadas al grupo que siguen moviéndose por la ciudad fronteriza.
La actividad de la banda empezó a ser observada por la Policía en septiembre de 2020, tras las denuncias de trabajadores de la terminal de Tulcán. Los delincuentes son liderados desde el Centro Penitenciario de Aragua, en Venezuela, mejor conocida como cárcel de Tocorón, y están organizados en células pequeñas y grandes que los venezolanos conocen como carros que se dedican al robo, extorsión y al tráfico de drogas y armas, según información de Jaime Fung, profesor venezolano radicado en Tulcán.
Tras las primeras pesquisas se determinó que el carro que ingresó a Ecuador estaba integrado por varios hombres con los alias de: ‘Loro’, ‘Chamo’, ‘Terry’, ‘Flores’, ‘Guaido’, ‘Terry’, ‘Carapita’, ‘Toñito’ y ‘Renzo’. El 13 de noviembre de 2020, desde la Fiscalía se autorizó el allanamiento y detención de los hombres que habían sido señalados como integrantes del grupo delincuencial. Los registros se hicieron al mediodía en la terminal terrestre, en el sur de Tulcán, en el hostal La Florida, y en la Cofradía, barrio periférico de la ciudad.
Siete venezolanos fueron detenidos por asociación ilícita. Jesús Eduardo Ramos Fragachan, de 39 años, alias ‘Loro’, fue arrestado en el sur de Tulcán, era identificado como el líder de la agrupación y se encargaba de planificar las actividades de la organización, según las investigaciones. José Gregorio Flores, alías ‘Flores’, de 56 años, y Terry González, alias ‘Terry’, de 38 años. Todos son del estado de Aragua, algo que tienen en común todos los miembros de la banda. El primero dijo que no estaba radicado en Ecuador sino en Ipiales (Colombia), y el segundo, que fue aprendido en el hostal Florida, dijo no tener residencia fija y ser ‘cambista’, es decir que se dedicaba a cambiar dólares por pesos colombianos y viceversa.
Otros de los detenidos fueron Eduardo Rafael Abasol, de 29 años, conocido como ‘Carapita’, venía de Caracas, pero tampoco tenía una residencia fija. Inicialmente se identificó como otra identidad, pero el apellido no concordaba con el sistema informático de la Policía de Ecuador. Juan José Medina Medina, de 28 años, alias ‘Guaido’, vivía en un hotel y también intentó ocultar su identidad. Su nombre real es Jonathan Jesús Sánchez Olivero, por lo que la policía tuvo que solicitar una nueva orden de detención con este nombre. Los otros detenidos se presentaron como trabajadores de la terminal de buses: Renzo Tablante, alias ‘Renzo’, de 38 años, y Antonio José Torres, alias ‘Toñito’, de 41 años, quienes manifestaron que se dedicaban a enganchar pasajeros y cargar maletas.
El detenido apodado ‘Flores’ solicitó que comunicaran su detención a su hermana, en Ipiales, y ‘Carapita’ pidió ver a su pareja. El resto desistió del derecho de contactar a sus familiares. En los allanamientos también detuvieron a Darnis Jiménez y Sixmary Hostos. Ambas mujeres fueron sorprendidas en una vivienda en el sur de Tulcán, donde también se encontraron dentro de una mochila cinco paquetes que contenían marihuana. En la Unidad de Antinarcóticos se constató que eran 4.969 gramos de cannabis, cerca de cinco kilos. Jiménez está presa en la cárcel de Tulcán por tráfico de drogas, sentenciada a un año y ocho meses de prisión y una multa de 800 dólares. En su declaración, Jiménez dijo que la mochila la dejó Eduardo, conocido como ‘Carapita’.
Los detenidos se acogieron al silencio y aceptaron los cargos de asociación ilícita; también se confirmó que los detenidos ingresaron a Ecuador de forma irregular y sus nombres no constaban en el sistema migratorio ecuatoriano. Los medios locales y nacionales hablaron de la operación Perseo, llamada así por la deidad griega que combate el mal, e hicieron hincapié en que los detenidos eran miembros de la banda Tren de Aragua y que empezaron a operar cuando la terminal de pasajeros volvió a funcionar luego del confinamiento estricto de la pandemia.
