Reportajes y Especiales

“Un trabajador necesita mil dólares/mes para vivir”

30 de abril de 2022

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Los trabajadores en todo el mundo conmemoran mañana, domingo, el Día del Trabajador. Es una festividad universal que fue decretada en 1889 por la Conferencia Internacional de Trabajadores, reunida en París, para efectuarse el primero de mayo de cada año.

En Venezuela, el 1 de mayo es día feriado no laborable, decretado en 1945 por el entonces presidente de Venezuela, el general Isaías Medina Angarita.

Todas las personas tienen derecho al trabajo. (Cortesía/Contrainformación.es)

En este día, por tanto, la masa laboral del país, y en especial del Táchira, conmemora en medio de una crisis económica y social. Alberto Maldonado, presidente de la Federación de Trabajadores del estado Táchira, ofreció la panorámica desde su punto de vista, de la actualidad del trabajador.

— ¿Cuál es la situación actual del trabajador?

— Nosotros hemos venido haciendo estudios sociales dentro del marco de lo que es la actividad laboral y la defensa de los derechos fundamentales del trabajador. Hay que destacar algunos elementos que han formado parte y son responsables también de la destrucción sistemática del poder adquisitivo de los trabajadores. El concepto de “Es necesario acabar con la economía de las mayorías, para poder controlarla”, se instauró en el sistema político, que trajo como consecuencia un proyecto de llevar a los trabajadores a depender del Estado.

Pero eso no fue casualidad, explica Maldonado. Eso fue organizado, planificado, para poder apuntar a objetivos claros, que en ese momento eran las masas de trabajadores. Y si se les quita la autonomía económica a los ciudadanos, los hace dependientes. Eso lo hizo el modelo político que se instauró en 1999.

—¿Qué ha sucedido?

Pues que se ha deteriorado el movimiento sindical cetevista (de la Confederación Venezolana de Trabajadores, CTV), porque se le asfixió, se le cerró la vía de alimentación que era la actividad laboral y, con ello, el pago de las cuotas sindicales, con lo que los sindicatos se mantenían. Y al quitarle ese sustento, se viene a pique el movimiento sindical, en especial en los últimos siete u ocho años, que han sido devastadores, por la forma en que el gobierno ha puesto un cepo a la clase trabajadora, a la que ha llevado a ganar dos dólares al mes.

Dice el dirigente sindical que quienes ayer, hace 40 años, invirtieron su juventud trabajando para garantizar su vejez, hoy dependen de lo que le “regala” el gobierno. Transformó una clase trabajadora activa, productiva, que invirtió su fuerza vital a lo largo de esos años, para terminar siendo limosnero de un sistema político que lo empobreció.

Señala Maldonado que acabaron con las convenciones colectivas. ¿Cómo se discuten cláusulas sociales o económicas, en bolívares, cuando de hecho la nación está dolarizada, aunque no de derecho, y no hay forma alguna de discutirla? El Estado no dolariza de derecho, porque sabe que tiene una carga de 7.5 millones de trabajadores, de ellos 4.5 millones cesantes, que son jubilados y pensionados, y no tiene cómo pagar el salario en dólares.

Así, acabó con el “aparato” de mejoramiento progresivo de los trabajadores, pues si no hay contratación colectiva, no hay sindicato. De hecho, la razón de un sindicato, es tener la convención que le permita mejorar en cada discusión los beneficios que reciben los trabajadores. Y eso eran conquistas laborales, pues aquí, ni los políticos, ni los gobiernos ni los empresarios han regalado nada a los trabajadores. Todo ha sido producto de lucha constante, desde que nació el movimiento sindical. De esa forma, el Gobierno empieza a tener el control de las empresas: 580 empresas están en manos del Estado. Y son 580 empresas que están quebradas. Acabó con el aparato productivo, y con eso creó más pobreza y más dependencia al trabajador.

Más de un tercio de la población laboral

Indica el presidente de Fetratáchira que Maduro ofrece bonos, pero eso no es salario. Es limosna. El sistema político nuestro es el mayor sistema capitalista que hay en toda la América. Pero, hacia adentro, hacia la población, es un sistema comunista que asfixia permanentemente a la clase trabajadora. Entonces, ¿qué hemos perdido estos últimos años? Bueno, casi más de un tercio de la población laboral que ha emigrado, buscando mejores condiciones.

