Al finalizar la misa con motivo del Día del Médico, celebrada en la Catedral de San Cristóbal, Omar Vergel, director de Médicos Unidos de Venezuela en Táchira, dirigió a los presentes unas emotivas palabras alusivas a la situación actual que padece el gremio en el país.
Hizo memoria de la persona a cuyo día de natalicio se debe la efeméride nacional, José María Vargas, un ejemplo intelectual y de vida, como catedrático, filósofo, escritor, investigador y político.
—Pudieron sacar su apellido del nombre de su estado, pero jamás de nuestros corazones. Hoy honramos los médicos venezolanos su legado, y qué gran ejemplo nos dio— afirmó Vergel.
El orador de orden consideró que la profesión médica se está ejerciendo en medio de una de las peores crisis morales, en la que cada venezolano está en “modo de supervivencia”.
—Bendigo nuestra profesión, nuestra carrera, por más difícil que sea ejercerla en medio de esta emergencia humanitaria, con salarios de hambre, con un sistema de salud en las ruinas; pero más preocupante. con nuestras aulas mater en deterioro. comprometiéndose la formación de nuestras generaciones de relevo— aseveró Vergel.
En su concepto, el ser indiferentes al sufrimiento del venezolano, de alguna manera, nos hace cómplices de la situación actual.
—Nos hemos olvidado de una de las tantas enseñanzas de nuestros padres, como lo es la solidaridad. Ahora tratamos de mirar a otro lado, ante un venezolano que busca comida en la basura, ante el niño que deambula en la calle con claros signos de abandono y desnutrición; ante ese gran número de hombre y mujeres que dieron tanto a esta patria y ahora tienen que decidir entre alimentarse y comprarse el medicamento que necesitan. El desviar la mirada ante eso, nos hace cómplices, nuestra responsabilidad como ciudadanos es enorme, ya que somos los responsables del cuido de las futuras generaciones. Les pedimos que hagamos un acto de reflexión, para descubrir dónde nos perdimos y rescatar las buenas enseñanzas— añadió.
Se mostró esperanzado en los tiempos por venir, pues “habitamos una tierra aún poseedora de grandes riquezas”.
—Convencidos de que vendrán tiempos mejores, sigamos construyendo sobre las ruinas, en medio de un país sembrado de petróleo, uranio, de oro, de agua, de tierra, de luz. No podemos rendirnos, no podemos conformarnos con la miseria. Esta profesión no nos hace mejores; pero sí nos hace diferentes, porque nuestro trabajo consiste en salvar vidas— resumió Vergel. (FOD)