Las autoridades policiales, sin embargo, no confirmaron que se tratara de integrantes de la banda venezolana. La policía ecuatoriana niega la presencia de la banda en Tulcán. Marco Sánchez de la Policía Judicial dijo que los detenidos usaban el nombre de Tren de Aragua para intimidar a sus compatriotas. Esta investigación, sin embargo, confirmó que al menos cinco de los detenidos en Ecuador presentan solicitudes o registros policiales por diversos delitos en Venezuela, son originarios de distintas localidades del estado Aragua y pertenecen al Tren de Aragua.
En el grupo de detenidos destaca el cabecilla, Jesús Eduardo Ramos Fragachan, alias ‘Loro’, quien está requerido por las autoridades venezolanas por su responsabilidad en el homicidio de un entrenador deportivo en la capital del estado Aragua, en julio de 2020. A raíz de ese crimen, el hombre huyó y se refugió en la población de Ureña en el estado Táchira –en la frontera con Colombia–, donde se le relacionaba con delitos de homicidio, extorsión, secuestro, robo y hurto de vehículos. Luego habría abandonado Venezuela y se volvió a saber de su paradero cuando fue detenido en Ecuador. Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas de Venezuela (CICPC) confirmaron que Ramos Fragranchan es miembro del Tren de Aragua.
Otro de los detenidos en Ecuador es Juan José Medina Morales, alias ‘Guaido’, de quien las autoridades presumen que fingió su muerte, pues su identidad fue usada para registrar el fallecimiento de otra persona. También se pudo constatar con la policía venezolana que Antonio José Torres, alias ‘Toñito’, está solicitado en Aragua por extorsión y secuestro; Eduardo Rafael Abasol Montesinos, ‘Carapita’, tiene solicitudes en los estados Aragua y Carabobo –aunque no se obtuvo información de los delitos–; mientras que José Gregorio Flores es buscado por homicidio y pertenece al Tren de Aragua.
Una locomotora de crimen organizado recorre América Latina
El Tren de Aragua es la organización criminal más grande y poderosa de Venezuela. Tiene presencia en 11 de los 23 estados del país y es el primer grupo delincuencial de origen venezolano que ha logrado expandir sus actividades a otras naciones de América Latina. Se le identifica con el calificativo de “megabanda”, porque el grupo está integrado por un “ejército” de más de 3.000 hombres, dispone de armas de guerra y tiene una estructura jerárquica definida, clara y sólida.
Una de las principales características de esta organización de crimen organizado es que tiene su base de operaciones en el interior de una prisión, la cárcel de Tocorón, a unos 101 kilómetros de Caracas, en la región centro-costera del país. El líder de la organización es un preso identificado como Héctor Rusthenford Guerrero Flores, alias “Niño Guerrero”. Él es también el “pran” de Tocorón, delincuente que lídera y actúa como el jefe de la cárcel. Ejerce el control de la prisión desde hace más de 10 años, y es uno de los delincuentes más poderosos de Venezuela.
A juzgar por los resultados, pareciera que el uso de una prisión como enclave criminal ha sido estratégico para la expansión de la “megabanda”. El poder del Tren de Aragua se ha consolidado fuera de su región de origen de una forma acelerada. Un informe de inteligencia de la Dirección Nacional Antidrogas de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) de Venezuela, al que tuvo acceso esta investigación, revela que el grupo estaría desarrollando actividades ilícitas en 10 estados venezolanos: Carabobo, Sucre, Bolívar, Zulia, Miranda, Lara, Guárico, Trujillo, Táchira y Aragua. A esto debe agregarse Apure, donde ya se ha reportado la presencia de algunos de sus miembros.