Sin embargo, hoy los venezolanos que están afuera son los nuevos esclavos del sistema laboral en el continente, porque en esos países no se le paga al venezolano migrante lo que se le paga al ciudadano de cada país, porque, simplemente, son utilizados como esclavos, por la explotación laboral que paga apenas un tercio del salario que ganan los nacionales de esos países. Y con eso, el venezolano allá tiene que costearse su vida, y lo poquito que pudiera quedarle se lo envía a la familia aquí, que también está sufriendo porque aquí no se detiene la inflación. Tú no puedes entender cómo es posible que en Venezuela una paca de harina PAN cueste ahora, casi dólar y medio, mientras que en Colombia cuesta 70 centavos de dólar, cuando allá hay un salario de 300 dólares, donde se pagan los servicios más caros del continente, o sea, ¿cómo se entiende que el mercado colombiano tenga productos de la cesta alimentaria que son más baratos que los del mercado venezolano, aun cuando en Venezuela se produce con muchos factores que influyen en el precio porque tienen muy bajo costo, como la electricidad, el agua, incluso los impuestos. ¿O sea, hay “facturas”?

El problema es político

Aquí también conspiran contra los trabajadores, contra la mayoría, las masas, porque la canasta alimentaria cuesta 450 dólares, y la canasta básica supera los 970. O sea, un trabajador necesita mil dólares/mes para vivir. Y, ¿cómo cambias esa realidad, esa tragedia sindical y laboral que oprime la clase trabajadora, a la que han llevado a los niveles de ser mendigo ante el patrón?

Pero esto, es un problema político. No es un problema económico ni social. ¿Y cómo superar eso? En todos los países se resuelve de una sola forma: Con el voto secreto, directo y universal, se cambian los modelos. ¿Y en Venezuela por qué no se ha cambiado el modelo? Bueno, porque hay una oposición que no quiere ser gobierno, que es más aliada del gobierno, que adversaria, lo que ha traído como consecuencia que ellos también forman parte del control de las masas, de la destrucción del aparato productivo.

Trabajadores y empresarios

¿Cómo mejoramos? Se pregunta Maldonado. Esto ya es un problema de los trabajadores. Y de los empresarios. Los únicos que pueden dar la batalla y hacer la guerra para poder cambiar el modelo político, es el trabajador y el empresario. El trabajador dentro de la CTV, y el empresario dentro de Fedecámaras. No que nos digan cómo hacer un golpe de Estado, no. Nosotros no somos golpistas. Solo queremos un mejor porvenir para los trabajadores, recuperar el aparato productivo, agarrar las 580 empresas improductivas que tienen quebradas, y dárselas a la empresa privada, que es la única que puede garantizar mejores condiciones para los trabajadores y para el país. O sea, tenemos que generar riqueza y a eso no podemos tenerle miedo. En fin, esto es un problema de nosotros, y lo tenemos que resolver los trabajadores, los empresarios y todos los venezolanos.

Indica Maldonado que la sugerencia es organizarnos, pero diciéndole la verdad a la población. Los ciudadanos no pueden esperar que venga un mesías. Y para eso existen las asociaciones, los gremios. Lo que pasa es que el sindicalismo ha sido utilizado como herramienta de proselitismo político, y no de lucha social. Es un movimiento pluralista, no es partidista.

Fetratáchira no es apéndice de ningún partido, es una institución que obedece a los trabajadores de todas las corrientes políticas. Eso es un sindicalismo pluralista, donde no importa qué candidato apoya cada uno, sino que cuando gane el que gane, entonces nos reunimos todos para buscar las mejoras para los trabajadores.

¿Cuál es la realidad del movimiento sindical?

En estos momentos hemos perdido casi 70 % de los sindicatos, a escala nacional. De 8 mil sindicatos que había, afiliados a la CTV, hoy solo tenemos unos 800 en el país. Y también pasa en el Táchira. Esta Federación tenía cerca de 42 sindicatos afiliados. Hoy, escasamente tenemos 16. Y de los 16, casi 50 % está ilegítimo ante el ministerio del Trabajo.

¿Hoy, qué espera el movimiento laboral para mejorar?

Nosotros aspiramos como como movimiento sindical tachirense, explica Maldonado, para poderlo en el ámbito regional, la reactivación del sistema binacional de relaciones, que se abra la frontera para que se reactive el aparato productivo en todo el Táchira. Igualmente, esperamos la recuperación de la vialidad regional, como herramienta básica para mejorar la movilidad en el estado hacia las fronteras con Mérida y Barinas, así como a la frontera, por San Antonio y Ureña.

A nivel nacional, aspiramos nosotros que la CTV entre en el camino de la legitimación. Tenemos cuerpo, pero no tenemos cabeza. La CTV hoy no tiene presidente, ni secretario general. Está acéfala. La mayoría de sus miembros, electos en 2001, unos han muerto, otros lamentablemente abandonaron. O sea, tenemos una central obrera que no tiene representación ni siquiera en la OIT.

Humberto Contreras

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