Internacional
A las puertas de la embajada de Ecuador en Bolivia ecuatoriano en huelga de hambre presiona por justicia
1 de septiembre de 2019
El próximo 8 de septiembre, el ecuatoriano Jesús Vélez Loor, cumplirá dos meses en huelga de hambre frente a la embajada de Ecuador en Bolivia, sin que nadie haya dado respuesta a sus peticiones.
Su salud se deteriora con el pasar de los días. Ya está a punto de cumplir dos meses en huelga de hambre en demanda de justicia y de que sus derechos como ciudadano ecuatoriano, sean restablecidos. Con su ropa enmugrecida por el tiempo, su higiene personal abandonada desde hace 58 días (hoy 1º de septiembre), Jesús Vélez Loor, un ecuatoriano que hace varios años fuera víctima de represión, injusticia y tortura, tanto en Panamá como en su propio país, yace en protesta a las puertas de la Embajada de Ecuador, en La Paz- Bolivia, pero su apagada voz no ha sido escuchada aún, como tampoco han querido tomar en cuenta su evidente presencia, en la acera de enfrente.
Torturado y vejado
En 2002, cuando Vélez, agobiado por una economía venida a menos tras congelamientos de los fondos bancarios y la transición del sucre al dólar, decidió viajar vía terrestre a los Estados Unidos, en razón de que sus negocios (compra-venta de vehículos usados y ganadería) habían colapsado, no imaginó que su viaje se transformaría en una pesadilla. En Panamá fue detenido, torturado y condenado a dos años de prisión tras ser acusado, sin pruebas, de tener vinculación de las FARC (guerrilla colombiana); además, lo señalaron de ser peligroso para el orden público y de tener un supuesto visado falso.
“Me rompieron el cráneo, me colgaron de mi brazo derecho a un poste, con los dedos de mis pies apenas rozando al suelo. Fui condenado por la directora de Migración, nunca vi un juez ni existió el debido proceso. El 10 de septiembre de 2003, después de una tortuosa estadía en diferentes prisiones de Panamá, fui deportado a Ecuador, llevando conmigo profundas secuelas del horror vivido”, contó Vélez.
En mayo del 2004 –continuó su relato- nuevamente fui detenido en mi propio país, por no portar en ese momento, mi cédula. Tras discutir con los uniformados, éstos me apresaron, me jalonearon del brazo ya lesionado en Panamá, y a punta de golpes y empujones me llevaron a un cultivo de caña de azúcar, donde me torturaron utilizando una toalla mojada con diesel, que me metían en la boca, dañando mi caja torácica. Fui encarcelado injustamente, y poco después de una semana, fui liberado, casi moribundo.
Añadió que en febrero de 2005 fue “plagiado y torturado con quemaduras de cigarrillo en todo el cuerpo por policías privados contratado por el entonces alcalde de Guayaquil Jaime Nebot Saadí. Fui retraumatizado, revictimizado, y se profundizó en la tortura, abrieron las heridas que ya acarreaba. Por denunciar, fui perseguido, amenazado de muerte, y toda esta situación me llevó a denunciar ante Amnistía Internacional, a lanzar una acción urgente que fue escuchada; hubo una resolución, pero que el alcalde Nebot no respetó. En febrero de 2006 di una entrevista al periodista José Luis León, locutor de Radio Minutera y Radio Z, y pocos días después de esa entrevista, el periodista fue asesinado a tiros”, contó.
Amnistía Internacional ayudó a Vélez a salir de Ecuador, y en busca de refugio, ingresó a Bolivia. Desde allí, el ecuatoriano entabló una demanda contra Panamá y Ecuador, llevando a ambos gobiernos a juicio. En 2010, la Comisión Interamericana condenó al Estado Panameño, en tanto que el Estado ecuatoriano, se abstuvo de responder a los requerimientos que le hizo dicha instancia, dando paso con esa actitud, a un retraso de casi una década; sin embargo, en 2017 la CIDH dictó una resolución donde le pidió a Ecuador dar una solución por la vía amistosa, y en esta oportunidad, también se negó a mostrar su voluntad política para resolver el caso, que ya se encuentra en Etapa de Fondo.
Casi dos meses en huelga de hambre
La condena para el Estado ecuatoriano sería grave, si así lo determinaran en la Comisión Interamericana. Alega Vélez además que en ese país, los medios callan, prefieren no dar cobertura a su caso, y que Bolivia, pese a que algunos han reseñado su caso, lo que le está pasando pareciera no ser noticia, aunque sí ha recibido la solidaridad y apoyo de sus habitantes.
“Ecuador no ha tenido la voluntad política de darle solución al caso. Y por eso tomé la dura decisión de hacer una huelga de hambre en la embajada de Ecuador en Bolivia. A esto se suma que tengo un hijo con una enfermedad llamada Trombocitopenia y que en Bolivia, no tiene tratamiento. El Estado ecuatoriano hasta la fecha no se ha pronunciado, y yo seguiré en protesta, pese a mi critico estado de salud y el frío de 4 grados bajo cero, que en estos momentos hay en La Paz”.
Sólo pide poder regresar a su país
La prioridad ahora para el ecuatoriano es que se le permita poder regresar a su país, transitar por él, salir y entrar como un ciudadano más; es decir que se le levanten las sanciones que le fueron impuestas, y que ese Estado se someta a cumplir lo antes posible, a lo que pidió la Comisión Interamericana, la búsqueda de una solución amistosa.
No sólo el bienestar y vida de Vélez están en peligro, su hijo de 9 años que se encuentra en Ecuador y padece una afección que le origina la disminución en la cantidad de plaquetas circulantes en el torrente sanguíneo, muy por debajo de los niveles normales, necesita de la atención de su padre y también de un tratamiento médico. Es por ello que desesperado, tomó la drástica decisión de apostarse frente a al embajada, el 8 de julio.
De acuerdo a médicos de la organización ITEI, Vélez requiere urgente atención médica, pero esto sólo sería posible si lograra cuanto antes que Ecuador repare todos los daños causados. Sólo así levantaría la protesta que a casi dos meses de iniciarla, está poniendo en riesgo su salud.
Miembros de la Cruz Roja son los que han estado al pendiente de la salud de Vélez Loor, quien ha venido sufriendo algunos quebrantos, debido precisamente a la huelga de hambre que mantiene desde el 8 de julio, en procura de justicia.