“El Tren de Aragua funciona como una especie de franquicia criminal. Los líderes asociados, que están en las calles, pueden controlar por completo sus propios negocios, pero hay otros en los que deben compartir las ganancias con el ‘Niño Guerrero’”, explica un informe de Transparencia Venezuela sobre crimen organizado y corrupción, publicado en 2020. De la manera que sea, al final la conexión entre los franquiciados y la “megabanda” siempre se mantiene.
La organización parece que también utiliza esta modalidad de franquicias en sus operaciones en el exterior, porque el Tren de Aragua no solo ha traspasado los muros de la cárcel para crecer dentro de su país. El documento de inteligencia, elaborado en 2021 por la PNB, afirma que el grupo delictivo ha logrado cruzar las fronteras y llegar, al menos, a cinco países de la región: Colombia, Perú, Chile, Brasil y Ecuador. “El Tren de Aragua está teniendo mucho poder en estos países y hemos identificado que realizan llamadas desde esos países para extorsionar. Esto ocurre desde 2018, utilizando líneas telefónicas que compran en el exterior”, explicó un comisario de la policía judicial de Venezuela que ha seguido los pasos del grupo delictivo, y quien pidió no revelar su identidad por razones de seguridad.
Otros agentes de la policía regional del estado Aragua consultados ratificaron esta información. La presencia de miembros de la “megabanda” se ha identificado en países que comparten frontera con Venezuela o en países que han sido los principales destinos de los migrantes venezolanos, en los últimos cinco años. En estos territorios el grupo delincuencial ha logrado instalar a representantes de su organización para ejercer actividades ilícitas que ya formaban parte de su portafolio criminal, como extorsión o cobro vacuna, microtráfico de drogas, tráfico de personas, robo, homicidios y tráfico transnacional de drogas, entre otros.
En 2019, la policía de Colombia confirmó la presencia del Tren de Aragua en la frontera entre Táchira (Venezuela) y el departamento de Norte de Santander. Allí controlan algunos pasos fronterizos ilegales, conocidos como trochas, que son utilizados para el tráfico de venezolanos, que intentan huir de la emergencia humanitaria compleja que vive el país caribeño.
Incluso, luego de la publicación del libro Periferias, que contiene este reportaje, se conoció que el Tren de Aragua controla puntualmente los pasos fronterizos desde el lado colombiano en Villa Rosario, mientras que el Ejército de Liberación Nacional (ELN) controla las trochas del lado venezolano. “Tal es el poder y la crueldad de esa organización criminal, que hoy domina varios puntos de Villa del Rosario (Norte de Santander), cobrando ‘vacunas’, comercializando armas, golpeando personas, amenazando, matando y desterrando gente. En fin, sus integrantes hacen lo que quieran, sin que alguien le pueda decir nada”, dice una nota periodística publicada en el medio colombiano La Opinión.
De igual manera, se identificó la presencia de esta agrupación en la frontera entre Arauca y el estado Apure, donde llegaron para disputarle a las Disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) los negocios ilícitos en esa frontera.
La banda también se dedica al tráfico de marihuana entre los dos países y al menudeo (venta al detal) de droga en la ciudad colombiana de Cúcuta, según refieren reportes oficiales de ambos gobiernos. La comercialización de cannabis sería uno de los negocios más importantes del Tren de Aragua. “Dominan el mercado de la súper marihuana, también conocida como ‘cripy’, en Venezuela y utilizan la salida al mar por el estado Sucre para traficarla hacia Trinidad y Tobago y otras islas del Caribe”, explicó el excomisionado Pedro González*, de la Policía de Aragua.
El informe de Transparencia Venezuela confirma los nexos con el narcotráfico. “Distintas fuentes corroboraron que en el estado Sucre, en pueblos como San Juan de las Galdonas, San Juan de Unare, Río Caribe y Güiria, entre otros, existen células delictivas del Tren de Aragua que controlan el narcotráfico y el contrabando por vía marítima hacia Trinidad y Tobago, y otras islas del Caribe”, dice el documento.
El comisario de la policía judicial relató que también han identificado la presencia de miembros del Tren de Aragua en Bogotá, donde la “megabanda” controla algunos locales nocturnos en zonas populares de esa ciudad. Allí organizan con frecuencia fiestas que cuentan con la animación de la vedette y Dj Jimena Araya, conocida como alias “Rosita”, quien estuvo relacionada con el “Niño Guerrero” y con otros miembros de la organización delictiva desde hace casi 10 años. “En las fiestas participan los miembros de la banda del penal de Tocorón. Son quienes venden droga y licores venezolanos”, precisó el funcionario policial.
Algunos carteles promocionales de estas “rumbas venezolanas” (como se le llama en las fiestas) se pueden encontrar en las redes sociales de la Dj Jimena Araya. En sus giras artísticas destaca su paso, casualmente, por países donde se ha identificado que hay actividad de la “megabanda”, como Colombia, Chile, Perú (de donde fue expulsada por sus presuntos nexos con la organización criminal) y Ecuador.
La presencia del grupo delictivo también fue identificada en Brasil. “Los organismos de seguridad brasileños informaron que había células del Tren de Aragua operando en Pacaraima, norte de Brasil, y que miembros de la banda estaban comenzando a crear células dentro del sistema penitenciario brasileño. Los medios brasileños señalaron que la banda había ganado control en el país con el tráfico de personas y la extorsión a migrantes venezolanos en la frontera”, dice un reporte publicado por la Fundación InSight Crime en diciembre de 2020.
Esta expansión parece lógica. Brasil comparte frontera con Venezuela, por el sur del país, en el estado Bolívar. Allí está ubicado uno de los mayores yacimientos de oro del mundo, conocido como el Arco Minero del Orinoco, donde opera una importante célula del grupo criminal, la banda de Johan José Romero, alias “Johan Petrica”, líder fundador del Tren de Aragua.
Este es, además, otro importante punto de salida de migrantes. Pero la relación con Brasil va más allá. Las autoridades del estado de Roraima han identificado el reclutamiento de más de 700 delincuentes venezolanos por parte del Primer Comando de la Capital (PCC), el grupo criminal más poderoso de Brasil. Se presume que muchos de ellos son miembros del Tren de Aragua.
Sin embargo, Perú fue el primer país de la región que experimentó las consecuencias de la llegada del Tren de Aragua. La detención de cinco de sus miembros cuando pretendían robar un banco en Lima, en 2018, encendió las alarmas de los cuerpos de seguridad de ese país. Luego vinieron las denuncias de secuestros, extorsiones y hasta casos de descuartizamiento de enemigos.
Las operaciones en la frontera entre Ecuador y Colombia
El centro de operaciones de la banda era el terminal terrestre de Tulcán, en la frontera entre Ecuador y Colombia. El sitio estuvo cerrado desde marzo de 2020, por la emergencia sanitaria que se declaró en Ecuador, pero el 14 de agosto volvió a ser punto de llegada y partida de autobuses. Las personas que perdieron sus empleos, sobre todo, venezolanos, encontraron en este sitio una forma de ganarse la vida, pero tuvieron que someterse a las extorsiones del Tren de Aragua.
«Respondí que no pagaría y que estaba cansado de pagar vacuna y que me extorsionen, por lo que uno que le decíamos ‘Viejo’ sacó a relucir una pistola que portaba en la cintura y me apuntó«. Esta es parte de la versión de Carlos*, otro venezolano que también fue víctima de la banda y usa un nombre falso para protegerse.
Los miembros del Tren de Aragua ingresaban a las oficinas de transporte para cobrar sus tributos a diario. Algunos pagos también se hacían en las inmediaciones de la terminal terrestre y en un restaurante a pocos metros de la puerta de salida de la terminal de autobuses donde encargaban la preparación de alimentos para los venezolanos que llevaban hacia Perú (en operaciones de tráfico de migrantes).
El dinero se entregaba a ‘El Loro’ a través de sus cobradores, los venezolanos apodados: ‘Flores’, ‘Renzo’, ‘Toñito’, ‘Guaidó’, ‘Terry’ y ‘Carapita’, quienes simulaban reuniones o conversaciones para receptar los cobros. En las declaraciones de testigos protegidos que constan en el expediente de la Fiscalía, se lee que un venezolano que se opuso al pago resultó herido en una pelea en las afueras de la terminal. El atacante supuestamente fue alias ‘El Loro’, quien apuñaló al comerciante en el abdomen. Estas denuncias motivaron el seguimiento policial que duró más de dos meses y acabó con la operación Perseo, según explicó Marco Sánchez, oficial de la Policía Judicial ecuatoriana.
La banda, además de la extorsión, se dedicaba también al tráfico de personas por los pasos informales que existen en la frontera entre Ecuador y Colombia, que se extiende por 224 kilómetros. Antes de la pandemia se contabilizaban 38 cruces, tras el cierre del Puente Internacional Rumichaca subieron a más de 50, según la información recopilada por la Brigada de Infantería Andes, que custodia el límite fronterizo.
Según la información policial, los delincuentes controlaban todo el corredor migratorio y transportaban a sus compatriotas desde territorio colombiano por los diferentes pasos informales hasta la terminal de Tulcán y desde este punto hasta Huaquillas, frontera con Perú. “El cierre del Puente de Rumichaca a causa de la pandemia ayudó en su cometido”, dijo el oficial de la Policía Judicial.
Extorsión, tráfico de migrantes y comercialización de marihuana son algunos de los delitos que se le atribuyen a los aprehendidos por los cuerpos de seguridad. Estos delitos y la forma de operar descrita por las autoridades de Tulcán coinciden con el perfil criminal que presenta la “megabanda” dentro y fuera de Venezuela.
La frontera porosa que comparten Ecuador y Colombia, pese al cerrojo por la pandemia desde marzo de 2020, permitió también el paso de alcaloides desde Colombia. En 2020, en el Carchi se decomisaron más de 11 toneladas de droga, de los que más de 10 eran solo de marihuana que había ingresado al país en transporte hormiga (pequeñas cantidades), luego se acopiaba en zonas del límite internacional y se trasladaba al interior del país. Estas cifras superan con creces los decomisos del año anterior a la pandemia, cuando se incautaron apenas tres toneladas de sustancias psicotrópicas, dos de ellas de cannabis.
La presencia del Tren de Aragua en la frontera entre Ecuador y Colombia ha levantado los recelos de otros grupos armados que pugnan por controlar el territorio. Al menos eso se puede concluir tras la circulación de un panfleto con las siglas de ‘FARC EP’ (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo) Segunda Marquetalia, el 31 de julio de 2021. No se ha confirmado la autenticidad del documento en el que se amenaza a tres venezolanos que serían parte de la agrupación Tren de Aragua y les dan plazo de 12 horas para dejar Ipiales.
La crónica policial ya registró el asesinato de un venezolano en un paso informal fronterizo en el lado colombiano el 30 de julio, y el cadáver de otro venezolano apareció en un paso fronterizo en Ecuador, el 2 de agosto. Ese mismo día en La Verbena, comunidad colombiana limítrofe con Ecuador, hubo un enfrentamiento armado que se saldó con la quema de un vehículo y una vivienda y un colombiano asesinado.
*Los nombres de las víctimas y los funcionarios de cuerpos de seguridad entrevistados para esta investigación fueron cambiados para garantizar su seguridad.
*Luego de la publicación del libro que contiene este reportaje, se conoció de la presencia de supuestos miembros del Tren de Aragua en otras localidades de Venezuela, Colombia y Chile. Sin embargo, es importante verificar que no se trata de grupos de imitadores.
**Este reportaje es parte del libro Periferias: crónicas del Ecuador invisible, una publicación de la Fundación Periodistas Sin Cadenas (FPSC) de Ecuador, presentada el 30 de septiembre de 2021. Runrunes lo reproduce con autorización de la editora